Los defensores de la libertad de expresión, divididos por Assange

Los defensores de la libertad de expresión, divididos por Assange
Algunas ONG le recriminan que haya pedido asilo a un país donde se persigue a la prensa

Por Estelle Shirbon y Alessandra Prentice |

LONDRES.- Tras su refugio en la embajada de Ecuador en Londres, la figura de Julian Assange divide aguas entre los defensores de la libertad de expresión: mientras los que apoyan al ex hacker australiano creen que está siendo perseguido por desnudar las verdades del poder, otros sostienen que perdió el rumbo y está dañando la causa de WikiLeaks.

El fundador de WikiLeaks permanece desde hace ocho semanas refugiado en la embajada ecuatoriana en Gran Bretaña para evitar ser extraditado a Suecia, que reclama su presencia para juzgarlo por denuncias de abuso sexual.

Una docena de activistas anticapitalistas y defensores de la libertad de Internet llegaron anteayer a las inmediaciones de la embajada de Ecuador en la capital inglesa, a modo de vigilia, y se alimentaron con pizzas compradas en la Web por un seguidor anónimo de WikiLeaks radicado en Canadá.

"En mi humilde opinión, a ellos les gusta callar a la gente y no me sorprendería si fuera asesinado. Assange se está refugiando en la embajada y no lo culpo", dijo una integrante del movimiento Occupy que se identificó como Tammy.

"Generalmente, se hace que las conspiraciones luzcan como teorías locas, pero a menudo todo es verdad, escondido a la vista de todos", afirmó.

Assange cree que Suecia sería solamente una escala para llevarlo después a Estados Unidos, donde, según él, las autoridades quieren castigarlo por haber publicado miles de cables del Departamento de Estado en WikiLeaks en 2010, lo que representó una gran vergüenza para Washington.

Sin embargo, fuentes en Estados Unidos niegan haber solicitado la extradición de Assange. En medio del conflicto, Ecuador le otorgó asilo diplomático al fundador de WikiLeaks, pero Gran Bretaña se niega a ofrecerle un salvoconducto para que pueda llegar a Quito.

Entre los grupos defensores de la libertad de expresión, que deberían ser aliados naturales de WikiLeaks, la elección de Ecuador por parte de Assange causó mucha consternación.

"Irónicamente, está recurriendo a un país que encierra periodistas con frecuencia. Es más bien una triste ironía", dijo Padraig Reidy de Index on Censorship, un grupo que, en 2008, otorgó su premio a la prensa a WikiLeaks.

El grupo Comité de Protección de Periodistas publicó un artículo titulado "Ecuador no es el más adecuado para defender la libertad de expresión", al denunciar que el país sudamericano acosa a los diarios y cerró radios.

Vaughan Smith, un seguidor británico de Assange que lo albergó en su casa durante un año mientras se realizaba el proceso de extradición, defendió la decisión de su amigo de recurrir a Quito.

"Ciertamente no voy a defender el maltrato de Ecuador hacia los periodistas. No creo que eso sea defendible, pero no creo que invalide nuestra visión de que Julian es un refugiado político", dijo Smith.

Asimismo, señaló que Gran Bretaña y Estados Unidos estaban en los puestos 28 y 47, respectivamente, en la lista de Reporteros Sin Fronteras sobre los niveles de libertad de prensa.

Estos niveles son mejores que los de Ecuador, que ocupa el puesto 104, reconoció, pero no lo suficientemente buenos como para dar sermones sobre libertad de prensa al resto del mundo.

Cambio de rumbo

Reidy, en cambio, dijo sentir que Assange comenzó a apartarse gradualmente de la agenda original de WikiLeaks. "Parece haber un verdadero cambio en el posicionamiento de WikiLeaks. Comenzó siendo un movimiento meramente sobre la libertad de información y ahora se convirtió en algo vago, antiimperialista, antiamericano y anti-OTAN", dijo.

Esta descripción no caería bien entre los seguidores de Assange apostados en las inmediaciones de la embajada ecuatoriana en Londres. Anteayer, llegaban a la puerta de la legación cada vez más personas, que compartieron cervezas mientras escuchaban la canción "Talkin' Bout a Revolution", de Tracy Chapman, de fondo.

"Assange no debería ser bajado a la tierra. No se puede bajar a la tierra a Spiderman", dijo Mikey Jones, un analista de sistemas de 22 años que tenía un pañuelo gris anudado para ocultar la mitad de su rostro.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, junto con el presidente venezolano, Hugo Chávez, y su par de Bolivia, Evo Morales, forman parte de un grupo de líderes sudamericanos que están al frente de gobiernos de izquierda, y que a menudo denuncian lo que ellos ven como imperialismo norteamericano. Ecuador fue el primer país que se mostró amigable con Assange en noviembre de 2010, cuando le ofreció darle la residencia después de las filtraciones que dio a conocer el ex pirata informático, que salpicaron a las autoridades y a militares de Estados Unidos.

APOYO ARGENTINO A QUITO

El gobierno argentino expresó ayer su respaldo a Ecuador y rechazó las amenazas de Gran Bretaña de ingresar a la embajada ecuatoriana en Londres para arrestar a Julian Assange, fundador de WikiLeaks, refugiado desde hace ocho semanas en esa sede diplomática.

"La Argentina solicita a Gran Bretaña que retire su amenaza y acepte su obligación de respetar la Convención de Viena, tal como se comprometió en 1961", dijo la Cancillería, mediante un comunicado.

El gobierno argentino consideró que "la amenaza entregada en forma escrita por la embajada británica en Quito pone de manifiesto una vez más la política de Gran Bretaña de ignorar las resoluciones emanadas de los organismos multilaterales así como las normas y leyes del derecho internacional".

El gobierno de Rafael Correa denunció que recibió de Londres un documento en el que se le advirtió que la policía podría ingresar a su embajada para detener a Assange, en función de una ley nacional aprobada en 1987. Pero el canciller británico, William Hague, dijo que "no hay amenaza".

Assange, requerido en extradición por Suecia acusado de agresión sexual, se refugió en la embajada ecuatoriana el 19 de junio..

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