El gobernador Alperovich trabaja fuerte mientras Manzur duerme en su Qunita

El gobernador Alperovich trabaja fuerte mientras Manzur duerme en su Qunita

Juan Manzur asumió hace una semana, pero José Alperovich continúa gobernando Tucumán.

Será el mandatario a cargo hasta 2019, cuando Manzur le reintegre apenas la formalidad de la banda y el bastón, a menos que Sopita se despierte antes.

Los controles del poder hoy siguen estando en las manos del mismo hombre que manejó Tucumán a su antojo durante los últimos 12 años. 

El triste Manzur demora la toma de decisiones y sólo atina a mirar cómo Alperovich le nombra funcionarios clave, le toma la mesa directiva y el bloque de la Legislatura, se reúne con José López y funcionarios nacionales para planificar obras públicas, y arma reuniones todos los días con dirigentes del PJ anunciando su vuelta dentro de cuatro años.

El Zar se mueve con la excusa de querer ayudar a Scioli. En realidad, ya olfatea la victoria de Macri y está apostando a una mala performance del motonauta en Tucumán, que aísle aún más al débil Manzur.

Con el PRO en la Casa Rosada, Alperovich cree que podrá tener mayor protagonismo y posibilidad de negocios jugosos con los votos en el Senado peronista. Entretanto, disimulará haciendo aspavientos para “ayudar a Juan”.

En realidad, quiere cercarlo. “Cuantos más problemas le surjan, mejor, porque lo tendremos más quietito y obediente”, dicen en la familia Alperovich, mientras se aprestan a retomar el control de su taxi aéreo sanitario. 

Manzur viene muy golpeado y no logra oxígeno. Ni siquiera puede vivir tranquilo en su mansión, por la animadversión de los vecinos, y está pensando en mudarse.

Es ilegítimo para la mitad de los tucumanos, que directamente lo odian, por más que intente hacer algún discurso con propuestas que nadie escucha. A nivel nacional, lo único que trascendió en los medios nacionales de su ceremonia de asunción fue el escándalo de los 13 jets de los magnates árabes del PJ.

Lo más grave es que tiene cero inserción política, y por eso está en las manos de Alperovich. 

Creyó que podría lograr algo de gobernabilidad armando una estructura de apuro, apoyándose sobre una supuesta alianza entre Osvaldo Jaldo y el “Gallego” Ruiz Olivares.

Falto de experiencia y reflejos para tratar con los muchachos, el inocente Juan tarde se dio cuenta de que el compañerito Osvaldo era un quintacolumna de José ("el mejor gobernador de la historia", según el tranqueño). 

Como eximio torero peronista, Jaldo se hizo a un lado en el momento más oportuno y ya dejó la Legislatura completa en manos de Alperovich. El Gallego calificó de "negro traidor" al maltrecho Sopita, y prometió venganza.

Enseguida, Jaldo se dedicó a terminar de fulminar al Gallego (y condicionar los bolsillos de los nuevos legisladores), a través de una efectiva operación mediática concentrada sobre las indecorosas valijas de la Legislatura. 

De paso, las esquirlas también hieren a Manzur, responsable directo de los millones de pesos ilegales que circulaban por la avenida Sarmiento, aunque nunca se podrá probar que un tercio de los billetes eran desviados hacia la 25 de Mayo y San Martín.

El gran beneficiario Alperovich, otra vez, escapa ileso. Y hasta se da el lujo de imponerle a Manzur a sus cajeros favoritos, como Cacho en la Caja Popular, el Ratita en la Vivienda, Calvo en la SAT, la Caro en Gobierno, y Acevedo en Interior, entre otros multimillonarios.

Como lo hizo en el final del gobierno de Julio Miranda, José manejará desde afuera, recogiendo todos los beneficios y dejándole los costos a Sopita.

A modo de “bonus”, papi le obsequió una dirección con recursos abundantes a la trabajadora Sarita. Manzur se enteró por CONTEXTO.

“Ahora le están preparando otra Qunita para dormirlo al pobre Juan”, se ríen los alperovichistas. “Pero no somos nosotros”, aclaran. 

El miércoles 18, Manzur tiene que declarar por corrupción en los tribunales federales de Comodoro Py, en el barrio porteño de Retiro. El juez federal Claudio Bonadío, largamente humillado por el kirchnerismo, lo espera con un formulario de procesamiento en el escritorio.

El fin de ciclo agarra mal parado a Sopita y (como ocurrió siempre desde la lejana quiebra del Banco NOAR o la caída de De la Rúa) encuentra a Pepe Alperovich lejos de la hoguera y recaudando fuerte...

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