La Argentina vuelve a estar en default después de 12 años

El ministro de Economía en una muy enredada conferencia de prensa confirmó que no hubo acuerdo. "No se", dijo para explicar que estamos en default.

"Si esto fuera un default, ese dinero que está ahí no estaría ahí", dijo el ministro de Economía, Axel Kicillof, luego de más de media hora en la que en una larga y muy enredada perorata no pudo explicar con claridad lo obvio: Que fracasaron las negociaciones ante el mediador Daniel Pollack.

"No se como se llama esto", se limitó a decir para explicar que la Argentina está nuevamente en default y luego lanzó una nueva tanda de retórica anti capitalista al cuestionar a la agencia Standard & Poors que hoy puso al país en Default Selectivo.

El fracaso de las negociaciones fue confirmado mientras el ministro hablaba por el mediador Pollack. "La gente común, los ciudadanos argentinos van a ser las reales y últimas víctimas", se lamentó el mediador.

El ministro de Economía dialogó con la prensa en la sede del Consulado argentino en New York, en la que jugó con un suspenso irresponsable y que por momentos se le fue de las manos, enredándose, para no decir lo único importante: Si hubo o no acuerdo. 

Pero a medida que avanzaba en su barroca exposición, muy de barricada y poco precisa respecto a lo que ocurrió en el proceso de negociaciones, fue quedando claro que la Argentina volvía a estar en default después de poco más de 12 años, cuando el 23 de diciembre del 2001 lo declaró el entonces presidente Adolfo Rodríguez Saá.

Este descenlace que el mercado se negó a aceptar como posible, por su aversión a los actos notoriamente irracionales, fue anticipado por LPO en una primicia que tuvo impacto internacional el el 15 de Julio pasado. Luego el 24 pasado este medio dio más detalles y reveló que Cristina estaba avanzando en reuniones con sus funcionarios económicos para trazar escenarios posibles de vivir en default al menos hasta fin de año, cuando vence la cláusula RUFO.

Kicillof se limitó a repetir viejos argumentos, que la Argentina no piensa ofrecerle a los fondos buitres liderados por Paul Singer más que la posibilidad que ingresen a los canjes previos. Se trata de un obvio disparate ya que estos fondos hicieron un juicio precisamente porque no quisieron entrar en esos canjes y ganaron en todas las instancias de la justicia norteamericana.

"Me enteré por los diarios", dijo despectivo Kicillof sobre la negociación de último momento que intentaron un grupo de banqueros argentinos liderados por Jorge Brito del Banco Macro e incluso negó que hayan participado de las reuniones con el mediador. Esta negativa acaso revela el recrudecimiento de internas en el Gobierno, ya que esta irrupción de los banqueros de último momento para evitar el default fue auspiciada por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich y el presidente del Banco Central Ricardo Fábrega.

Lo cierto es que ayer en su discurso en Venezuela en una reunión del Mercosur, la presidente Cristina Kirchner había reiterado que su única oferta a los buitres era que ingresaran al canje. Esto marcaba una contradicción importante con las informaciones que salían desde Buenos Aires que daban cuenta del aporte de los banqueros de una garantía de 250 millones de dólares para evitar el default.

"Me veo ingratamente sorprendido por desafortunado comunicado de Pollack que parece redactada para favorecer a una de las partes", se quejó también Kicillof cuando le preguntaron por el comunicado del mediador que dice lo obvio: Que la Argentina está en default.

"No entiendo como funciona la justicia norteamericana", dijo el ministro en otro tramo para el olvido.

Lo cierto es que la decisión de ir a una cesación de pagos dispara riesgos enormes para el país que equiparan o superan los que planteaba la cláusula RUFO. Tal como ayer reveló LPO, la decisión de Standard & Poors de mandar los bonos del país a la categoría Default, podría obligar a fondos de inversión que tienen títulos argentinos a desprenderse de esa cartera porque se lo exigen sus estatutos.

Esto puede llevar a que se desplomen las cotizaciones y los tenedores se vean tentados a pedir la aceleración de los pagos, como se establece en sus estatutos de emisión, lo que podría llevar a la Argentina a enfrentar reclamos de pagos inmediatos por más de 30 mil millones de dólares, según calculan las agencias especializadas.

También existe el riesgo de que se activen las cláusulas de cross default, esto es que los bonistas que no estén en default -por cobrar por ejemplo en la Argentina-, se consideren defaulteados y exijan por su parte la aceleración de los pagos.

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