El enemigo menos deseado

El enemigo menos deseado

El Intendente Guillermo Montenegro suele hacer uso (y abuso) de la frase “defender a los marplatenses y batanenses”. Ese posicionamiento esconde un par de preguntas inquietantes: ¿Quiénes son los que atacan a la ciudad? ¿Por qué castigarían a cientos de miles de personas?.

 

Estás preguntas suelen ser dejadas a la interpretación de aquel que se siente vulnerado. La fórmula del enemigo es como un antibiótico de amplio espectro.

Pero más allá de lo discursivo, está postura defensiva se ve plasmada en la gestión. Son pocos los temas en los que se toma la iniciativa. En términos futboleros la gestión juega al contragolpe.

Entre el perfil bajo y los enemigos de siempre

Hubo hasta ahora tres temas en los que el Ejecutivo utilizó la estrategia de la defensa en el 2022: la polémica por los testeos, la coparticipación y la explotación petrolera.

La saturación de los centros de testeo caló profundo en la agenda, pero tanto el Municipio como la Provincia decidieron barrer la basura debajo de la alfombra.

El deficiente plan de monitoreo sanitario basado en testeos masivos fracasó, y las partes coordinaron quitar del radio de influencia de la cobertura nacional las postas encargadas de testear. Ojos que no ven, corazón que no siente.

Con el presupuesto municipal aún sin resolución, ante la inexplicable demora en la conformación de las comisiones internas del HCD, la coparticipación fue un tema propio del “círculo rojo”.

Fue materia de algunas gacetillas bastante bien estudiadas, y sirvió para entender que el coordinador de gabinete seguirá en su cargo más allá que fue votado para ser legislador provincial.

La inminente exploración petrolera en las costas de la ciudad sirvió para que una vez más el Intendente salga en defensa de los marplatenses.

El enemigo en esta oportunidad es aún más difuso. La estrategia es útil, pero abusar de ella podría generar alguna grieta interna.

Lo ocurrido en los últimos días en Perú deja en evidencia que los gobiernos locales son menospreciados en este “proceso productivo”. Deberían tomar nota de ese incidente.

El enemigo menos deseado

La temporada está lejos de ser, por ahora, el “verano récord soñado” que se vislumbraba allá por noviembre. Muchos son los factores que confluyen, pero lo cierto es que la primera quincena apenas llega a los números de 2020. La crisis económica y la virulencia de esta nueva e ¿inesperada? ola de contagios, que parece casi auspiciada por algunas decisiones sanitarias, le pusieron un freno a la ilusión.

Lo cierto es que, en este contexto no tan alentador, la decisión del Jefe de Gobierno porteño de comenzar las clases en aquel distrito el 21 de febrero parece caer en un pésimo momento. En realidad es una indignación reciclada en la búsqueda de un enemigo inexistente, pero funciona en redacciones agobiadas por el calor y la falta de iniciativa política.

El anuncio de Horacio Rodríguez Larreta data del año pasado. Montenegro en aquel entonces hizo público el malestar de la comunidad marplatense ¿? y desde CABA ratificaron la decisión de tener 195 días de clases. ¿Fin de la cuestión? No.

Gastronómicos y hoteleros pusieron nuevamente el grito en el cielo, mientras “la política” aprovechó para “chicanear” y utilizar la estrategia defensiva para incomodar al oficialismo local.

¿Se trabajó en alguna alternativa sabiendo de esta decisión? ¿En cuánto afecta a la temporada el inicio tempranero de clases sólo en Capital Federal? ¿Tenemos derecho a anteponer una semana de turismo a la planificación educativa de un distrito?.

Todas estas preguntas no tienen respuesta. Una vez más resulta más cómodo pensar que factores externos atentan contra el bienestar de los que habitamos está ciudad. La culpa de es otro.

La fallida política sanitaria en la temporada es el fruto de la falta de planificación.

La coparticipación es la consecuencia de la falta de discusión parlamentaria.

El presupuesto aún no se aprobó porque la “política” no supo ponerse de acuerdo.

La exploración petrolera es un proyecto que comenzó su derrotero por los escritorios en la gestión anterior.

La estrategia defensiva puede ser útil para un pequeño sector de la opinión pública y para la “tribuna” que busca enemigos antes que ideas.

Pero lo cierto es que la historia la escriben los protagonistas.

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