Ajuste, con coparticipación federal de costos

Florencio Randazzo no fue muy original al anunciar el virtual congelamiento de subsidios nacionales al transporte público, un método para achicar ese rubro presupuestario de manera gradual pero persistente gracias a los servicios de la inflación .
El ministro expuso así el traspaso de la responsabilidad a las provincias: cuando la plata no alcance, cada distrito deberá garantizar nuevos fondos o hacerse cargo del aumento de los boletos . Se trata de compartir y, si se puede, transferir el desgaste del ajuste . El método repetido con el anuncio de la semana pasada no es nuevo: desde hace una década , el Fondo del Conurbano Bonaerense está clavado en la misma cifra. La pelea con Daniel Scioli explica una parte de la película y la difícil situación económica, el resto. El punto, sobre todo frente a gobernadores amigos, es cómo cargarles la mochila y al mismo tiempo mantenerlos alineados.

Las encuestas, indicadores que obsesionan al poder, circularon con más velocidad y mayor volumen en los últimos días, para medir el impacto de la pelea entre la Presidenta y Scioli. Pero sondeos previos ya venían inquietando al Gobierno, lo suficiente como para profundizar la línea de coparticipar con las provincias costos políticos derivados de los recortes provocados por el decaimiento económico.

Esas encuestas, con distintos modos de abordaje del tema, señalan que las preocupaciones vinculadas con la situación económica compiten sólo de atrás con la inseguridad . La inflación, en primer lugar, pero también el empleo y las perspectivas personales ensombrecidas, aparecen en conjunto como puntos destacados en la mayoría de los sondeos.

El caso de las últimas batallas con el gobernador bonaerense agregó cuestiones específicas, pero también otra de proyección más general. Las referidas exclusivamente a Cristina Fernández de Kirchner y Scioli señalan que el gobernador sufrió desgaste, pero más aún lo registró la Presidenta. En paralelo, a juicio de la mayoría de los entrevistados, la disputa por fondos se recorta como una cuestión de internas políticas , antes que como resultado de razones financieras. En las dos lecturas, resulta evidente que el ahogo provocado por el desdoblamiento del aguinaldo anotó un impacto no deseado por Olivos , ilusionado con un efecto sólo desgastante para su potencial competidor en la carrera por la candidatura de 2015.

Pero una mirada más amplia detecta que el molde ideado por el cristinismo se desborda en simultáneo con una valoración nacional: nada de lo que ocurre en la Provincia es percibido como ajeno al Gobierno nacional . Esa percepción parece uno de los principales ingredientes de la decisión de armar una tregua de hecho con Scioli, que de todos modos sigue siendo el principal competidor a esmerilar con el fin de asegurarse, al mismo tiempo, la integración de una lista de fieles para las elecciones del año que viene.

Nada indica que el cristinismo vaya a abandonar su objetivo reeleccionista.

Esa estrategia elemental de asegurarse legisladores alineados no con sus jefes territoriales sino de manera directa con Olivos se proyecta a todas las provincias gobernadas por el peronismo, hasta ahora sin concesiones. La fórmula de la dependencia financiera como recurso repetido para asegurar disciplinamiento político dispara a su vez un nuevo interrogante , vinculado de manera directa al menor flujo de fondos para los distritos.

El listado de provincias con problemas presupuestarios es enorme, mayoritario. El caso bonaerense tiene los componentes propios y conflictivos ya señalados. También Santa Cruz exhibe características especiales, pero sobresaltos también vienen padeciendo mandatarios de alineamiento acrítico con la Presidenta, como los de Entre Ríos y Tucumán.

Si las derivaciones del desaceleramiento económico son vistas en las encuestas como temas esencialmente nacionales, los padecimientos provocados por el ajuste difícilmente sean asimilados como problemas de exclusiva escala provincial, sino más bien lo contrario.

Esa es, en espejo, la imagen devuelta por la construcción de Olivos que busca mostrar a la Presidenta como gobernante excluyente: lo provincial es expresión del modelo, con jefes locales sujetos a una voluntad mayor.

Visto así y si hay crujidos, los ruidos son nacionales.

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