La desaparición de Julio López, testigo clave en el juicio que se llevó a cabo en el 2006 contra el represor Miguel Etchecolatz, constituye uno de los hechos más dolorosos del kirchnerismo, que aún le sigue valiendo duras críticas de las algunas agrupaciones que consideran que el gobierno no hizo lo suficiente por encontrarlo. A siete años de la última vez que López fue visto con vida, organizaciones de izquierda y kirchneristas marcharon juntas por las principales avenidas de La Plata. A pesar de las diferencias, los distintos sellos políticos confluyeron con un mismo objetivo: exigir justicia.
La historia de Julio López parece una novela inverosímil. Militante peronista de base, residente del barrio de Los Hornos, López fue víctima de la dictadura cívico-militar de 1976, que lo desapareció hasta que logró salvarse, dejando atrás el horror y las secuelas de la tortura. Muchos años después, luego de que Néstor Kichner anulara las controvertidas leyes de Obediencia Debida y Punto Final, el hombre que sobrevivió al infierno se animó a declarar en los juicios que condenaron a cadena perpetua a Miguel Etchecolatz. Su testimonio fue clave para el veredicto final.
El 18 de septiembre del 2006, Julio López fue visto por última vez saliendo de su casa en Los Hornos. Desde entonces, sus familiares y amigos lo buscan desesperadamente. Se convirtió en una bandera de los derechos humanos, y en el ícono de las personas desaparecidas en democracia. Su caso dividió aguas entre quienes apoyaban (y aún apoyan) al gobierno nacional, y quienes consideraron que hubo connivencia entre la bonaerense y el poder político.
UNIDOS Y ENFRENTADOS
La bandera de Julio López fue levantada por organizaciones de izquierda desde el principio. La agrupación que nuclea a los H.I.J.O.S. que no responden al gobierno siempre estuvo a la cabeza del reclamo de justicia, criticando duramente al kirchnerismo.
El año pasado, La Cámpora se hizo eco del pedido de aparición con vida considerando que el gobierno nacional ha sido un defensor acérrimo de los derechos humanos. La postura que adoptó la organización dejó sentado que el oscuro episodio no es sólo una mancha en la gestión oficialista sino también un hecho doloroso que debe ser juzgado.
De todas maneras, a siete años de la desaparición, la causa pudo más que las rivalidades políticas y las agrupaciones resolvieron marchar de manera conjunta aunque, por supuesto, la izquierda cuestionó al gobierno nacional y, en su misma línea, a las gestiones provinciales kirchneristas, con una bandera con la leyenda “Sin Julio López no hay dékada ganada”.
QUIÉNES MARCHARON
Desde diferentes puntos de la ciudad, las organizaciones fueron llegando a Plaza Moreno. Desde allí, por diagonal 74, se movilizaron hasta la Plaza San Martín, en donde H.I.J.O.S. montó un escenario desde el cual distintos oradores recordaron los desafortunados dichos de Aníbal Fernández cuando se supo de la desaparición de López (“Debe estar escondido en lo de una tía”) y la actuación desacertada de Felipe Solá, quien encomendó la búsqueda a la bonaerense.
Estuvieron presentes las banderas de H.I.J.O.S., el Partido Obrero, el PTS, el MST, Las Rojas, el Frente Popular Darío Santillán, el Frente Podemos, Unión del Pueblo, Barrios de Pie y la CUES, además de algunas asambleas vecinales. Más atrás se ubicó Quebracho, que dividió a la izquierda de las agrupaciones que apoyan al gobierno nacional: el MPE, Conapla, La Walsh, Nuevo Encuentro y el Partido Comunista alineado al oficialismo
Comentá la nota