Salto inflacionario: la amenaza latente que no se concreta

Salto inflacionario: la amenaza latente que no se concreta

El IPC de julio fue de 1,9%. Alto, como siempre, pero marcó desaceleración. En un contexto de consumo en cámara lenta y precios relativos controlados, la emisión monetaria récord todavía no mostró un mayor impacto. El año terminará con una desaceleración de hasta 18 puntos respecto al 2019.

 

 

En línea con una dinámica de precios relativos sin mayores sobresaltos, la inflación volvió a desacelerar en julio. Se esperaba que permaneciera calma y en torno a los niveles del mes anterior pero finalmente marcó apenas 1,9%, un poco por debajo. El congelamiento de tarifas y combustibles, los salarios contenidos por la pandemia y el dólar avanzando con calma y apenas por encima de la inflación, fueron las tres claves, en el marco de un consumo que avanza en cámara lenta. En el horizonte continúa la amenaza de que esos precios relativos reciban algún sacudón.

Por caso, el posible aumento de 7% en los combustibles agregaría dinámica a los precios, ya que afecta a los costos en general. Dependerá de que se confirme y de si se realiza en un golpe o en cuotas. Las tarifas, y el transporte, permanecerán congeladas hasta fin de año. El dólar será una clave, también. Continúa controlado de la mano del cepo hard y se esperaba una mayor seguridad a partir del arreglo de la deuda, aunque las brechas meten incertidumbre y el BCRA sigue vendiendo reservasLos salarios, y su posible recomposición, son un signo de pregunta hacia el cierre del año.

 

Al respecto, desde la consultora LCG señalaron que la inflación núcleo da cuenta de lo que ocurre por debajo de la política oficial: “Si bien el nivel general de precios mostró desaceleración, la inflación núcleo volvió a acelerarse respecto al mes anterior, dando cuenta de un componente inercial en los precios que no logra moderarse, incluso a pesar de que la economía se encuentra operando en niveles muy bajos. El bajo registro de julio sigue sostenido por el congelamiento en precios de referencia de la economía, como son combustibles y tarifas”.

Hasta acá, la emisión monetaria récord no tuvo impacto inflacionario pero el crecimiento del circulante y las cuentas transaccionales, el M2, llegó a 56% durante la pandemia, tal como destacaron desde Consultora Ledesma, y la pregunta es si eso puede irse al dólar. A eso se le suma la expectativa de aceleración que genera la apertura gradual de la cuarentena. Nubarrones que por ahora no se acercan pero que están en el horizonte desde hace meses.

Desde el BCRA analizaron el número de julio: “Sin aumentos previstos en los servicios regulados y con una variación del componente estacional inferior al de los últimos meses, la suba fue menor a la de junio. La acotada volatilidad cambiaria favorecida por la política de flotación administrada del BCRA contribuyó a que la interanual continuara descendiendo respecto a 2019. Bajo la incidencia del programa de precios Máximos y Cuidados, los precios de los alimentos y bebidas tuvieron subas acotadas, reflejando en parte los aumentos habilitados a partir del 15 de julio en las nuevas listas del programa de Precios Máximos y Cuidados”. 

Y remarcaron que esperan competirle al dólar con una buena tasa de interés: "Si bien se espera que el reacomodamiento de precios de algunos servicios con la reapertura de actividades impacte en el nivel general en los próximos meses, el proceso de convergencia a menores niveles de inflación seguirá afianzándose. Como resultado de las medidas del BCRA para promover el ahorro en pesos, las tasas de interés de los depósitos a plazo continúan ganándole a la inflación, mientras que también se registran tasas efectivas en dólares positivas en instrumentos tales como los depósitos de personas humanas hasta 1 millón de pesos".

Ahí hubo una sorpresa: se esperaban incrementos fuertes por las subas pactadas para los Precios Máximos pero Alimentos y bebidas marcó un aumento promedio de solo 1,3%, número que estuvo por debajo de la suba total. Así, los controles en esos precios también mantuvieron contenida a la dinámica. Los estacionales esta vez ayudaron con un incremento de apenas 0,9%, con bajas en verduras, tubérculos y legumbres. Los regulados, 0,5%, de la mano de los servicios públicos, la telefonía celular y los servicios educativos, que permanecieron estables.

Desde la consultora ACM destacaron: “Para los próximos meses esperamos una trayectoria creciente de la inflación debido a una progresiva flexiblizacion de la cuarentena y algunos aumentos en precios regulados confirmados (telefonia celular, internet y harina de trigo) y algunos que podrian confirmarse en las proximas semanas (combustibles). De todas maneras no superaría el 3,5% mensual. Siguiendo esta línea, un compromiso sólido por parte de la autoridad monetaria en torno al carácter transitorio de la emisión monetaria (que debería ser retirada del mercado por diversos mecanismos) podría estabilizar las expectativas inflacionarias para los próximos meses y generar menos presión en el mercado de cambios”.

Si la inflación no supera el 3,5% mensual de acá a fin de año, en línea con la proyección de ACM, el total del 2020 no llegaría al 40% que espera el consenso de los analistas y bancos de la city que participan del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del BCRA. Terminaría en torno a 36% y marcaría una desaceleración de 18 puntos respecto al récord histórico del 2019.

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