La cena reservada de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich para limar asperezas en medio de la interna porteña

La cena reservada de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich para limar asperezas en medio de la interna porteña

Comieron hace algunas semanas para hablar de las aspiraciones de la ex ministra y la posibilidad de la primaria con María Eugenia Vidal. Desconfianza cruzada.

"Yo no la manejo a María Eugenia", se excusó Horacio Rodríguez Larreta.

Un rato antes, Patricia Bullrich había blanqueado de nuevo sus ganas de encabezar la lista porteña de diputados nacionales, una decisión que trascendía desde hacía tiempo y que ahora la presidenta del PRO reiteraba mano a mano ante el jefe de Gobierno, frente a solo dos testigos. Molesta, según confesó, por una eventual candidatura de María Eugenia Vidal en la Ciudad, una jugada, según Bullrich, ideada con el aval de Rodríguez Larreta.

No hablaban de política y del escenario legislativo con tanta intimidad desde hacía muchísimo tiempo. Cenarían a solas, pero al final el jefe de Gobierno y la ex ministra sumaron a otros dos comensales: Waldo Wolff y Fernando Straface. Si la comida sirvió para "limas asperezas", como concluyeron las fuentes consultadas, también funcionó como una especie de bisagra en términos sanitarios. Wolff, un diputado componedor que reporta al ala dura, había recibido el alta epidemiológica unos días atrás. Straface, secretario General del Gobierno porteño, y uno de los hombres de máxima confianza de Rodríguez Larreta, terminaría contagiado unos días después.

La cena, reconstruida por Clarín a través de fuentes partidarias, tuvo lugar en el departamento de uno de los comensales hace unas tres semanas. En medio de las tensiones internas por una posible primaria porteña que enfrenta, en la previa, a Bullrich de un lado y a Vidal del otro, pero que desnuda, de fondo, la pelea por el liderazgo del PRO entre el jefe de Gobierno y el ex presidente Mauricio Macri.

Rodríguez Larreta, dicen sus colaboradores, no está del todo cómodo. La sociedad que construyó hace años con la ex gobernadora bonaerense le trae, por momentos, algunos dolores de cabeza. "Yo no la manejo", repite. La indefinición de Vidal, que aún se debate si postularse en la Ciudad, en la Provincia o dejar pasar este turno electoral, corroe su jefatura. En especial, entre los que creen, como Bullrich, que cualquier definición de la autora del libro "Mi camino" tiene el sello intelectual del jefe de Gobierno.

La ex ministra de Seguridad ya le había transmitido a Diego Santilli, unas cuantas semanas antes de la tertulia nocturna con Rodríguez Larreta, su malestar por la supuesta intención de Vidal de presentarse en la Ciudad: es una maniobra solo destinada a sacarme de la cancha, se quejó la ex funcionaria.

Más allá de un café a solas, hace poco más de un mes, para acercar posiciones, la ex gobernadora no hizo demasiado para suavizar ese malestar. Para colmo, la decisión de sacar de su biografía de Twitter su condición de "orgullosamente bonaerense" alimentó las sospechas internas.

En el seno del gobierno porteño transitan un camino sinuoso. Están convencidos, en su mayoría, que con Vidal y el aparato de la Ciudad arrasan en una primaria frente a Bullrich. Pero también creen que el proceso puede ser traumático. Lo suele repetir en privado Augusto Rodríguez Larreta, hermano y asesor polirrubro del jefe de Gobierno: el costo de una interna, resalta, puede ser muy alto. "Nosotros no tenemos nada que perder", remarcan cerca de la ex ministra de Seguridad. 

Vidal, en tanto, todavía medita su indecisión, que en el seno del PRO no genera demasiada simpatía. En especial, en la provincia de Buenos Aires, donde media docena de dirigentes esperan esa definición. Entre ellos, Santilli, tal vez el más enfadado.

"María Eugenia no sabe qué quiere, pero sí sabe lo que no quiere: volver a ser gobernadora de la Provincia", confían colaboradores de la ex mandataria bonaerense, que ya no ocultan, como Vidal, las ganas de la dirigente de ser presidenta. Un proyecto que a Rodríguez Larreta, que trabaja desde hace más de una década solo para llegar a la Casa Rosada, no le hace ninguna gracia.

En el entorno del jefe de Gobierno dicen que prefieren que Vidal sea candidata en la provincia de Buenos Aires. "A nosotros tampoco nos conviene una interna en Ciudad", explican. A Bullrich, esa explicación no le convence. Surge, además, la necesidad de ofrecer en la Provincia una candidatura competitiva que Vidal, a pesar de la derrota holgada del 2019 y de su silencio premeditado de más de un año, podría representar. La oposición no se puede dar el lujo de volver a perder con amplitud en el Gran Buenos Aires.  

Es, casualmente, lo que la ex gobernadora no quiere. Es más: dicen que en la última conversación que tuvo con Mauricio Macri se fue disgustada porque el ex presidente le aconsejó que debía presentarse este año en la provincia de Buenos Aires. A Vidal no le gustó el consejo.

En ese escenario, la posibilidad de una primaria entre la ex mandataria y la presidenta del PRO se presenta como una prueba de fuego para un partido atravesado, como el Frente de Todos, por las tensiones entre duros y moderados. No es solo Vidal o Bullrich. También es Macri versus Rodríguez Larreta. 

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