El triunfo de una implacable máquina electoral

Por Rubén Guillemi |

ASUNCIÓN.- El triunfo de ayer en Paraguay hay que atribuirlo primero al Partido Colorado, y luego a Horacio Cartes.

Por lo menos eso piensa la mayoría de los analistas, que creen que cualquier candidato habría tenido serias posibilidades de alcanzar la victoria por la enorme capacidad organizativa y de movilización que tiene esa organización, y por lo que significa entre los paraguayos un partido de 126 años que dominó el gobierno entre 1946 y 2008.

"El Partido Colorado representa trabajo, pertenencia al establishment y el acceso a determinados beneficios. No hay que olvidarse que en la época de la dictadura de Alfredo Stroessner [1954-1989], el 75% de los paraguayos estaba afiliado al partido y aunque ese número fue bajando, hoy debe de rondar el 50% del padrón", explicó a LA NACION Francisco Capli, director de First, la principal encuestadora del país.

"Durante toda la jornada electoral, yo pude ver las camionetas de los colorados llevando gente a votar. Y ésa es una capacidad que no tienen los liberales", agregó.

En Asunción, el triunfo colorado fue mucho más claro por la enorme cantidad de empleados públicos que hay. Se estima que el 80% de ellos está afiliado al partido, porque para muchos fue la condición que tuvieron que cumplir en su momento para poder acceder a un empleo público.

Un segundo aspecto de la victoria de Cartes fue que lanzó su campaña mucho antes que Efraín Alegre y con una fabulosa inversión monetaria, fruto de su inmensa fortuna.

Además de comprarse el apoyo de muchos dirigentes, Cartes convenció al ciudadano común que su nombre es igual a creación de empleo. Con la excusa de que era propaganda de la empresa y no del candidato, los videos publicitarios del Grupo Cartes se emitieron incansablemente por televisión, incluso durante la veda electoral.

En tercer lugar, la pregunta puede ser por qué perdió Alegre. Capli considera que el liberal está pagando las culpas de la destitución de Lugo y que el acuerdo que logró con el partido del desaparecido general Lino Oviedo no fue acompañado por los votantes oviedistas. "La izquierda castigó a Alegre por los errores de este gobierno de Federico Franco que nació con fórceps y aislado de la región", dijo Capli. "Además, según nuestros sondeos, los votantes de Oviedo prefirieron volver a sus orígenes colorados", agregó.

Según sus nuevos dirigentes, sería un error creer que el Partido Colorado que venció en los comicios de ayer es el mismo que apoyó a la dictadura de Stroessner.

"Yo tenía 26 años cuando terminó la dictadura, y nosotros hemos reconstruido el partido sobre la base del voto joven. En estos cinco años que no fuimos gobierno afiliamos a 400.000 jóvenes", dijo a LA NACION Lilian Samaniego, la presidenta de la organización.

Al ser consultada sobre la identidad de su partido, Samaniego dijo: "Es la de la paraguayidad. Está enraizado en nuestra idiosincrasia. No se trata de una ideología importada como la de los liberales".

"Nosotros reconocemos los errores del pasado -agregó- y queremos reivindicar al coloradismo con obras, con gestión. Nunca más una dictadura de ningún partido. Eso es lo que puedo decirle con la mayor garantía. El Partido Colorado de hoy sabe que la única herramienta de acción política es el diálogo.".

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