Cruces y divisiones en la OEA durante el debate sobre la crisis de Venezuela

Tras la ofensiva de Almagro, ahora los países aliados del chavismo resisten la iniciativa argentina para mediar en un diálogo entre el gobierno y la oposición

NUEVA YORK.- Una iniciativa de la Argentina para empezar un diálogo "abierto e inclusivo" en Venezuela y resolver la crisis en ese país chocó ayer en la Organización de los Estados Americanos (OEA) con la oposición del gobierno de Nicolás Maduro.

Un debate plagado de idas y venidas, que comenzó tres horas después de lo previsto y se extendió durante todo el día, dejó al descubierto las divisiones en la región. Finalmente, el presidente del Consejo Permanente de la OEA, el embajador argentino Juan José Arcuri, llamó a un cuarto intermedio -el segundo- para intentar lograr un consenso. Pero anoche las deliberaciones diplomáticas continuaban.

Venezuela, con el apoyo de Ecuador, Bolivia, República Dominicana y Nicaragua, trabó la votación de la propuesta argentina, que convoca a una diálogo entre el gobierno de Maduro y la oposición, y contaba con el apoyo de la mayoría de los miembros de la OEA.

Caracas impulsó una resolución propia en la que además de respaldar el diálogo incluía un respaldo explícito al gobierno de Maduro y rechazaba cualquier "intento de alterar el orden constitucional venezolano".

Durante el debate, el embajador de Venezuela en la OEA, Bernardo Álvarez, utilizó varias veces el argumento de que no habían participado de las "conversaciones informales" donde se pulió la iniciativa argentina.

"Existe una masiva campaña contra Venezuela. Eso es una agresión, que nosotros hemos identificado como una agresión política y mediática", afirmó, al hablar sobre la crisis en su país. "Si se quiere apoyar a Venezuela, lo primero que debe hacerse es apoyar a sus autoridades, a su gobierno legítimo y constitucional, porque en Venezuela hay un gobierno legítimo y constitucional. Cualquier discusión sobre el país tiene que partir de ese supuesto", demandó.

La discusión llegó un día después de que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, hiciera pública una carta con duras críticas a Maduro y activara la Carta Democrática, un mecanismo que podría llevar a la suspensión de Venezuela en la OEA.

Ayer, el presidente boliviano, Evo Morales, y el ecuatoriano, Rafael Correa, ambos aliados de Caracas, criticaron la movida de Almagro. Morales lo acusó de ser un "instrumento de intervencionismo".

Estados Unidos, Canadá, Brasil, México, Colombia, Chile, Uruguay y la Argentina pusieron el énfasis en la búsqueda del diálogo. La propuesta argentina contó con el respaldo de 30 de los 34 miembros de la OEA. Varios países remarcaron un mismo principio: la crisis venezolana debe ser resuelta por los venezolanos. Colombia, Chile, Uruguay y la Argentina son los únicos que han apoyado públicamente el referéndum revocatorio contra Maduro.

Los países alineados con Caracas aprovecharon el debate para criticar a Almagro. Uno de los más asertivos fue el embajador de Ecuador, Marco Vinicio Albuja Martínez, que lo acusó de estar "lejos de la ecuanimidad y la mesura" y de generar profundas divisiones. "La Secretaría General demuestra que se encuentra desubicada. Sus pronunciamientos están fuera de lugar", dijo.

Estados Unidos y Canadá ofrecieron la oposición más contundente a Caracas. El embajador norteamericano, Michael Fitzpatrick, exigió la liberación de los presos políticos, denunció el bloqueo a las iniciativas de la Asamblea Nacional y dio un respaldo explícito al referéndum revocatorio contra Maduro.

"Respaldamos fuertemente medidas constitucionales que le permitan al pueblo venezolano expresar su voluntad de manera pacífica", dijo.

Ya entrada la tarde, Arcuri intentó que se votara la resolución consensuada entre la mayoría de los miembros -dijo que contaba con el respaldo de 28 naciones-, pero se topó otra vez con la oposición de los países alineados con Caracas. Diego Pary Rodríguez, embajador de Bolivia, dijo que se intentaba "forzar a una votación" y pidió crear un grupo de trabajo. Nicaragua respaldó la idea, México se opuso y el representante de Canadá, ya sin paciencia, dijo que si el grupo que había trabajado en la resolución no era un grupo de trabajo, entonces no sabía "qué diablos era". Si Venezuela no participó, fue porque no quiso, agregó.

Arcuri también se mostró ofuscado. Dijo que todas las charlas fueron "de buena fe" y, en un mensaje directo a Venezuela, señaló que todas las delegaciones estuvieron siempre al tanto y tuvieron acceso a todos los documentos en discusión.

"No vamos a aceptar ningún argumento de que se ocultó nada", dijo.

Luego convocó al cuarto intermedio en busca de un consenso que al caer la tarde todavía no aparecía..

Comentá la nota