Arroyo y su propia campaña anti Mar del Plata

Arroyo y su propia campaña anti Mar del Plata

Debido a tantas restricciones en los últimos años se echó a la juventud de Mar del Plata. Yo voy a hacer lo imposible para que vuelva.

 

Aunque cueste creerlo, la frase pertenece al intendente Carlos Fernando Arroyo. Y aunque cueste creerlo todavía más la dijo hace apenas un mes, el 10 de diciembre último, durante la bendición de las aguas y frutos de mar. Durante la anterior gestión, Mar del Plata perdió terreno como destino de divertimento juvenil y la idea de “recuperar a la juventud” sonó tentadora, especialmente en boca de un jefe comunal que muestra una imagen contraria a esa idea. Los últimos días dan cuenta de que lejos de cumplir esa premisa, el intendente parece encaprichado en echar a productores, jóvenes y provocarle un perjuicio económico a la ciudad.

Lo paradójico del asunto es que hace semanas, desde el oficialismo y la oposición, se repitió una frase que se escucha todos los veranos por estos lados: “Hay una campaña anti Mar del Plata”. Este verano la sentencia estuvo sostenida en un informe que emitió C5N, titulado “La infeliz, ciudad maldita”. Es cierto que se repitió hasta el hartazgo y que el momento en que decidió publicarse, a días del inicio de la temporada, genera suspicacias, pero también es cierto que el informe mostró una cara de Mar del Plata que muchos marplatenses conocen.

Sin embargo, una vez que quedó atrás aquel informe el propio intendente inició su propia campaña anti Mar del Plata. Con el discurso de incrementar la prevención se difundió el fin de semana que se les revisaba a la gente “hasta los termos” para que no puedan ingresar alcohol a la playa. Además de ser inconstitucional esa medida, no parece ser la imagen ideal para que “la juventud vuelva” a veranear a la ciudad.

A partir de esa “mala publicidad”, el Ejecutivo debió salir a aclarar que el municipio no está a cargo del secuestro de alcohol y, al mismo tiempo, defender la prohibición de beber alcohol en la vía pública, que rige por ordenanza.

La campaña siguió con un suceso ajeno al municipio, pero que también sumó incertidumbre a esta temporada: el operativo en el complejo Roxy - Radio City, en medio de una función. El escándalo volvió a saltar las fronteras de la ciudad y el productor Javier Faroni fue contundente: “Muchachos, díganlo abiertamente que no quieren más teatro en la ciudad y nos vamos”, escribió en su cuenta de Twitter.

Pero lo más grave es lo que ocurrió en las últimas horas. Todo comenzó el martes cuando el intendente firmó un decreto para prohibir las fiestas electrónicas en Mar del Plata. La medida, basada en el resguardo de la vida de los jóvenes que consumen drogas sintéticas en ese tipo de fiestas, dejó en evidencia, una vez más, el nivel alarmante de improvisación que maneja esta gestión.

La medida no es achacable a nadie más que a Arroyo. Desde el entorno del ministro de Seguridad Cristian Ritondo deslizaron que ellos pueden opinar sobre el operativo de seguridad, pero la decisión de prohibirlas no respondió a un pedido de la policía. Lo mismo aclararon a 0223 fuentes cercanas a la gobernadora María Eugenia Vidal: “Nosotros no le pedimos nada”, aclararon y cuestionaron “la forma” en que el intendente se manejó.

La decisión podría llegar a debatirse seriamente en otro momento. Pero un 10 de enero, con la temporada en marcha, con shows confirmados, artistas pagos y entradas vendidas, la decisión trae muchos más perjuicios que beneficios. Incluso, juicios en contra del municipio que seguramente no pagará este intendente, pero que en algún momento los marplatenses habrán de pagar.  

En un debate serio –y con tiempo-, los especialistas en seguridad deberán aclarar si es más fácil custodiar una fiesta masiva debidamente organizada, en donde se potencien los controles para evitar el ingreso de drogas y garantizar la seguridad de las personas, o ir a la caza de decenas de microfiestas ilegales que se realizarían si se prohíben las fiestas electrónicas en Mar del Plata.

Pero en estas horas, la seriedad brilló por su ausencia. Arroyo convocó a los productores de las fiestas electrónicas para, presuntamente, comunicarles lo resuelto. A lo largo de un día agitado nunca quedó claro si el intendente realmente quiere prohibir este tipo de fiestas o intenta reforzar los controles para garantizar las medidas de seguridad y resguardar la salud de los jóvenes.

Cuando se esperaban precisiones, el intendente salió de su despacho, solo, y habló sin tener en claro qué decir. Pidió disculpas y se retiró tras contar que estaba cansado. No es la primera vez que Arroyo da un paso en falso con una medida de la cual luego se arrepiente. No es la primera vez que la comunicación del municipio queda expuesta. Pero sí es la primera vez que lo hace ante los medios de todo el país que este miércoles no podían creer lo que estaban presenciando.

Por la tarde, cuando volvieron a convocar a los medios para dar mayores precisiones, Gustavo Blanco y Alejandro Vicente volvieron a hacer gala de hablar sin decir nada. Otra vez, ninguno pudo responder una pregunta concreta: ¿se hará este sábado la fiesta electrónica programada? La única certeza, por estas horas, es que Arroyo sigue trabajando fuerte en su propia campaña anti Mar del Plata.

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