Los desafíos que enfrenta María Eugenia Vidal con la Policía Bonaerense

Los desafíos que enfrenta María Eugenia Vidal con la Policía Bonaerense

La flamante gobernadora heredará el control de una compleja fuerza de más de 90 mil hombres. La poca preparación de las policías locales es un eje de polémica. ¿Quién será el nuevo ministro provincial?

En plena campaña, mucho antes de cualquier rumor de alianza de cara al ballotage, Sergio Massa no era demasiado optimista de cara a un eventual triunfo de María Eugenia Vidal y su control de la Policía Bonaerense: "Se la van a comer". Pero tras su inesperada victoria del domingo último, la realidad se volvió evidente: la nueva gobernadora de Cambiemos tendrá que ponerse al frente de una de las fuerzas de seguridad más descentralizadas y compleja del país. Son, según números de la gestión del actual ministro Alejandro Granados, más de 92 mil hombres -un número que creció en un 50% en los últimos años- y 3.800 móviles en 136 intendencias. No es algo fácil de contener.

Por lo pronto, quién será el nuevo ministro de Seguridad bonaerense es una incógnita hasta dentro de Cambiemos mismo, confían fuentes del macrismo a InfobaeEugenio Burzaco, ex jefe de la Metropolitana, es un nombre que cobra fuerza. Burzaco, junto con Cristian Ritondo y Guillermo Montenegro, trabaja desde hace un año en el plan nacional de seguridad de Macri como responsable de los equipos técnicos del área. Una voz de peso afirma: "Hubo propuestas informales de parte de María Eugenia cuando Burzaco se incorporó a la campaña".

Por otra parte, el inesperado ballotage del domingo cambió el juego; las aspiraciones individuales apuntan a la Casa Rosada para heredar el despacho de Sergio Berni. Por otra parte, un eventual acercamiento a Massa abre la puerta en el plano nacional a Diego Gorgal, de buena sintonía con el macrismo. Sin embargo, qué puesto le toque a Ritondo, Burzaco y Montenegro depende de una decisión que todavía se aguarda de Macri mismo, en conjunto con Vidal y el jefe de gobierno electo, Horacio Rodríguez Larreta.

En medio de un obvio clima de incertidumbre, no se habla de una transición violenta en el Ministerio platense. Cerca de Granados, hablan de que en cuanto Vidal los contacte harán lo posible para asegurar un cambio de mando sin sobresaltos. "Van a tener que continuar lo que se empezó en esta gestión", afirma una voz. Un cambio de jefatura en la Bonaerense, por otra parte, es esperable, aunque no hay nombres firmes más allá de especulaciones.

La mesa chica de Macri, mientras tanto, tiene nociones sobre qué hacer con la Policía Bonaerense. La palabra es una: reforma. Una fuente reconocida en el esquema de Cambiemos explica: "Creemos que la Bonaerense necesita un proceso de reforma sostenido en el tiempo, que tiene que ver con dignificar la carrera policial para poder controlar y exigir. Tuvimos una experiencia exitosa en la Metropolitana; les dimos buenos sueldos, obra social. O sea, que se dediquen solo policías, no custodiar shoppings y bancos. Eso dio un giro copernicano: nos permitió exigirles. Permitió cortar la cultura de pasar la gorra y manguear comercios, que hace mucho daño. Por otra parte tenés que rendir un apto físico, sino, no podés trabajar en la calle y se gana menos. Las prácticas de tiro son obligatorias".

Las policías locales, en términos de anuncios de gestión, fueron una pieza central del discurso sciolista: 11 mil ya están en la calle y en un mes se incorporarán 7 mil más. El gobernador se presentaba para dar un discurso de graduación en algún punto de la Provincia virtualmente cada semana en sus últimos meses de campaña electoral. "El programa se decidió con el apoyo y el consentimiento de los intendentes. El gobernador que venga no se va a poner en contra de eso", dice un hombre del entorno de Granados. Pero el equipo que rodea a Vidal no ve con buenos ojos que jóvenes de apenas de 18 años reciban una placa y un arma luego de un curso de apenas seis meses, algo que es criticado desde dentro de la Bonaerense misma. Diversas voces hablan de un eventual proceso de reentrenamiento para la nueva policía creada por Scioli.

