Alberto Fernández se queja en privado de que algunos gobernadores le exigen vacunas y recursos contra la pandemia pero no ponen la cara a la hora de tomar medidas para frenar la circulación del virus.

El presidente apunta especialmente a Horacio Rodríguez Larreta y Juan Schiaretti, que gobiernan dos de los distritos con mayor suba de contagios en los últimos días. La Ciudad rozó los 1000 casos el domingo y Córdoba los 500.

Como anticipó LPO, en el Gobierno reconocen que no tienen margen para imponer otra cuarentena porque buscan proteger la recuperación económica.

Esa barrera, además de social y económica, es política y quedó demostrada este lunes cuando tanto Larreta y Gerardo Morales, de la oposición, y Omar Perotti, del oficialismo, se negaron a adherir a las medidas anunciadas por Santiago Cafiero y Carla Vizzotti en la noche del domingo, cuando definieron que los trabajadores de la administración pública nacional deberán hacer teletrabajo al menos hasta que pase Semana Santa.

Más allá de estos actos de rebeldía, en el Ejecutivo no quieren frenar la producción, la industria y el campo, que están teniendo índices de recuperación. Pero sí quieren que los gobernadores restrinjan la nocturnidad, como anunció este lunes el mandatario de La Rioja, Ricardo Quintela.

La Rosada no quiere tomar esa decisión a nivel nacional para que no recaiga de lleno en Alberto Fernández el costo de limitar la actividad gastronómica y comercial, dos sectores de los más golpeados durante el año pasado.

Así como Quintela anunció medidas restrictivas para su provincia, el presidente quiere que las medidas, por más que sean sugeridas por la administración nacional, sean anunciadas por cada gobernador.