Ariel Sujarchuk: "Los intendentes fuimos un factor clave en la elección en la Provincia"

Ariel Sujarchuk:

El alcalde de Escobar acaba de asumir su tercer mandato al frente del distrito. En diálogo con Ámbito, analiza la actualidad política, el triunfo de Milei y cómo será su nueva gestión.

Dueño de una extensa y diversa trayectoria política, Ariel Sujarchuk asumió el fin de semana su tercer mandato como intendente de Escobar. Durante su carrera, el funcionario trabajó en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y en el Ministerio de Desarrollo Social, entre otros cargos. Hasta principios de este año, además, se desempeñó como secretario de Economía del Conocimiento, puesto que dejó para volver al pago chico.

Con un escenario totalmente inédito dada la presidencia de Javier Milei, el alcalde deberá hacer equilibrio entre las necesidades del distrito y un contexto que se anticipa desafiante. Ante esa configuración, Sujarchuk llama a hacer una "gestión distinta" a sus primeras dos administraciones y se enfoca en aggiornar la ciudad a la revolución digital.

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En paralelo, el dirigente de Unión por la Patria (UP) destaca la elección hecha por los intendentes en territorio bonaerense, subraya que en esta ocasión la boleta fue "empujada de abajo hacia arriba" y analiza cuáles fueron los factores que llevaron al triunfo de Milei en el balotaje.

P.: Tuvo responsabilidad de gestión en la UBA y también en un municipio. ¿Qué paralelismos hay?

Ariel Sujarchuk.: Son cosas muy distintas. Mi experiencia en la UBA la disfruté un montón. Crecí, maduré, conocí gente muy interesante; gente muy grande, con una trayectoria y estilos muy distintos al de uno. Hay que sentarse, ver, empaparse. Encontrás gente contemporánea a vos, con ganas y otras habilidades. Como la UBA es un organismo colegiado, siempre tenés que negociar. También aprendés que los buenos y los malos no están en un lugar. Eso es muy importante. Las cosas que decís son de bronce. Eso tiene que ver con texto y contexto. Cada texto se somete a un contexto. Gestionar la UBA es hermoso, en un mundo muy endogámico: 350 mil alumnos, la población de Escobar. Hay 40 mil personas que cobran sueldo en la UBA. La municipalidad es el lugar más lindo para soñar algo y hacerlo relativamente rápido. Si vos querés hacer algo en la municipalidad y tenés los fondos para hacerlo, entre decisión y acción es un periodo muy corto. Ahí es donde más sentís que le podés trasnformar la vida a la gente. También es andar en moto sin casco: todo te va a la cara, te golpea. Tenés que tener el cuero muy duro para afrontar muchas situaciones heterogéneas.

P.: Teniendo en cuenta el nuevo contexto político, ¿será distinto este tercer mandato suyo?

A.S.: Primero va a ser distinto porque así lo propuse a la comunidad. Si uno no quiere entrar en una decadencia política, tiene que proponer algo distinto. Mi primer mandato fue producir un cambio en Escobar, el segundo mandato fue hacer una gestión mejor que la primera. La tercera tiene que ser distinta, si no va a ser una versión más de lo que ya hicimos antes. Nosotros mismos tenemos que proponernos renovarnos. Yo les digo a mis funcionarios "nosotros le tenemos que ganar a la gestión de Sujarchuk". Tenemos que mejorar la gestión de los 8 años anteriores. Esa es la capacidad de renovarnos a nosotros mismos. Si podemos, vamos a hacer una gestión distinta. Por compresión política, por tener la capacidad, la inteligencia de renovarnos a nosotros mismos.

P.: ¿Qué lineamientos planteó?

A.S.: Nosotros somos contemporáneos a la revolución digital. Si no preparamos una ciudad para la revolución digital, vamos a ser una ciudad vintage o unplugged. Desde lo estructuralmente municipal tenemos que hacer algo distinto. Por otro lado, cambiaron las circunstancias, lo que nos obliga a hacer algo distinto. Uno de los distintos habla chino mandarín y el otro chino cantonés: suenan parecido pero no se entienden. A partir de este nuevo mandato tengo la responsabilidad de fusionar y crear un nuevo dialecto.

