A pesar de que el dato de inflación es objetico y el mismo Banco Central que había proyectado un 15 por ciento para todo 2018, ahora informa un 27,5 por ciento para todo el año, las medidas de fuerza del Frente de Unidad Docente, de la CICOP y de la AJB no logran entusiasmar a la totalidad de los empleados de cada sector y muchos menos al resto de los vecinos de la provincia.

Con este escenario, no solamente los paros y movilizaciones fueron perdiendo fuerza, sino que comienzan a agotarse los mecanismos alternativos como los que pusieron en marcha los maestros con pequeñas manifestaciones simbólicas en la Casa de Gobierno, el fallo judicial que obligó a convocar a la AJB y la carta documento que emitió el gremio de los médicos de hospitales públicos.

Con la certeza de que por el momento la protesta es desarticulada y no logra anclaje en otros sectores sociales, el gobierno insiste con su posición rígida y se prepara para avanzar contra los sindicatos, a tono con las medidas aplicadas por el gobierno nacional.

La orden de la titular del Ejecutivo es clara y precisa: no se firma ningún acuerdo por encima de los 15 puntos, y la única posibilidad de reapertura es la cláusula de revisión en septiembre, aunque la inflación acumulada ya esté por encima de lo ofertado.

En paralelo, los ministros y secretarios de cada área tienen como tarea desautorizar las protestas, minimizar los reclamos y dentro de lo posible desconocer o ignorar la representación gremial de los trabajadores, intentando aplicar mecanismos de comunicación directa con los empleados.

Con todo esto el gobierno confía en sortear el resto del año, aunque no logre un acuerdo salarial con los sectores más duros del empleo público de la provincia, y llegar al 2019 sin demasiados sobresaltos para encarar el año electoral.

Pero… nismos

Sin referentes indiscutidos, el peronismo de la provincia no logra detener el proceso de atomización y ni siquiera el ámbito legislativo permite articular miradas comunes perdurables en el tiempo, por lo que la frase “hay 2019” se acerca cada vez más a una expresión de deseo que a una realidad.

Tanto en la Cámara de Diputados, como en la de Senadores se notó esta semana que los bloques pregonan la “unidad” hacia afuera, pero en realidad buscan el posicionamiento propio en un escenario cada vez más complicado en materia económica.

En la Cámara baja parecía que podía replicarse la experiencia del Congreso nacional, donde la oposición logró aprobar el proyecto antitarifazos que luego vetó Mauricio Macri, sin embargo, la discusión sobre impuestos en los servicios detonó los vínculos entre Unidad Ciudadana, el Frente Renovador y el PJ Unidad y Renovación.

Con un kirchnerismo que representa el ala dura de la oposición y sectores dialoguistas representados por el massismo y el PJ, la tarea del oficialismo para evitar la unidad parece sencilla.

La necesidad de dirigentes sin representación institucional, como Sergio Massa, facilitan acuerdos para que los renovadores recuperen el centro de la escena, como el que le permitió aprobar el proyecto sobre rebaja de impuestos.  El mismo movimiento cargó de tensión al bloque de Julio Pereyra que se vio desplazado, y dejó expuesta la rigidez del kirchnerismo a la hora de la negociación.

En el Senado la atomización le permitió a Cambiemos elegir a los representantes de la oposición para el Consejo de la Magistratura.  Tras meses de falta de acuerdo entre el PJ y UC, y por fuera de la Legislatura, Gustavo Menéndez hizo valer los acuerdos previos y se quedó con el lugar que le hubiera correspondido a Sergio Berni.

Podría decirse que el “tano” se cobró los agravios que le propinó el senador K cuando lo acusó por “aprobarle todo a Vidal”, durante un acto del PJ en Pergamino.  Al menos por el momento, ese acercamiento parece haberle dado resultado al intendente de Merlo.