Cammesa reduciría la flota de barcos que abastece a las centrales eléctricas generando una importante perdida de fuentes de trabajo. Error de cálculo o jugada política

Afectaría la recuperación económica y tendría consecuencias en los costos que afrontaría la Argentina, debido a la escasez mundial de bodega y los fletes maritimos que están en niveles récords nunca alcanzados.

Mientras que el gobierno trabaja con el objetivo de consolidar la incipiente recuperación económica de los últimos meses y generar nuevos puestos de trabajo, que según expresó el Ministro Martín Guzmán alcanzará al 7 % este año, aparecen sectores del mismo gobierno que no estarían coincidiendo con estos pronósticos del equipo económico. Un mayor nivel de actividad resulta indispensable para la coalición gobernante y para satisfacer las expectativas de la población de dejar atrás la pandemia y la recesión, crear empleo y aprovechar las oportunidades de inversión o de negocios, en tanto que desde el lado político, cumplir con las promesas de campaña de a poner a la Argentina de pie.

Pero al mismo tiempo que el Ejecutivo nacional apuesta a la generación de empleo y al consumo como motor de recuperación económica, funcionarios de Cammesa vinculados a la anterior gestión, la distribuidora del mercado eléctrico argentino, estaría  previendo un escenario de recesión o de caída de la actividad económica, a juzgar por las decisiones que analiza instrumentar, con una reducción de la flota de buques que abastece las centrales termoeléctricas del país y su consecuente perdida de fuentes de trabajo. No está claro que número de barcos serían dados de baja o los contratos hoy vigentes. Actualmente la flota que operan para Cammesa es de siete barcos.

Esto además, ocurre en el medio de una emergencia hídrica nacional por la bajante histórica del río Paraná, que limitará sensiblemente la generación de energía de las centrales hidroeléctricas ubicadas sobre ese afluente como la represa de Yacyretá, a lo que se sumaría el resto de las hidroeléctricas, en particular las localizada en la Patagonia, que verían limitada su capacidad de generación de energía por la falta de lluvias en la cordillera.

Otro aspecto a considerar es la situación internacional de los fletes y de disponibilidad de barcos. En este momento, el mundo (y la Argentina, alejada de las principales rutas comerciales del planeta, no es para nada la excepción) está bajo una enorme presión por la oferta de buques y el alza inesperada de los niveles de los flete, que han superando todos los records jamás antes experimentados y más aún, con una alza que no parece tener techo. De manera que prescindir de las codiciadas naves (de cualquier tipo) no pareciera ser la mejor decisión de parte de Cammesa.

En el pasado ya ocurrieron errores de cálculo similares: durante el gobierno del presidente Macri, en octubre de 2018, fue despedido desde el puerto de Bahía Blanca y para siempre, al buque regasificador Exemplar, para finalmente volver a traerlo en mayo de este año (y no regresó antes por la pandemia, de lo contrario habría que haberlo traído seguramente antes, a poco de asumir el actual gobierno de Alberto Fernández); otros errores de cálculo, aunque quizás de distinta naturaleza, fueron cometidos durante la gestión anterior con la pretensión de exportar gas natural licuado a través de la contratación de una planta licuo-fraccionadora a la empresa belga Exmar. Se trató de un “juguete caro” como se mencionó en esos años, dentro de la flota de navegación de la petrolera nacional, que se sabía de antemano que era algo técnicamente inviable: esto le termino costando a YPF U$s 150 millones de multa para lograr a duras penas, la recisión de un contrato de U$s 850 millones.

Otro punto a considerar, es que mientras el Ejecutivo nacional prohíbe los despedidos y apuesta a la generación de fuentes de trabajo, el mismo gobierno por intermedio de Cammesa, obliga a las empresas navieras a despedir a su personal, generando un importante conflicto social y batalla legal.

En definitiva, como demuestra la experiencia y en la actual coyuntura nacional, prescindir de buques que abastecen a las plantas que generan energía, vital para imaginar cualquier tipo de recuperación económica, puede terminar costando muy caro. Es un momento en que no sobran en el mundo, sino escasean buques de todo tipo y tamaño. Otro error de cálculo que podría terminar mal y con la necesidad de volver a traer los buques que hoy serían descartados. Como se dijo, podría llegar a costar mucho dinero, sino convertirse en un imposible, debido a que en un mundo, la demanda de bodega está totalmente insatisfecha. Los expertos de estos mercados, auguran que recién en los próximos 3 a 5 años, dependiendo del tipo de buque y especialidad, el comercio mundial se podría normalizar.

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