P.: ¿Cómo evalúa la buena elección del peronismo en la Provincia teniendo en cuenta la derrota nacional?

A.S.: Hubo una muy buena elección nuestra en la Provincia, donde los intendentes fuimos un factor clave. Venimos de una tradición política donde el candidato a presidente tracciona la boleta; lo que se dice empujar la boleta desde arriba. Alfonsín gana las elecciones y lo hace ganar a Armendáriz y hace ganar a un señor Larghi en Escobar que no sentía que iba a ganar. Lo mismo sucede con Menem. Lo mismo pasó con De la Rúa. Excepto en la crisis del 2001, que desarmó la institucionalidad. Cuando fue electo Néstor, no se eligieron las otras categorías. Se puede volver a aplicar para cuando eligieron y reeligieron a Cristina. Todos los intendentes medíamos mucho más que nuestros candidatos. N o solo hablo por mí sino por la mayoría de mis compañeros. Eso ya hizo una campaña atípica, donde la boleta de abajo empujó la de arriba. En segundo lugar, Kicillof estuvo mucho más posicionado que sus competidores. Grindetti no tenía conocimiento y le ganó por poco a Santilli. En el caso de La Libertad Avanza, el único candidato conocido era Milei. Carolina Píparo se sumó al final. Como en el judo, hubo fortaleza de uno y se usó la debilidad del otro.

P.: En el balotaje quedó expuesta esa dinámica.

A.S.: Sergio Massa hizo un esfuerzo enorme. Yo fui funcionario con él. Massa fue electo candidato el último día. Nuestro espacio venía de un desorden gigante. Seguramente no era el candidato que más votos tenía. Asumió la responsabilidad y de menor a mayor construyó un camino. Hay que reconocer que si ganamos la Provincia y las intendencias es porque Sergio hizo un buen papel como candidato. Aun así hay que entender que fue el candidato de un proceso inflacionario altísimo. Eso la gente no lo aceptó y es entendible. Nos pasó también con nuestros propios compañeros, que militan y que son el peronismo. Estuvimos en deuda con un mandato que debe tener cualquier gobierno peronista: defender a los sectores populares, defender la industria, defender la soberanía nacional. Este gobierno falló en ese sentido y hay que hacerse cargo. Tenemos que hacer una reinvención seria y profunda de nuestras habilidades y prácticas políticas para volver a convencer a la gente de que somos la mejor opción para gobernar el país.

"Desde lo estructuralmente municipal, tenemos que hacer algo distinto", asegura Ariel Sujarchuk.

P.: La zona norte del Conurbano está vinculada a los countries y la opulencia. ¿Hay mucho prejuicio al respecto?

A.S.: El Conurbano tiene de todo: es la argentinidad en su expresión más pura. En Escobar mismo hay de todo, tenemos localidades, algunas con más sectores vulnerables, otras de barrios trabajadores, otras de clase media, otra más tradicionalista, alguna más conservadora y otras en pleno proceso de desarrollo. Tenemos 63 barrios cerrados, de los cuales muchos son económicamente más empoderados. Otros son de gente que vive en loteos, con algunos amenities. Lo mejor que puede hacer alguien antes de opinar es agarrar el auto o el 60 y conocer.

P.: ¿Siente que hay discriminación respecto al Conurbano?

A.S.: Hay que entender que la Provincia no es una masa uniforme, como tampoco lo es CABA. El sistema de pensamiento porteño -en el cual soy nacido- pone en esa masa un dispositivo discriminatorio. Si lo querés ver para la elite, son countries. Si no, son todos negros del Conurbano que nos vienen a chorear. No, pará: bajemos un cambio. Hay que entender que ese componente social genera el motor de tracción más importante que tiene la Argentina. En el Conurbano bonaerense está el sector más productivo, de mayor generación de riqueza, el sector más vulnerable, el sector con más necesidades.

