Cuando la farándula entra en política

Cuando la farándula entra en política
Mendoza no escapa a la ola de artistas metidos en candidaturas. Aquí, un repaso por los casos más célebres de la provincia y el mundo.
Similitudes, disparidades; voces que se cruzan, se hermanan, se repelen. Los ámbitos de la política y el arte parecen lejanos desde algunas perspectivas, pero hay caminos que, aunque estén en mal estado y abunden los desvíos, tarde o temprano los unen. Por eso resulta luego que el vínculo entre la cultura y el proselitismo termina siendo mucho más estrecho de lo que aparenta. Algunos puntos en común, tal vez los más fáciles de identificar en un primer avistamiento, son los escenarios y la popularidad.

¿Qué es lo que busca un artista cuando se mete en política? ¿Cuál es el objetivo de los dirigentes que convocan a actores, músicos o humoristas para que sean parte de sus listas de candidatos? ¿Será el apoyo que conlleva el transitado sendero de la fama? La aprobación popular, la llegada masiva. Ahí entran al juego no sólo artistas, ya que el deporte produce efectos similares –los casos de Carlos Reutemann o Daniel Scioli son quizá los de mayor peso–.

A dos días de las primeras elecciones primarias del país, la coyuntura nos lleva a recordar los casos más y menos sonantes de artistas que, ya sean mendocinos o de otras partes del país o del mundo, se han puesto la camiseta de algún partido y han hecho convivir en su ser estas dos grandes pasiones: el arte y la política.

¡Vótenme!

El resultado sorprendente que obtuvo el humorista Miguel del Sel en Santa Fe en las recientes elecciones fue una clara demostración de cómo el pueblo muchas veces apoya y confía su voto a personajes públicos, aunque su carrera política sea nula. Nuestro país ha dado múltiples ejemplos similares con nombres como los de Palito Ortega, Zulma Fayad, Nacha Guevara o Raúl Larry de Clay Biaggioni. Pero no siempre es el oportunismo el que reina, también existen personalidades que han desarrollado de forma simultánea su crecimiento artístico con una activa militancia. El caso de Luis Brandoni, quien el martes estuvo en Mendoza con la obra Don Arturo Illia, o el de Claudio Morgado pueden adaptarse mejor a esa categoría.

Otro que ilustra esa tendencia de equilibrada combinación de pasiones es Pino Solanas, quien desde siempre relacionó sus realizaciones cinematográficas con sus lineamientos políticos e ideológicos. En su caso es prácticamente imposible desligar su arte de su discurso.

No sucede lo mismo con Nito Artaza, humorista e imitador que empezó utilizando su fama para encabezar las protestas de los ahorristas y al tiempo, aunque había asegurado que no iba a lanzarse a ningún tipo de candidatura política, terminó en las filas de la UCR como senador por su provincia, Corrientes.

Si miramos al Norte también hay casos rimbombantes. El que está en boca de todos en los últimos meses es el del actor Alec Baldwin, quien anda a los cuatro vientos manifestando sus deseos e intenciones de lanzarse de lleno a la vida política. Su primera meta: ser alcalde nada menos que de Nueva York. Pero es inolvidable, de hecho pasa el tiempo y no deja de sorprender si se detiene a pensar en ello, el período en el que el Estado de California, en Estados Unidos, tuvo como mandatario al actor Arnold Schwarzenegger. Austríaco pero nacionalizado norteamericano, el intérprete de Terminator consiguió con su popularidad persuadir a una considerable porción del pueblo californiano y llegó a un puesto que miles de políticos de trayectoria jamás estuvieron cerca de olfatear. Ni hablar si recordamos al ex presidente estadounidense y actor Ronald Reagan.

Por casa

En Mendoza la cosa pasa también por otras aristas, no sólo por la fama. Es cierto que cuando el conductor y humorista Hugo Torrente fue candidato a intendente de Godoy Cruz, en el 2003, fue su conocido rostro lo que tal vez impulsó al partido PUL (Partido Unión y Libertad), de Adolfo Rodríguez Saá, a convocarlo. Y no le fue tan mal, ya que Torrente salió tercero. El simpático personaje nos lo cuenta así: “Anduvimos bien de votos porque la gente me conoce. Mis amigos me preguntaban por qué me metía en eso si era todo una mugre, una cochinada. Pero la verdad es que si nadie se involucra y hace fuerza para cambiar las cosas, no se logra nada. Cuando uno hace reír a la gente por tantos años, por ahí prefieren votar a ese que a un político que los ha hecho llorar”.

La artista plástica Sara Rosales, senadora por el PJ entre 2002 y 2006, lo vivió de otra forma. “Es fundamental que haya en la Legislatura gente de la cultura. Los presupuestos culturales muchas veces son prescindibles por la ignorancia, nadie puede amar y defender lo que desconoce. Yo no había trabajado en política y no quise campaña. Por eso cuando estuve en función me focalicé en la cultura, que es a lo que me dediqué toda la vida”, contó Sara.

El actual intendente de Guaymallén y candidato a la reeleción, Alejandro Abraham (PJ), ha encaminado su mandato de forma conjunta con sus participaciones como saxofonista del grupo de rock Raivan Pérez. Esa actividad artística, según Abraham, tiene una doble lectura en el pueblo: “Por un lado te quieren estigmatizar o demonizar, si sos músico de rock debés ser un tipo de la noche, ¿cómo vas a ser intendente?. Pero por otro, lado te humaniza un poco, da un perfil más tratable. Nuestra sociedad es muy conservadora y es muy loco que “toque el intendente”. Pero para mí la música es una actividad lícita, sana, espiritual. Es un cable a tierra para algunos y para otros un modo de expresión, y los vecinos me lo han aceptado”.

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