El posicionamiento de Calvo, incómodo para el llaryorismo

El posicionamiento de Calvo, incómodo para el llaryorismo

La posibilidad de que el vice gobernador termine en la boleta de Hacemos por Córdoba y sume kilómetros en la provincia incomoda al espacio que se encolumna detrás del intendente, lanzado a la sucesión de Schiaretti en el Centro Cívico.

El oficialismo provincial se acerca a un crucé muy complicado. El peligro es el de siempre, caer en “la grieta” que separa kirchneristas de antikirchneristas. Y las expectativas -desde ya modestas para una fuerza que fue respaldada por el 57 por ciento de los votos en las últimas elecciones provinciales- son de mínima. Quedarse con el segundo lugar. Asumir una derrota inevitable frente a Juntos por el Cambio sin perder también contra el Frente de Todos. Un objetivo que, dadas las condiciones, tampoco resultará fácil conseguir.

En ese contexto estudia distintas variantes, y no sólo para llevar a las urnas una boleta lo más atractiva posible, sino también pensando en el medio-largo plazo. Es decir, en 2023.

Con el llaryorismo caminando sobre la huella que lleva a competir por el Centro Cívico desde la estructura montada por la exitosa sociedad De la Sota-Schiaretti, y una disputa subterránea entre el vice intendente Daniel Passerini y el secretario de Gobierno Miguel Siciliano para ubicarse en la línea sucesoria de Llaryora en el próximo recambio de autoridades municipales, el schiarettismo bien puede preguntarse cuál es el lugar que la renovación peronista cree que tendrán quienes hoy acompañan al gobernador en la cúspide del poder provincial.

Es de esperarse que quienes integran los equipos del gobernador e incluso el propio Schiaretti apuesten a posicionar un candidato que vele por sus intereses y funcione como un contrapeso al llaryorismo. Y con solo remitirnos a mayo de 2019 aparece que ese contrapeso bien podría ser el vice gobernador Manuel Calvo.

El presidente de la Unicameral, también oriundo del departamento San Justo, es uno de los nombres que suena para integrar la lista del oficialismo provincial en las legislativas. Cierto es que, dadas las condiciones, ponerle el cuerpo a la boleta de Hacemos por Córdoba puede no resultar una tarea fácil, pero al mismo tiempo es una oportunidad para sumar kilómetros en la provincia -capital e interior-, e instalar una imagen que sea reconocida a lo largo y a lo ancho de Córdoba.

Palabras más, palabras menos, posicionar a un dirigente peronista sub-50 con altos niveles de conocimiento en todo el mapa provincial para balancear a Llaryora. Una tarea que, en rigor, ya empezó hace dos años.

Ahora bien, en tal caso Calvo contaría con un activo importante al momento de incursionar en la capital: la buena sintonía que mantiene con un grupo de legisladores viguistas podría resultar crucial para que el vicegobernador tenga agenda en las seccionales. Aunque un perfil elevado en la ciudad también podría disparar otras alarmas.

La hipótesis que barajan algunos peronistas es que Calvo, de no ser un contrapeso para Llaryora a nivel provincial, podría ser posicionado por el Centro Cívico en la mismísima ciudad de Córdoba con el objeto de reservar una parcela de poder para el schiarettismo más allá de 2023.

La primera objeción de quienes no ven este presunto posicionamiento capitalino como algo viable es que el PJ citadino no aceptaría mansamente que las dos principales jurisdicciones de la provincia quedaran reservadas para dos dirigentes del departamento San Justo. Sería, entienden, una desproporción mayúscula.

Otros, por su parte, ven difícil que los dirigentes de la capital pudieran torcer el brazo del Centro Cívico si aquella fuera su voluntad. Más aún, creen que buena parte del viguismo se anotaría en la jugada con la expectativa de encuadrarse en una alternativa que les prometa mayores responsabilidades.

Vale decir, para terminar, que esta variante resulta un tanto enrevesada. A nadie sorprende que el oficialismo posicione al vicegobernador. De hecho, hacerlo no es sino dar continuidad a algo que ya venía sucediendo. Pensar, en cambio, que lo haga con miras a conservar a través de su figura la capital, es diferente.

 

Por Felipe Osman

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