Las falacias de la reforma laboral y la cuestión del trabajo

Las falacias de la reforma laboral y la cuestión del trabajo

Estamos en presencia de una ofensiva ideológico-política que pretende  responsabilizar a los “excesivos” derechos de los trabajadores y trabajadoras de los problemas de empleo. Una campaña menemista contra la clase trabajadora. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de “La Izquierda Diario” que se emite los
jueves de 22 a 24 h por Radio Con Vos, 89.9.

Por: Fernando Rosso.

- Cuando terminaba la primera etapa de la campaña electoral hacia las primarias, los referentes de Juntos por el Cambio introdujeron el tema de terminar con las indemnizaciones como parte de las reformas laborales presuntamente necesarias para la creación de empleo. Incluso Martin Lousteau presentó un proyecto en ese sentido y, bueno, es parte del discurso de Javier Milei, José Luis Espert. 

- ¿En qué se basan para intentar demostrar que estas medidas que beneficiarían a una minoría, en realidad son propuestas que favorecerían a las grandes mayorías? Bueno, en que hay un 50 % de trabajadores precarizados, que están en la informalidad o que están desocupados. Entonces, ¿cuál es la operación ideológica?: Que vos, que estás en esa situación, no podés acceder al “mercado laboral” por dos razones: porque no tenés competencias (saberes propios o formación) y/o porque hay otros u otras que tienen demasiados derechos que hacen más “rígido” el mundo del trabajo. 

- Como todas las falacias o las mentiras, para que sean efectivas, contiene medias verdades. Es cierto que existe un continente de precarizados, es verdad que desde hace mucho tiempo los gobiernos y los dirigentes sindicales impulsaron o permitieron el despojo de derechos en un amplio sector de la clase trabajadora, también es cierto que este tipo de convenios no significan un peligro del futuro: para muchos y muchas es una realdad del presente. Pero, no es verdad que profundizando estas tendencias se solucione el problema. 

- Es una campaña clásicamente menemista para crear un clima, un sentido común que podría sintetizarse en: no se genera empleo por los costos laborales, por eso hay que terminar con los convenios o avanzar en flexibilizaciones. 

- Veamos algunos datos sobre uno de los esquemas que se presenta como “modelo”: el de la industria de la construcción que tiene un sistema de “autoindemnización” cuyas cargas recaen sobre el trabajador. El abogado y coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, Luis Campos hizo un hilo de tuits en el que refuta la idea de que reemplazar la indemnización por un seguro similar a la libreta de desempleo de la industria de la construcción redunde en una mayor creación de empleo formal y ofrece algunos datos:

- En los últimos 13 años la industria de la construcción no creó más empleos que el resto de las actividades. Hasta antes de la pandemia venían relativamente parejos, después de la pandemia la construcción quedó muy abajo. O sea, la existencia de un esquema flexible de terminación del contrato de trabajo no condujo necesariamente a un crecimiento diferencial del empleo registrado.

- Pero hay más: el despido libre permite que los empleadores ajusten rápidamente a la baja en contextos de crisis económica. La velocidad de la destrucción del empleo en la construcción fue mucho más rápida que en el resto de las ramas durante las crisis de 2009, 2012, 2016 y 2019/20.

- La flexibilización del despido tampoco conduce a un incremento de la formalidad: en la industria de la construcción el 60% de los asalariados no tiene aportes jubilatorios y es el tercer sector con mayor trabajo no registrado del país, solo superado por los sectores de trabajo en casas particulares y en el campo.

- También Juan Graña (investigador del Conicet y de AGD UBA) dice algunas cosas interesantes en una entrevista que se publica por estas horas en el suplemento Ideas y Universidad de La Izquierda Diario: menos indemnizaciones o contribuciones patronales no generan más empleo; el crecimiento del empleo está atado al ciclo económico; en los noventa con retroceso de derechos no hubo generación sustancial de empleo, el que se creó fue precario; que el crecimiento posterior del empleo desde 2003 fue producto del ciclo económico y con las leyes actuales; la indemnización justamente tiene el rol de sostener el empleo en época de crisis para que no sea más barato despedir que mantener al trabajador, mientras que el nuevo criterio que se va imponiendo es que el trabajador tenga algo de plata para tirar cuando lo despiden. 

- Y una última cuestión que es muy importante: la desconexión entre formales e informales no es completa, en tanto que se mantiene la brecha de ingresos, los informales logran mantener el ritmo de ingresos de los formales, pero si les quitan derechos a los formales cae la capacidad de defensa de los ingresos del conjunto de la clase trabajadora. “El entramado institucional de derechos laborales no es un beneficio para algunos a costa de otros”, dice textualmente. 

- No es nuevo este discurso, lo escuchamos cuando se aplicaron las contrarreformas laborales y las privatizaciones bajo el menemismo (por eso digo que es una campaña menemista), pero también en experiencias internacionales como la Ronald Reagan en Estados Unidos y la de Margaret Thatcher en el Reino Unido: el otro día estaba buscando una cita la de las memorias de Thatcher que recordaba que hablaba del poder; entonces en la versión digital puse “poder” en el buscador y en el 90 % de las apariciones hacía referencia al “poder sindical”, al “poder gremial”; al “poder de los sindicatos”; al “poder de tal cual dirigente sindical”. Es decir, se hablaba del poder vinculado a las organizaciones que se habían dado los trabajadores históricamente para defenderse del poder. 

- Una de las primeras medidas de la dictadura cívico militar fue atacar la legislación laboral; el menemismo completó esa tarea, la Alianza hizo lo suyo; ningún gobierno posterior retrotrajo cada una de esas conquistas del empresariado. Y así estamos. Hay que cambiar la lógica discursiva de la derecha: que no pierdan derechos los que aún los mantienen, sino que los recuperen quienes están en la informalidad o precariedad para que ganemos todos y todas.

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