P.: ¿Es equitativa la distribución de fondos respecto a esa realidad?

A.S.: El Presupuesto de veredas rotas de la Ciudad de Buenos Aires equivale a todo el presupuesto del partido de Escobar. Sin embargo, CABA tiene 208 kilómetros cuadrados y el partido de Escobar tiene 303 más 30 de islas. Empecemos a discutir como maneja la plata cada uno. Yo te aseguro que agarro la Ciudad y te la techo. Basta de gente en la calle, basta de veredas rotas, basta de tanta inseguridad. Con muy poca guita hacemos milagros. Vamos a dejar de bananear y de hacer fotos lindas y empezar a hacer construcciones propias que transformen la realidad de la gente.

P.: ¿Qué análisis hace sobre la disputa por el punto y medio de Coparticipación que hubo entre Ciudad y Nación?

A.S.: Ese punto y medio se lo regaló Macri a la Ciudad. Son miles y miles de millones, que se lo dieron a la ciudad más rica, con mayor PBI. No hay ninguna explicación por la cual haya tanta gente en situación de calle en la Ciudad si no fuera porque nadie se ocupa de atenderla. No hay ninguna explicación de por qué las escuelas están en el estado que están si no fuera porque se invierte más en lo que se ve que en lo que se educa. No hay ninguna de por qué las veredas están rotas cuando tienen 6.000, 7.000 veces más de presupuesto de veredas que lo que tenemos en Escobar, que es mucho más grande. No hay ninguna explicación de por qué la Ciudad no es modelo. Es una ciudad chica, poblada, con poder adquisitivo, bastante fácil de administrar porque está en una llanura, que resolvió algunos problemas hidráulicos en la gestión de Macri. Podría tener un upgrade gigante, pero financió una campaña nacional. En este último periodo no vimos una transformación seria, que mejore la vida de la gente. Es mucho más lo que se nota el crecimiento por la actividad privada que por la intervención del Estado.

P.: ¿Qué particularidades tiene que tener un administrador público?

A.S.: Primero hay que entender que siempre hay una dicotomía social entre el yo y el nosotros. ¿Uno está escindido del otro? No, porque existe el valor individual. El factor individual está, pero tiene que haber un factor colectivo. Esa situación no es una disociación salvo cuando, desde la mirada que acaba de ganar en la argentina, el individuo está por encima de lo colectivo. Esa es la discusión que tenemos que tener para entender que nadie se salva solo, que todos pertenecemos a la aldea global, que esa aldea global hay que sostenerla con sentimientos solidarios y colectivos. Que a los que nos va a un poco mejor tenemos que ser agradecidos a la vida.

P.: ¿Cómo ve la articulación de Escobar con Nación?

A.S.: Un municipio no es una provincia, por más que sea grande. Siempre articulás, gobierne quien gobierne. Hay esferas nacionales que tiene capilaridades municipales. Yo soy profundamente democrático. La gente me eligió como intendente, a Axel como gobernador y a Javier Milei como presidente. Mi responsabilidad primaria es generar y conseguir todos los recursos para que a la población de Escobar le vaya bien. Respetuoso de las instituciones, iré a gestionar tanto con el gobernador -afín a mi partido- como con el presidente -que no es afín con mi partido-. Independientemente de eso, son a quienes la democracia les dio los lugares para que a Escobar le lleguen todos los recursos posibles. Sobre eso no me voy a confundir nunca: no lo hice cuando ganó Macri - Vidal, no lo hice cuando ganó Alberto - Axel y no lo voy a hacer ahora.

Sujarchuk cree que, tras la derrota nacional, el peronismo debe generar nuevos liderazgos.

P.: ¿Cómo ve la actualidad del peronismo tras la derrota nacional?

