Fue el jueves a la medianoche y también destruyó un muro. El gobierno dio otra versión.
Luego se supo: Sandra Mendoza, la esposa del gobernador Jorge Capitanich, había chocado con una camioneta del Estado a otros seis vehículos y destrozado parte de un muro.
El hecho fue confirmado por el propio gobierno, aunque a partir de allí la versión oficial difiere de la que circuló con vértigo en la provincia. La historia más difundida sostiene que Mendoza, actual ministra de Salud, estalló de furia cuando su marido le pidió que dejara ese cargo. El gobierno sostiene que la funcionaria perdió el control del volante porque estaba sufriendo una crisis a raíz de la diabetes que padece.
"La ministra de Salud sufrió un coma hipoglucémico, producto de un cambio de medicación. Ante esta situación, cuando se retiraba de Casa de Gobierno tras cumplir con una ajetreada agenda, sufrió una descompensación cuando abordó la camioneta Toyota de uso oficial.
En ese momento, perdió el control del manejo del rodado provocando algunos daños materiales en el estacionamiento, sin que la funcionaria sufriera ningún tipo de daño físico. El gobernador no se encontraba a esa hora de la noche en Casa de Gobierno", dice el breve informe entregado a la prensa.
A nivel local, el relato que más credibilidad ganó fue el primero, sobre todo por los antecedentes de Mendoza quien, como diputada provincial, tuvo fuertes encontronazos públicos con figuras de la oposición y de su propio partido.
La legisladora llegó al cargo que ocupa hoy tras azuzar desde los medios a su antecesor, Alberto Holzer, de quien llegó a decir que era "lento como una babosa embarazada", metáfora que también le obsequió a Claudia Panzardi, la primera ministra de Desarrollo Social de la gestión Capitanich, que renunciaría a los tres meses de asumir.
En la lista estuvo además el ministro de Gobierno, Jorge Alcántara, luego del recordado episodio de los huevazos lanzados por productores al gobernador en pleno conflicto kirchnerista con la dirigencia ruralista. "Si no sabe cuidarlo, se tiene que ir", planteó. Tampoco Alcántara está más en el gabinete, aunque sigue cerca de Capitanich.
En los debates parlamentarios, Mendoza también se volvió temible. "Hija de p...", le gritó sin vueltas a una diputada radical por quien se sintió aludida en un discurso. "Callate, gordo comebizcochos", cortó a otro diputado en una sesión caliente. Los videos de esos episodios eran pan caliente en los portales de noticias.
Su matrimonio con Capitanich tuvo altas y bajas. La relación entre ambos lleva casi dos décadas. Se conocieron cuando eran estudiantes universitarios. Tienen dos hijas y años atrás estuvieron separados por un tiempo. Luego, la relación se restableció. Demostraron tener una gran capacidad de restauración. Ayer, se mostraron juntos sin más al recibir a Alicia Kirchner para el lanzamiento de un nuevo plan sanitario.
¿Qué pasó en verdad en la noche del jueves? La versión oficial tiene a favor que hay testigos que confirman que el gobernador se retiró de su despacho antes de las 22.30. La crisis de Mendoza fue una hora después. ¿O volvió Capitanich luego y la discusión se produjo? El otro elemento de duda es que no hay motivo a la vista para que le pidiera la renuncia a su esposa. Desde que asumió como ministra, su conflictividad disminuyó notoriamente.
La otra historia, sin embargo, tiene todo el respaldo de antecedentes frescos que ella sembró sin discreciones. Los peronistas chaqueños cruzan los dedos. Volver al poder les llevó 16 años de espera. Lo que menos necesitan, entonces, es una guerra de alcoba en lo más alto de su estructura. CC
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