La reactivación de la colimba suma cada vez más adeptos

La reactivación de la colimba suma cada vez más adeptos
Esta semana, UNO preguntó a sus lectores si estaban de acuerdo o no con la vuelta del servicio militar obligatorio. La mayoría sostuvo que sería una buena herramienta para combatir el delito.
Las declaraciones del senador bonaerence Mario Ishii, siguen dando que hablar en la sociedad. Su propuesta, lanzada ante 10.000 personas, la argumenta diciendo que los jóvenes necesitan contención y que la vuelta del servicio militar obligatorio sería una buena medida de seguridad.

Esta semana, el teniente general retirado y actual embajador argentino en Costa Rica, Martín Balza, advirtió a la prensa que el Ejército “no es un reformatorio” y rechazó la propuesta como una medida contención social y recuperación de sectores juveniles en estado de vulnerabilidad.

Por estos días, también se hizo presente en la memoria de los argentinos el caso del conscripto Omar Carrasco, de la localidad de Zapala, asesinado a golpes, a tres días de ingresar al servicio militar obligatorio, bajo la orden de sus superiores, quienes lo iban a “formar”.

Es preciso no olvidar, que después de aquel traumático y simbólico caso, el gobierno tomó la decisión que cambió la vida de una generación. Desde agosto de 1994 las Fuerzas Armadas ya no afectan directamente la vida de los argentinos, ni los futuros de los jóvenes. A su vez, la constitución prohíbe que el Estado disponga de uno o dos años de la vida de los jóvenes, en el artículo 19. El plebiscito

El legislador del Frente para la Victoria Ishii, asegura que desde que se abolió la colimba, aumentaron los casos de inseguridad y esa parece ser la postura de muchos ciudadanos. Quienes participaron del tema por medio de sus mensajes, apoyan la idea de que es la gente la que debe decidir sobre la vuelta o no del servicio militar obligatorio. De acuerdo al testeo de UNO, podría anticiparse que la respuesta sería positiva.

Cecilia, de 27 años, dice que es algo que ella no vivió, por lo tanto ignora qué es lo bueno y lo malo que tiene, sin embargo asume que si está la intención de implementarlo de nuevo, es porque “algo bueno habrá tenido”. Afirma que se trata de otra herramienta para quienes no saben qué camino elegir para sus vidas. “Yo tengo dos primos que se inscribieron y hoy les va muy bien porque hicieron carrera dentro del Ejército”.

Eduardo también está a favor de la vuelta de la colimba, dice que tendría que volver y no irse nunca más, porque es la única forma de enseñar y educar a quienes no saben hablar correctamente: “Es lo más inteligente que vi en mis 40 años”

En el caso de Elena, considera que es una buena idea, porque tiene hijos y sobrinos jóvenes que trabajan y estudian pero que no pueden disfrutar debido a la inseguridad que los rodea: “Sacaron el servicio por un joven muerto y nadie ve cuántos mueren hoy, porque no hay control”, agrega que en la colimba los reclutas aprenden a valorar lo que tienen y el significado de la palabra Patria.

Adriana afirma por su parte, que el servicio militar sería la solución para sacar a los chicos de la calle, la droga y los robos.

Otro lector, que no deja su nombre, expone una nueva postura, dice que está totalmente conforme con la idea, porque se tendría un control médico de todos los jóvenes y favorecería a la integración del pobre y el rico: “En los años de la colimba, se creaba un vínculo de amistad y muchos se ayudaban con trabajos”.

La tendencia es a favor, pero no se da en todos los casos. Raúl, dice que esos miles que ni estudian-ni trabajan, deberían salir en busca de un oficio, pensar en el reclutamiento obligatorio “es desviar la atención”.

Andrés también se opone y lanza un interrogante para quienes lo defienden: “¿En qué piensan, sabrán ellos cuántos chicos murieron por que se les dispararon las armas por accidente y terminaron con el tiro en la frente o el corazón? No seamos estúpidos gente, la colimba es lo último que nos falta”.

Más allá de los pro y los contras, de quienes lo defienden y los que no, es importante saber que la Constitución Nacional establece, que el Estado no puede intervenir en las esferas personales ni en los proyectos de forma autoritaria. Deja en claro que ese es un derecho básico y elemental de una democracia moderna.

La seguridad de todos los argentinos merece mejores políticas y, como dijo alguna vez un poeta inglés de los más importantes del Romantisismo: “El mejor profeta del futuro es el pasado” (George Gordon Byronun).

Los argumentos de los legisladores entrerrianos Un grupo de diputados y senadores entrerrianos fueron consultados por UNO el domingo y se expresaron en contra de la vuelta de la colimba.

El diputado nacional por el bloque Unión Cívica Radical, Fabián Rogel y su par provincial del Frente para la Victoria Daniel Ruberto, fueron dos de los miles de reclutados, que con 18 años, quedaron seleccionados por medio del sistema de cupo variable por sorteo, para ser distribuidos a las Fuerzas Armadas. Los recuerdos de sus pasos por el ejército siguen vivos, y si bien no dijeron haber sufrido ningún tipo de maltrato, dejaron en claro que los entrenamientos eran muy duros y que pasaban horas sin probar bocado.

Por su parte la exdiputada nacional Rosario Romero y la senadora nacional Sigrid Kunath dejaron en claro que no consideran oportuna la vuelta de la colimba. Ese proceso que sus amigos o familiares tenían que hacer para “convertirse en hombres” implicaba el quiebre de una carrera profesional o de un trabajo recién iniciado.

En el caso de la senadora nacional, el hincapié estuvo puesto en los planes lanzados por el gobierno nacional y provincial como el modo más adecuado de contención para aquellos que no tienen la posibilidad de acceder a un estudio o a un oficio. El gobierno nacional

En su paso por Paraná, el ministro de Defensa Agustín Rossi fue consultado sobre el tema. “El debate sobre el servicio militar obligatorio atrasa 20 años. Hace 20 años que Argentina decidió terminar con el servicio militar obligatorio por el voluntario, en los que los pibes solo esperaban el día en el que le daban la baja y, lejos de tener una relación cercana con la fuerza, terminaban más alejados”, indicó.

Rossi defendió el actualmente vigente Servicio Militar Voluntario. “Hoy hay 20.000 soldados voluntarios que ingresan a la fuerza a los 18 años y que, pese a que a los 28 deben dejar la fuerza, la mayoría permanece en ella”, indicó.

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