Detrás del dólar crece la presión al alza de la inflación

Detrás del dólar crece la presión al alza de la inflación

Mayores facturas de energía y subas de alimentos y remedios. Economistas prevén aceleración a fin de año. Contradicciones para 2021.

La coyuntura es alarmante. Siguen cayendo las reservas del Banco Central, pese al supercepo. Bajan los depósitos en dólares por el feriado cambiario de hecho que impuso durante casi dos semanas el Central y también por la incertidumbre y los fantasmas de corralito que agitan opositores. Y detrás de todo está el riesgo de que se dispare la inflación.

Con desparpajo y sin autocrítica por la crisis de 2018, el ex presidente del Banco Central Federico Sturzenegger propuso solucionar el problema eliminando el cepo, lo que dispararía una devaluación y los precios, como quedó demostrado en diciembre de 2015. El actual jefe de la autoridad monetaria, el desgastado Miguel Pesce, y el ministro de Economía, Martín Guzmán, quieren evitar la depreciación brusca del peso, pero el supercepo que terminaron pactando después de pelearse alienta la brecha cambiaria, limita operaciones en el mercado oficial y, por consiguiente, aviva la inflación, aunque no tanto como la solución de Sturzenegger. 

Mientras, los consumidores empiezan a sufrir mayores aumentos que en los meses de la cuarentena más estricta, cuando la depresión económica mitigaba el impacto inflacionario –reconocido por el propio equipo económico– de la fuerte emisión monetaria necesaria para solventar gastos en la pandemia. Aunque las tarifas de gas y luz se mantienen congeladas desde tiempos de Mauricio Macri, el mayor consumo hogareño por la cuarentena y por el invierno más frío que el de 2019 derivó en que muchos usuarios saltaran de categoría de cliente y pasaran a pagar una tarifa superior. 

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Cuando salen a la calle, las personas advierten sobre los aumentos de precios de carnes, frutas, verduras y productos de almacén que están fuera de los planes de Precios Cuidados y Máximos. El Índice Barrial de Precios del Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana (Iscepci) ya midió septiembre en la provincia de Santa Fe y detectó subas del 6% en artículos de almacén, 5,1% en carnes y 4,9% en verdulería, con lo que la canasta básica de alimentos se encareció 5,5%. Eco Go, la consultora de Marina Dal Poggetto, registró alzas del 10,5% en frutas, 6,5% en verduras y 5% en carne vacuna. Mientras, los supermercados reclaman al Gobierno aumentos de los artículos congelados porque sus proveedores se niegan a seguir abasteciéndolos por el alza de costos. Los remedios, que también están bajo un acuerdo de precios, registran incrementos, algunos de ellos por encima de la inflación (ver infografía), según la ONG Consumidores Libres. 

Dal Poggetto calcula que el índice de precios al consumidor (IPC) de septiembre llegará al 2,6% porque el congelamiento de tarifas, alquileres y determinados productos de consumidores lo contiene. En cambio, los “precios libres”, es decir, de aquellos bienes y servicios sin freezer, subieron 4,6%, según la economista. Entre ellos, los que más se disparan son los que tienen componentes en dólares, como los electrónicos. Y habrá que ver qué sucede en 2021 cuando se descongelen las tarifas de gas, luz, telefonía, Internet, TV paga, alquileres y cuotas de créditos UVA.

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La directora ejecutiva de Eco Go prevé que este año la inflación, que acumuló 20% en los primeros nueve meses, se dispare hasta el 35% anual en diciembre. Adjudica la suba a la brecha cambiaria y la presión sobre el tipo de cambio oficial. “Por ahora, la inflación se moderó por los controles, la pandemia y porque el peronismo frenó la puja distributiva”, señala Dal Poggeto a un gobierno que solo ofrece 7% de incremento salarial a los empleados estatales. Pero para 2021, dependiendo de la capacidad “política” para controlar la demanda de dólares, la analista anticipa inflación de más del 50% e incluso más del 100%, aunque no una hiperinflación como en 1989. “Depende de si hay un giro”, advierte la economista, que lamenta la “descoordinación entre Alberto Fernández, Cecilia Todesca Bocco (vicejefa de Gabinete), Guzmán y Pesce”. 

“Estamos en un callejón complicado, pero con salida”, concluye Dal Poggetto. Y señala que hoy en día los precios están alineados: el tipo de cambio oficial, pese a la presión devaluatoria, es competitivo; los salarios están contenidos y las tarifas apenas están atrasándose.

En el Central preparan más medidas, ahora para incentivar la liquidación de la cosecha guardada en silobolsas. Y apuestan a bajar la inflación en 2021 al 29%. “Si no devaluás, la inflación será más baja que en 2020”, comentan.

Lorenzo Sigaut Gravina, director de la consultora Ecolatina, prevé que este año la inflación se acelere hasta 37% a fin de año, pero que en 2021 suba un poco más pero hasta 40%. “Al reforzar el cepo, se acumula presión para el año que viene”, comenta Sigaut Gravina. Para después de los comicios, predice un salto del tipo de cambio. “Habrá mucha presión arrastrada”, advierte el economista de Ecolatina, que calcula que el Gobierno necesita una inflación del 2% mensual para llegar al 29% deseado en 2021.

Para septiembre de 2020, Ecolatina anticipa un 2,9% y para el último trimestre índices mensuales del 3% al 4%. “Al restringirse más el dólar oficial, se hace menos relevante. A los importadores les piden que usen sus dólares y entonces terminan poniendo los productos a un precio basado en el dólar celeste, mitad oficial y mitad blue”, expone Sigaut Gravina. También pronostica más paritarias, hasta ahora muy retrasadas por la depresión económica; la recuperación parcial de la demanda y algunas subas de precios regulados como la nafta y el gasoil. “Para cerrar 2020 con una inflación de 32%, como quiere el Gobierno, deberías tener 2,5% mensual hasta fin de año”, calcula.

Para 2021, el analista prevé que las paritarias cobren más impulso por tratarse de un año electoral. También tiene en cuenta que el propio Guzmán prometió aumentos de tarifas de electricidad y gas, que hasta ahora se sostienen con más y más subsidios. 

Economistas cercanos al oficialismo anticipan menos inflación que Dal Poggetto y Sigaut Gravina pero más que el Gobierno. Es el caso de Andrés Asiain, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO). Predice un 36% en 2020 y un 33% el año venidero. “Son pronósticos sobre la base de escenarios en los que la tasa de devaluación se mantenga al ritmo actual, con una leve disminución en el año electoral”, explica Asiain. ¿Por qué reconoce que se acelerarán los precios este fin de año? “Por la salida de la cuarentena, porque muchos precios estuvieron regulados”, responde Asiain.

A mediados de septiembre, la firma FocusEconomics publicó los pronósticos de inflación elaborados por bancos y consultoras antes del supercepo y su consiguiente impacto ambivalente en los precios. Para 2020, el consenso prevé un 38,7%. El canadiense Scotiabank es el más optimista, con 27%, y el alemán Kiel Institute, el más pesimista, con el 50%. Para el año de los comicios, el promedio pronostica un 45,9%. Solo la consultora británica Oxford Economics se acerca a la pauta oficial (30,1%), mientras Econométrica, la consultora de Mario Brodersohn y Ramiro Castiñeira, alerta con un 60,1%.

 

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