Qué puede pasar con el dólar, la inflación y los salarios, según un economista de Analytica

Qué puede pasar con el dólar, la inflación y los salarios, según un economista de Analytica

El economista jefe de Analytica Consultores, Claudio Caprarulo, analizó en una entrevista a iProfesional qué puede suceder con dólar e inflación.

Las últimas cifras de inflación fueron más preocupantes de lo esperado, tanto para el Gobierno como para el mercado.

Para analizar cómo puede impactar la situación actual en dólar y precios, iProfesional entrevistó a Claudio Caprarulo, economista jefe de Analytica Consultores.

También opina cuáles son los pasos que puede encarar en Gobierno para controlar estas variables en un año electoral.

-En este año electoral, ¿qué puede ocurrir con el dólar y las otras variables de la economía?

 

-Es cierto que en los años electorales el peso se suele apreciar, porque de esa forma mejora el poder adquisitivo de los salarios. Este año no es la excepción, mes a mes la tasa de depreciación del peso viene en caída, mientras en enero fue de casi el 4%, marzo cerró en 2,7% y abril al 1,6%. 

Pero creo que el principal factor que provocó esa tendencia no son las elecciones, sino la necesidad de frenar la aceleración que muestra la inflación desde octubre del año pasado. Con la economía convergiendo a una nominalidad entorno al 36%, parece difícil que la dinámica de abril se pueda sostener durante los próximos meses.

-¿Cómo puede jugar el nivel de las reservas en este sentido?

 

-Es la clave de la sostenibilidad de la nueva estrategia cambiaria del equipo económico. En tanto y en cuanto el Banco Central pueda seguir acumulando reservas, sumó u$s750 millones en abril, las expectativas del mercado pueden alinearse a una menor tasa de depreciación.

Caso contrario, la apreciación se leerá como la antesala a un salto discreto del tipo de cambio en el futuro, del cual empresas e individuos buscarán cubrirse comprando dólares financieros o adelantando importaciones. Forzando, finalmente, un mayor nivel de depreciación. El cepo imposibilita algunos de esos comportamientos, pero los incentivos siguen estando, así que, simplemente, sirve para ganar tiempo.

-La inflación de marzo fue muy alta (4,8%), ¿cómo puede seguir e impactar en los próximos meses?

 

-Para abril estimamos se ubicará en torno al 4%, menos que en marzo pero sigue en muy valores elevados. Es la gran deuda que tiene el equipo económico: frenar la tasa de inflación. Eso no significa que no se esté ocupando, mantiene desde fines del año pasado una política fiscal y monetaria más contractiva, a lo que sumó este año un menor nivel de depreciación.

También intentó coordinar una política de ingresos junto con empresarios y trabajadores en que converja al cierre de paritarias en 30%, que sin embargo se están cerrando en torno al 35%.

Por distintos motivos, la suma de esas políticas va a generar una tendencia a la baja de la inflación, principalmente en la segunda mitad del año. El interrogante es a qué ritmo y cuál es el piso. Sin cambios, difícilmente se ubique en promedio por debajo del 2,6% mensual a partir de junio.

-Las tasas de interés que paga el sistema para el ahorro pierden frente a la inflación, ¿en qué puede derivar esto?

 

-A principios de marzo el Directorio del BCRA decidió bajar en 2 puntos la tasa que paga por las Leliq. Un cambio que no parece ser sostenible con una economía cuya nominalidad dio un salto este año, el cierre de las paritarias marca eso de forma clara.

El Gobierno considera que el efecto predominante de subir las tasas es limitar la recuperación económica al encarecer el costo del financiamiento. Es cierto que un contexto de cepo y con la imposibilidad de viajar al exterior, subir las tasas no tiene el mismo efecto para quitar presión sobre el tipo de cambio que en otros escenarios.

A su vez, las empresas hoy tienen distintos instrumentos en el mercado financiero que les permiten mantener el poder de compra de su liquidez.

Sin embargo, la política de tasas bajas del Gobierno está encontrando un límite, por caso el Tesoro se vio obligado a ofrecer un poco más de tasa y vencimientos más cortos en sus licitaciones para asegurarse el financiamiento necesario para hacer frente a sus compromisos de deuda local.

-Ante la falta de acuerdo con el FMI por las elecciones y el agravamiento de casos de Covid, ¿qué panorama económico prevé que suceda y elija el Gobierno encarar?

 

-Hoy no es claro cómo se va a continuar conteniendo el pico de contagios en el AMBA. Más allá de lo que suceda, la nueva incertidumbre va a ralentizar el nivel de recuperación de la actividad económica. En ese marco, es esperable que el Gobierno priorice evitar una profundización de la crisis sanitaria y relegar el ordenamiento de las cuentas públicas. De todas formas, el bono de $15.000 no hace peligrar el déficit primario del 4,2% que planteó como objetivo en el Presupuesto.

-Más allá de los planes del oficialismo, ¿cómo ve a la economía para este año?

 

-La política monetaria y fiscal con la que el Gobierno contuvo la crisis hace un año mostró sus límites, y le deja poco margen de acción para los próximos meses. La situación, paradójicamente, es más compleja que en 2020, ya que tiene el desafío de seguir conteniendo los efectos de la pandemia sobre los bolsillos de las personas y empresas. A la par, debe alinear las variables macroeconómicas para que el Banco Central pueda acumular dólares y seguir alejando las expectativas de un salto en el tipo de cambio.

El problema es que, por momentos, esos objetivos necesitan políticas que se contradicen entre sí. Un claro ejemplo es la actualización de las tarifas.

Asimismo, la inflación no va a cerrar este año por debajo del 40%, lo que implica que no se cumpla el objetivo del 30% que propuso Guzmán. Por lo tanto, en los próximos meses la clave pasa por cómo va a adaptar el equipo económico su estrategia ante la nueva nominalidad.-

 

Por Mariano Jaimovich

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