"La policía necesitaba recuperar presencia en la calle, eso es cierto. Pero hablamos un pibe con 18 años que no tiene herramientas ni capacitación para actuar, fácilmente cooptable, que puede usar un arma mal y hacer un desastre. En la Metropolitana, alguien con menos de un año de entrenamiento no sale a la calle. Se va a tener que trabajar con los municipios para esto. Estos chicos van a tener que estar ahí cumpliendo su deber. El personal tiene que ser re-entrenado", aseguran desde Cambiemos.

De vuelta en La Plata, la cúpula de la Bonaerense se sienta y espera. Nadie, por lo pronto, habla de un motín contra la nueva gobernadora. Un veterano jefe admite entre risas: "Ya pasamos por Arslanian, por Ruckauf, por Casal, por Granados, por Stornelli. Fuimos del semi-garantismo a la mano dura. Experimentaron todos". Las cabezas en Cambiemos lo admiten: la Bonaerense actual no es la "maldita policía" de los 90. El mismo jefe asegura: "La conducción de la fuerza está integrada por comisarios generales muy jóvenes, que vienen de la época de Arslanian, donde para ascender tenías que ser abogado o demostrar estudios y tener un legajo intachable. Además, hay un control muy estricto de Asuntos Internos". Y sigue: "Quien llegue tiene que sumar, cambiar para agilizar el laburo. Creemos que va a haber una buena gestión y va a ser respaldada. Ojalá venga Vidal con ganas de ayudarnos. No hay ideologías acá. El 85% está encolumnado".

El modelo de la Metropolitana es visto con buenos ojos: "Vemos la cárcel contravencional del gobierno porteño y no lo podemos creer. No podemos tener un tipo en un calabozo de una comisaría. Todos los recursos que tienen, ¿cómo no los vamos a querer?", asegura la fuente, que espera una previsible lectura de legajos y la eventual expulsión de varias figuras. Pero una entrada de Vidal y su nuevo ministro con promesas pública de purga sería al menos contraproducente: "Ya lo vivimos trescientas veces y ya estamos cansados de la demonización. Que vea antes quién es quién".

Vidal enfrenta no solo la eventual corrupción de comisarios y efectivos, sino también un territorio complejo de alto nivel de inseguridad, con falencias policiales como la mayor tasa de detenciones en el país por tenencia simple de estupefacientes en incumplimiento del fallo Arriola, según fuentes judiciales, algo que diversos fiscales federales rechazan de pleno como un abultamiento superfluo de sus escritorios. Y con respecto a las fuerzas mismas, el mapa se vuelve complejo.

El abogado Gabriel Iezzi, candidato a secretario de Seguridad por el sciolismo en las últimas elecciones en Vicente López, es un conocedor del territorio: "Vidal se va a encontrar con fuerzas que operan en la misma jurisdicción, la Policía modificó las DDI, que ahora son unidades de coordinación. Tenés Policía federal y Gendarmería, lo que se torna necesario para administrar mejor los recursos es hacer una sinergia entre fuerzas. En San Martín y Tres de Febrero ocurre esto. Y va a ser necesario seguir trabajando en la sinergia entre Justicia y Seguridad. Son primos hermanos. Se va a encontrar con una Justicia más descentralizada, fiscales y jueces de garantía barriales. Va a ser bueno continuar y profundizar los foros de seguridad, que sirven de contención, y acercamiento con la ciudadanía. En el plan de Vicente López hablamos de una Dirección de Participación Ciudadana, por ejemplo".

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