¿El FMI le exigirá al Gobierno un salto del dólar?: revelan cuál es la decisión final que tomó el organismo

¿El FMI le exigirá al Gobierno un salto del dólar?: revelan cuál es la decisión final que tomó el organismo

El hecho de que el Banco Central pierda reservas mes tras mes hace inviable la estabilidad cambiaria. ¿Qué definió el Fondo sobre este tema?

La definición de Luis Cubbedu, jefe de la misión del Fondo Monetario, llevó tranquilidad y llenó de optimismo a Martín Guzmán y a su equipo más cercano. El mensaje concreto fue que el FMI no le va a pedir una devaluación al Gobierno como condición para refrendar un acuerdo. "Para nosotros, el tipo de cambio (oficial) no está apreciado", aseguró Cubbedu.

Guzmán estaba convencido de que esa era la postura de los negociadores del FMI. La diferencia, ahora, radica en que seguramente esa visión se divulgará entre consultoras de la City y bancos locales -también entre poderosos fondos de Wall Street-, desde donde hace varios meses especulan con que el Fondo obligaría a Economía a unificar el tipo de cambio antes de cerrar trato con la Argentina.

Para el ministro de Economía, que se ventile esa posición del organismo en medio de las negociaciones resulta clave para alinear las expectativas y evitar que -como sucedió en los últimos meses- desde los centros financieros se instale como verdadero un escenario que el Gobierno no está dispuesto a aceptar.

Guzmán convenció a Alberto Fernández de que en la Argentina no hace falta un salto del tipo de cambio. Básicamente porque la actual paridad de $81 en el canal mayorista luce competitiva en términos históricos.

Sin embargo, el hecho de que el Banco Central pierde reservas mes tras mes -con una brecha entre el dólar oficial y las cotizaciones alternativas que en algún momento superó el 100%- hace inviable la estabilidad cambiaria.

El ministro observa con cierto optimismo que la brecha ya haya bajado del 80% porque confía en que, tras el acuerdo con Washington, podría achicarse aún más, al 50% o 60%.

Hay dos cuestiones que Cubbedu cree que son claves para que se mantenga la relativa calma cambiaria: una, que el Gobierno logre más acuerdos sectoriales que le aseguren el abastecimiento de divisas durante 2021. Del tipo que se acaba de rubricar con las petroleras en el marco del Plan Gas, que le permitirá a la Argentina un importante ahorro de dólares.

Guzmán convenció a Alberto Fernández de que en la Argentina no hace falta un salto del tipo de cambio.

El jefe de la misión no lo dice abiertamente, pero confía en que Economía busque acuerdos con el sector minero y también con las cerealeras y los productores agropecuarios, que aseguren un abastecimiento fluido de divisas hacia el mes de marzo, con la cosecha de la soja.

Guzmán, hasta el momento, se mostró reacio a un pacto audaz con el "campo", algo que quedó a la vista con el acuerdo que bajó tres puntos las retenciones durante un mes, que no tuvo el efecto esperado.

El ministro aceptó que "la brecha es un tema que nos ocupa porque los mercados paralelos generan expectativas y el contado con liquidación es también un mercado, existe, no lo podemos negar, pero debemos hacer que no sea tan volátil", sostuvo Guzmán.

Guzmán está convencido de que las expectativas juegan un rol clave en el mercado cambiario. Y busca persuadir a los economistas locales y a Wall Street que en la Argentina no hace falta una devaluación disruptiva. Por eso cree que es clave este respaldo del Fondo Monetario.

Y por eso mismo, él en persona se reúne con los empresarios para convencerlos de que es posible fabricar un "puente" hasta marzo hasta que lleguen los dólares del campo. "Acá no habrá ninguna devaluación. La brecha cambiaria está estabilizada y cuando se cierre el acuerdo con el FMI se reducirá a niveles tolerables", les dijo el ministro días pasados a la cúpula de la Unión Industrial.

El FMI quiere ajuste

La otra cuestión relevante, desde el punto de vista del FMI, es que el ministro logre un ajuste fiscal más relevante del que se aprobará en el Congreso, y que contempla un déficit fiscal de 4,5% del PIB.

"No hay más espacio para financiar al fisco con emisión monetaria", desliza el economista venezolano cuando le preguntan sobre esa cuestión.

Una de las hipótesis que manejan en Washington -en donde ya se encuentra el equipo de Finanzas de Economía para avanzar en cuestiones técnicas de ese área- es que el Gobierno logre achocar el rojo de las cuentas públicas mediante una mayor recaudación impositiva mientras mantiene a raya el gasto público, sin que eso implique un ajuste adicional al ya anunciado.

Según la mirada del FMI, si el Gobierno hace un mayor recorte del gasto, la brecha cambiaria se hará más manejable

Una de las cuestiones que seguramente tomará en cuenta la misión del FMI es que la recaudación del denominado "impuesto a la Riqueza" no entró en los cálculos del déficit fiscal del año que viene. Es decir: si efectivamente ingresan al fisco los $300.000 millones que se esperan recaudar, una parte de ese monto podría achicar el margen del déficit.

La otra variable que jugará, creen en Economía, refiere a la mayor recaudación que tendría la AFIP en caso de que, como se espera, la actividad siga mejorando en modo post pandémico, y ya con una vacuna contra el Covid-19.

¿Habrá fondos frescos del FMI con el acuerdo?

En sus últimos contactos, Cubbedu dejó en claro que el organismo tiene poco espacio para enviar nuevos fondos a la Argentina, más allá de una refinanciación de los próximos (e impagables) vencimientos.

Hay una ventana que deja abierta el FMI: la posibilidad de que sean los otros organismos internacionales los que habiliten el envío de dólares contantes y sonantes. En la visión del Fondo, tras la firma del acuerdo, tanto el BID como el Banco Mundial podrían acelerar nuevos pactos con el país que permitan la inyección de dinero.

En el mejor de los casos, no obstante, serían fondos limitados, atados a proyectos puntuales con desembolsos pautados año tras año.

Respecto de lo que pueda aportar el propio FMI, Cubbedu es muy claro cuando habla de la cuestión. "No tenemos demasiado margen" después de haber aportado un préstamo récord en 2018-2019, que ahora el organismo quiere cobrar.

Ni en el equipo económico le ponen demasiadas expectativas a ese punto. Los funcionarios, en estricta reserva, mencionan que el aporte -llegado el caso- podría ser entre u$s3.000 millones y u$s5.000 millones. Está claro que no se trataría de un monto que vaya a cambiar la ecuación ni la expectativa del "mercado".

Por eso mismo, hoy toda la energía está puesta en lograr un acuerdo lo antes posible. ¿Cuándo sería? "El timming lo maneja el Gobierno", manifiestan desde el Fondo cuando se les consulta.

"Estamos en una etapa preliminar de las negociaciones", definen desde la misión, en un intento por bajar las expectativas. Eso sí: los técnicos, desde Washington, desalientan la versión de que el acuerdo está atado a la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca.

Eso sí: el contacto de Alberto Fernández con el presidente electo de los Estados Unidos fue analizado como un punto positivo y relevante en la marcha del escenario financiero.

El desafío está a la vista: el Gobierno tiene que convencer de que aparezcan las divisas que aseguren el tránsito hacia el Otoño, que en términos cambiarios podría transformarse en un verdadero veranito si todo sale bien y no hay una devaluación. Ahora, al menos, sabemos que el Fondo no lo pone como condición para el próximo acuerdo.

Comentá la nota