A.S.: Con incertidumbre. Creo que hay generar nuevos liderazgos. No hay que tirar a nadie por la ventana. Hay que respetar la centralidad de Cristina y definir conducción política en la Provincia. No hay que apurar definiciones de acá a cuatro años porque sería quemar a alguien, pero hay que construir un nuevo modelo de conducción política y de relación con la sociedad. En ese lugar voy a estar yo. Al final lo que tenemos que admitir es que un señor que hace dos años era mayoritariamente desconocido, que salió tercero en una elección legislativa, que no tiene estructura legislativa, que no tiene un gobernador, que no tiene un intendente, es el presidente de la Argentina. Además de eso, ha logrado penetrar de manera clara y contundente, logrando un favoritismo enorme entre los jóvenes. Nosotros les dejamos de hablar a los jóvenes o lo hicimos de una manera que no les llegaba. Esa habilidad del otro no la podemos negar. Es nuestra responsabilidad pensar en qué nos equivocamos, hacer autocrítica y mirar para adelante para empezar un nuevo capítulo. No es que uno tiene una carrera de invictos, pero cuando las cosas no van bien, la responsabilidad es de uno: no es que la gente se equivoca.

P.: ¿Siente que faltó un mejor trabajo de comunicación?

A.S.: Cuando sos gobierno, tu mejor comunicación es la gestión. Cuando sos oposición, tu plataforma es la comunicación, porque no tenés gestión. Por mi experiencia como exconsultor comunicacional, no creo que las campañas se ganen 30 días antes. Cuando son muy parejas se pueden definir por penales, pero yo creo que las campañas se empiezan a construir dos años antes. Creo que eso es lo que hizo, con una inteligencia mucho más profunda de lo que creíamos, Javier Milei. Hubo un señor que es un mascarón de proa del establishment más concentrado que tenga la Argentina en el poder con los votos de la gente. El embajador en EEUU es Gerardo Werthein, una de las 8 familias más ricas del país. Ellos llaman casta a los políticos crónicos, pero no a la gente que se autodetermina a sí misma como la casta social. Ese es el poder real, el poder económico. Del menemismo, estamos viendo el cavallismo. Tampoco es el antiperonismo. Es muy interesante lo que va a pasar. Es el peronismo de derecha, derecha, pero no antiperonismo. Más aún: creo que Milei va a tener la habilidad de pivotear en algunas cosas radicales, en otras con el PRO. No nos preparemos para un gobierno de seis meses porque le vamos a pifiar. Tampoco nos podemos poner de punta con lo que la gente eligió antes de que arranque. Esto no es de tibios ni de moderados: esto es de vivos.

P.: ¿Considera una buena idea suprimir las elecciones de medio término, como plantean desde La Libertad Avanza?

A.S.: Wado de Pedro piensa igual, es una idea suya. Hay que repensar el sistema electoral argentino. Teníamos un sistema en el que se elegía presidente cada seis años y no se reelegía. Yo estoy a favor del sistema actual, pero estar cada dos años eligiendo hace que nunca pares de estar en campaña. En tu mejor año, que es el segundo, ya tenés que estar en campaña de vuelta. Y otra cosa más: hay que dejar de inventar que la boleta de papel no sirve.

P.: Como opositor, ¿cómo cree que van a ser estos cuatro años?

A.S.: El presidente es el que tiene que mover las fichas. Ya asumió, ahora tiene que mandar su paquete de leyes al Congreso. Vamos a ver cuál es ese paquete, cómo se trata, qué se debate, cuál es la relación con la oposición, con los dirigentes legislativos y territoriales. Todo hoy está en manos del presidente. Lo digo como virtud, no como chicana. Ganó, es él el que propone y el que propone es el que marca las reglas. En la misma cancha se puede jugar al handball y al fútbol. Uno es con la mano y el otro con el pie. Si las reglas están claras, el sistema va a funcionar. La democracia argentina, a 40 años, muestra que está mucho más sana de algunos nos quieren hacer creer. Frente a esa movilidad, va a empezar a ser lo que la oposición tenga que empezar a armar. Para eso hay que dejar que la pelota empiece a rodar.

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