Crece un fuerte debate interno en el Gobierno: ganar o no la calle

Crece un fuerte debate interno en el Gobierno: ganar o no la calle

Marcos Peña y otro sector consideran que es “anacrónico” el dilema. Carolina Stanley y Patricia Bullrich se inclinan por despejar los piquetes con diversas estrategias

En las últimas horas el Gobierno se sumergió en un profundo debate que va más allá de la política coyuntural o el corto plazo: la puja interna por el control de la calle o de las manifestaciones de protesta contra Mauricio Macri.

El jefe de Gabinete, Marcos Peña, cristalizó anoche este debate interno que se da en la Casa Rosada. "La discusión de 'ganar la calle' es anacrónica", dijo, en referencia a los piquetes, cortes y manifestaciones que cada semana generan graves problemas de tránsito en la ciudad de Buenos Aires. "Es un reflejo de simbológicas que se repiten hace décadas", precisó.

Las expresiones de Peña no son aisladas sino que suman adeptos adentro del Gobierno. Aunque también hay otro sector comandado por las ministras de Desarrollo Social y de Seguridad, Carolina Stanley y Patricia Bullrich, respectivamente, que creen que el control de la calle será gravitante para asegurarle a Macri una paz social en este año de campaña electoral. Por eso, insisten en que hay que darle solución inmediata.

Un destacado funcionario allegado a Peña admitió a Infobae que la idea de ganar la calle "no es un tema de preocupación central en estos momentos del Gobierno". Por el contrario, este sector del Ejecutivo cree que si se busca controlar la calle con planes sociales o más inserción de política territorial en los barrios se caerá en la misma lógica de cooptación de sectores marginales que hizo el kirchnernismo desde el poder y se bajarán las banderas de la nueva política que enarboló Cambiemos.

"El fenómeno de los cortes de calle y las protestas se limita a la ciudad de Buenos Aires y es Rodríguez Larreta el que debe manejar esta situación", explicó la fuente consultada. Es el mismo esquema que le planteó Macri al jefe de Gobierno porteño cuando hace una semana lo emplazó a encontrar una solución desde la policía metropolitana a los cortes y piquetes en la Ciudad.

En línea con este análisis, el jefe de Gabinete dijo ayer que "una democracia sana tiene participación en las calles" pero ratificó que el término 'ganar la calle', "habla de una cultura poco desarrollada en lo institucional y democrático". Así, graficó la estrategia concreta que ahora persigue un importante sector del Gobierno: "Lo que hay que ganar es la solución a los problemas. Crecer como país, terminar con la pobreza, mejorar la calidad institucional. Esos son los debates reales", sostuvo Peña.

El presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, hoy pareció sustentar los argumentos de Peña cuando dijo que "sólo una pequeña parte de la sociedad busca agrandar la grieta. Y está poniendo millones de dólares mal habidos para pagar toda esta movilización que genera todo este ruido en la calle".

Desde otro sector de la Casa Rosada persiguen otra lógica de poder ante los cortes y piquetes. Por ejemplo, en el Ministerio de Desarrollo Social están convencidos de que con diálogo y una política asistencial de planes sociales bien dirigidos se podrá ganar la calle.

Hacia ese objetivo se encaminó Stanley en los últimos días cuando tomó contacto con el ex viceministro de Desarrollo Social de Alicia Kirchner, el platense Carlos Castagnetto. Según revelaron a Infobae fuentes calificadas, la ministra de Desarrollo Social consultó a Castagnetto y a varios de sus allegados que aún trabajan en el ministerio que coordina la entrega de planes sociales.

La intención de Stanley fue recibir recomendaciones en el manejo y distribución de los planes sociales para grupos piqueteros contrarios al Gobierno. Se entiende: Castagnetto hizo del reparto de la dádiva una profesión exitosa. Llegó con Chiche Duhalde a Desarrollo Social y permaneció allí hasta que se fue Cristina Kirchner. Pero dejó en el Ministerio a referentes clave en la administración de ciertos programas que aun manejan resortes y una caja sustanciosa.

Desde otra óptica, Patricia Bullrich cree que hay que ganar la calle a fuerza de la presencia policial anticipada y la prevención. Es lo que no pudo lograr en las últimas manifestaciones en el Puente Pueyrredón o en pleno centro porteño. Así, acusó de todos esos males a Rodríguez Larreta.

Los piquetes irán en aumento con el correr de la campaña electoral. Si el Gobierno profundiza este dilema de ganar o no la calle no hará más que agudizar la tensión social. Es poco probable que el esquema de la "nueva política" que impulsa Peña y sus aliados se contraponga con los vicios de la vieja política. Pero en la vereda de enfrente hay de todo: sectores del PJ combativos, grupos piqueteros organizados y movimientos sociales anárquicos. Todos ellos buscan la vieja receta como condicionamiento para despejar la calle: aquella de la dádiva y el clientelismo. Cambiemos deberá sortear este problema sin resignar sus valores. El debate recién empieza.

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