Mar del Plata fue la nave insignia de la corrupción de Scioli

Mar del Plata fue la nave insignia de la corrupción de Scioli

La mejor manera de explicarlo fueron las últimas elecciones presidenciales. El ciudadano de General Pueyrredon eligió a Mauricio Macri, pero hubo un claro mensaje de condena y castigo hacia el ex gobernador. No hubo perdón a la impudicia convertida en despilfarro durante ocho años. 

Se volcaron fondos públicos, beneficios, subsidios, concesiones, excepciones, exenciones y discrecional pautas de propaganda oficial, con realización de show artísticos y deportivos. Todas las páginas del manual del populismo sostenido por el esfuerzo de los contribuyentes. Aún con el apoyo de los medios más importantes de la ciudad, entre ellos el multimedios La Capital, un vocero político del oficialismo reinante.

Scioli llegaba una vez por semana a Mar del Plata, corría por La Rambla, se metía al mar con los turistas, iba a la fiesta de los pescadores, al fútbol de verano, a los recitales “gratuitos” que él auspiciaba, a las obras de teatro más taquilleras etc. Decía que Mar del Plata era su ciudad adoptiva, pero cayó por 20 puntos, en el segundo distrito de importancia electoral de la provincia. En Mar del Plata está todo para investigar, porque la gente palpó la corrupción convertida en pobreza, desocupación e inseguridad, y lo expresó con su voto.

Sólo un mega acuerdo político, que tuvo integrantes disciplinados, ha permitido que la administración del ex gobernador Daniel Scioli, haya usado su gestión como botín político y trampolín de su aventura personal de convertirse en presidente de la Nación. Alquiló a Karina Rabollini y a Marcelo Tinelli. La modelo metió mano en los fondos de la Fundación Banco de la Provincia con un colosal aporte económico y financiero a la campaña y el conductor televisivo fue la cara de la institución crediticia de los bonaerenses. Scioli incorporó el color naranja los frentes de los edificios del Banco Provincia. Estos excesos y abusos no han sido gratis y como tales han sido denunciados.

Por ahora sólo lo salpican los cargos que surgen de la denuncia de la diputada Elisa Carrió. Es bastante improbable que la misma prospere en los términos esperados, debido a que el peronismo tomó desde 1987 el dominio de los organismos de control, distribuyendo el juego con el reparto de cargos con generosos emolumentos oficiales. La justicia es un órgano que acompañó al P.J. en general, y al sciolismo – kirchnerista en particular en los últimos ocho años.

Esta tarea de remoción del cúmulo de pruebas de la denuncia de Carrió, es competencia del gobierno de María Eugenia Vidal, que debería acompañar e impulsar la investigación constituyéndose en una figura como la de particular damnificado en representación de todos los bonaerenses, que sufren la inseguridad, sin atención de salud y educación pública, sin infraestructura vial y ferroviaria, colapso en la justicia etc.

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