Ni un día más: Europa le pone plazo a la propuesta de Grecia sobre su deuda

Ni un día más: Europa le pone plazo a la propuesta de Grecia sobre su deuda

 Grecia tiene cinco días para evitar la quiebra. Los líderes europeos acordaron ayer al gobierno griego de Alexis Tsipras plazo hasta mañana para presentar un texto de síntesis que será estudiado en una cumbre de los 28 países de la Unión Europea (UE) convocada para el próximo domingo.

 Esa propuesta incluirá, casi con seguridad, la cuestión de la deuda, tema hasta ahora tabú para los acreedores.

Ese cónclave de la última oportunidad decidirá, en definitiva, si Europa sostiene financieramente a Grecia o la abandone a su suerte.

Así lo decidieron los jefes de Estado y de gobierno del Eurogrupo, reunidos anoche en Bruselas en cumbre extraordinaria y con la participación de Tsipras, que volvía a Bruselas fortalecido por el apoyo masivo de los griegos en el referéndum del domingo. Las sorpresas habían comenzado por la mañana, cuando los ministros de Finanzas del Eurogrupo esperaban que su flamante par griego, Euclides Tsakalotos, llegara con nuevas propuestas concretas y éste sorprendió a todos al aparecer con las manos vacías.

"No es fácil de explicar. Tenemos una lista de reformas y estamos discutiendo sobre esas bases", respondió Tsakalotos cuando se le preguntaron las razones de esa decisión.

La audacia de Tsipras responde al parecer a su voluntad de evitar que la lógica de la técnica financiera se vuelva a imponer en esta nueva etapa de negociaciones. "El premier no tiene intenciones de firmar un texto técnico antes de haber obtenido un compromiso sobre la deuda", explicó uno de sus colaboradores.

Ese compromiso, en efecto, sólo puede ser asumido a nivel político por los jefes de Estado y de gobierno, que podrían haber admitido anoche la legitimidad de los argumentos de Tsipras. Por esa razón también, Atenas anunció su intención de presentar un pedido de ayuda más completo al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MES), que incluirá sin duda una reestructuración de la deuda, que asciende a 320.000 millones de euros.

"La apuesta del premier fue doble: por un lado el Eurogrupo se vio en la incapacidad de dar su opinión por la mañana. Por el otro, los líderes tampoco pudieron discutir sobre elementos técnicos por la tarde", precisó un funcionario europeo.

Atenas debería solicitar un nuevo plan de ayuda por dos o tres años y un crédito puente respaldados por bonos emitidos por el Estado griego, que serían comprados por el Banco Central Europeo (BCE). Ambas medidas requerirán como contrapartida impopulares reformas y recortes internos de gastos. Evidentemente, esa maniobra puede fracasar. Sin embargo, "¿cómo imaginar que un gobierno que acaba de ser apoyado por el 61,3% del electorado llegue a negociar más sacrificios sin hablar de reestructurar la deuda?", señaló Alexis Papachelas, analista del diario ateniense Kathimerini.

En todo caso, el humor de sus socios europeos no se presta, por el momento, a la conciliación. Desde su llegada a la cumbre de la zona euro, convocada con urgencia tras el no de los griegos a las propuestas de sus acreedores, Angela Merkel advirtió que "nada permitía hasta ese momento reabrir las negociaciones" con Atenas. "La supervivencia financiera de Grecia no se cuenta en semanas, sino en días", declaró.

En Alemania, las presiones son extremadamente fuertes para que la canciller no ceda ante Tsipras, mientras Atenas excluya todo aumento de impuestos, una reducción de las jubilaciones y la reforma laboral. Todos esos puntos estaban sobre la mesa la semana pasada, antes de que expirara el programa de ayuda.

"Es esta semana cuando deben tomarse las decisiones", subrayó el presidente francés, François Hollande, que solicitó al gobierno griego precisar su solicitud lo antes posible.

Los bancos griegos permanecieron ayer cerrados y el feriado bancario continuará por lo menos hasta hoy. Sin embargo, en plena temporada turística, lejos del frenesí político de Bruselas, Atenas no daba muestras de inquietud. Los comercios abrieron como siempre, los hospitales funcionaban normalmente, los mercados siguen aprovisionados y los restaurantes, llenos. Único signo de crisis: las largas colas de gente esperando para retirar los 60 euros autorizados de los cajeros automáticos.

Por esa razón causó enorme sorpresa en este país el anuncio lanzado en Bruselas por dos de las personalidades más severas con Atenas -el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schultz, y el vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel- sobre el posible envío de ayuda humanitaria.

"Esos anuncios alarmistas forman parte de la intensa campaña de propaganda lanzada desde hace unos días por los sectores más duros del bloque. Anteayer dijeron que los bancos estudiaban una retención del 30% sobre los depósitos de los ahorristas", advirtieron fuentes del gobierno en Atenas.

Todos saben, sin embargo, que -a falta de ayuda de urgencia- Grecia podría quedarse sin liquidez rápidamente y sería incapaz de hacer frente a los próximos compromisos. El más urgente vencerá el 20 de julio, cuando Atenas debe pagar 3500 millones de euros al BCE.

Mientras el resto del mundo, desde Barack Obama hasta Vladimir Putin, pasando por China, presionan para que Europa encuentre un compromiso a fin de evitar el Grexit, el debate entre líderes del bloque es vehemente, debido a la fractura que lo recorre.

Italia y Francia son los países más dispuestos a encontrar una solución. Anteayer, incluso España modificó su intransigencia para defender la permanencia de Grecia en el euro. El problema es que cada minuto que pasa el "frente nórdico", liderado por Alemania, parece más exasperado y menos dispuesto a hacer concesiones. En Berlín, incluso los socialdemócratas, aliados a la democracia-cristiana de Merkel, han adoptado la línea dura, restringiendo el margen de flexibilidad de la canciller..

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