Debido a la caída del consumo por la crisis económica, la empresa creó un producto que rompió con lo tradicional y ya recuperaron un 20 por ciento. La historia familiar detrás del nombre.
Por Juan Manuel Meza.
“Nosotros elaboramos snacks a base de maíz hace más de 10 años. Nuestro fuerte era hacer hacerles marcas a los supermercados, pero hoy la actividad está al 30, 40 por ciento en relación al último año. Entonces tuvimos que meter un producto viral que se volvió meme, cuyo origen parte de un recuerdo familiar vinculado a la política. De lo contrario, tal vez terminábamos bajo línea de flotación”. Con esa mezcla de realidad, ironía y desafío, la pyme bonaerense Saludables SRL, bajo la guía de Rodrigo Posada, dio un golpe creativo en medio de la tormenta económica: la creación de los “Peronachos”, que son nachos con sabor a choripán, un menú tradicionalmente vinculado al peronismo.
La empresa radicada en Haedo, partido de Morón, elabora snacks hechos a base de maíz libres de gluten. Funciona desde 2013, y hoy cuenta con dos personas en administración y siete en producción y logística. Rodrigo lo explica sin dramatismos. El cambio de signo político en la Nación con la llegada de Javier Milei y sus políticas recesivas, la caída del consumo y el encarecimiento del financiamiento –“casi 120 por ciento anual, que te da casi 15 por ciento mensual”– terminaron por dejarlos contra las cuerdas.
Si bien la inflación del 2023 había comenzado a complicar las cosas, al asumir la nueva administración libertarias, las ventas en sus canales más sólidos –marca propia en supermercados y farmacias– cayeron un 25 por ciento en el primer año y luego al 40 por ciento respecto del volumen de 2024. Esta situación derivó que hasta el mes pasado estuvieran en un 60 por ciento abajo en todos los canales, siendo estos supermercados, dietéticas, autoservicios, kioscos. Mientras tanto la producción oscilaba y aún permanece entre el 30 por ciento y 40 por ciento de la actividad habitual.
En ese escenario, la decisión fue clara aunque arriesgada, reinventarse. Sacaron del archivo un viejo proyecto que dormía desde hace más de cuatro años, los “Peronachos”. El nombre surgió del padre de Rodrigo, radical de pura cepa, que solía cargarlo cada vez que lo veía: “¿Qué hacés Peronacho?” le decía. “¿Seguís haciendo cosas de Peronacho?, insistía haciendo referencia a la forma de pensar la modalidad del trabajo, según recuerda Rodrigo.
Entonces Rodrigo le comentó la idea a su socio: “¿Y si sacamos una marca Peronachos?” Fue casi una locura… pero al instante respondió: ‘La rompemos toda’”.
En septiembre lanzaron el producto. En tan solo un mes lograron recuperar un 20 por ciento de la caída que tenían, según afirman. Es decir, de una caída del 60 por ciento recuperaron un 20 del déficit en solo un mes. El efecto viral en redes, el respaldo del programa municipal Hecho en Morón, fomentado por el intendente Lucas Ghi, y la novedad del concepto impulsaron el posicionamiento del producto.
Los Peronachos no sólo imitan en estructura los nachos de queso, sino que conjugan también un símbolo político, al peronismo. El empaque, asegura Rodrigo, incluye imágenes como la última aparición pública de Juan Domingo Perón, la multitud de la asunción de Néstor Kirchner, un choripán de cancha, un cartel de parrillita de Monte Castro, la referencia de “72 gramos” que alude al retorno de Perón del exilio. Todo para generar una chispa, que fuera compartible, viral.
“La inteligencia artificial sería incapaz de poder transmitir un sentimiento peronista y argentino tan lindo en un paquete de snacks”, dice medio en serio medio en chiste. La clave fue que el producto fuera meme‑friendly. “Queremos que los consumidores lo compren para compartir en sus redes, ya sea en forma positiva o negativa. Necesitamos productos polémicos. Creemos que no existe la publicidad mala. Si hablan bien o mal, lo que importa es que hablen.” Y por ahora, parece estar funcionando.
La coyuntura que rodea al producto
El contexto no era fácil. El consumo masivo ya venía en caída. Según el informe de la consultora Scanntech, en septiembre el consumo retrocedió un 7,9 por ciento respecto del mes anterior, en autoservicios del país. En la provincia de Buenos Aires la caída también era dramática. El ministro bonaerense, Pablo López, destacó que los supermercados -uno de los principales clientes de la pyme de Morón- en abril registraron ventas 11 por ciento debajo de 2023; bebidas caían 27,4 por ciento, alimentos preparados 18,6 porciento, artículos de almacén 14,6 por ciento. En resumen, el poder adquisitivo familiar se desplomaba.
En ese panorama, mantener el empleo, sostener la línea, renegociar plazos, rediseñar máquinas, apostar por nuevos lanzamientos, era casi heroico para Rodrigo. “Los cheques rechazados están en valores superiores a la pandemia”, advierte Rodrigo. Y un error en la cadena de pagos (sobre todo para una pyme) puede significar quedar fuera del juego.
Hecho en Morón
El programa “Hecho en Morón” sirve de puente entre la fábrica local y los comercios del partido: “Morón es un municipio que como pocos ofrece infraestructura industrial: fuerza motriz, agua, cloacas, asfalto y acceso a autopista… Más allá de eso, Morón eleva el estándar industrial, con nivel de exigencia para la industria en materia de medio ambiente y beneficios para la comunidad”, pondera Posada.
El motor de la ayuda municipal no es mágico “ningún proyecto te salva, pero suma” aunque en un contexto de consumo retraído el apoyo local, la visibilidad, la red de distribución barrial, puede marcar la diferencia.
Redoblar la apuesta y con la mirada puesta en el futuro
La viralización de los Peronachos permitió activar la línea de producción, mantener los puestos de trabajo y reactivar el catálogo. Pero Rodrigo no lo considera sólo un salvavidas: “Estamos con una nueva visión de la empresa, en busca de productos que rompan el molde, toquen alguna fibra sensible, generen amor y odio. Por eso, estamos por lanzar en muy poco tiempo un producto llamado 'Comunacho', La Revolución del Queso Ruso y de libre interpretación”.
La verdad es que los grandes tiempos de espera para un gran hit quedaron atrás y todo pasa por la inmediatez del mundo digital: “Los ciclos de los productos ahora son más cortos, más IN‑OUT, entran, se consumen y salen. Las marcas son más dinámicas. Hoy los productos tienen que tener doble o triple sentido, para subir contenido en forma permanente en las redes”.
Con las elecciones legislativas a la vista y un gobierno nacional que, según el empresario, no tiene aún estrategias claras para recuperar el consumo o alivianar las tasas, Rodrigo comenta que no ve “en el horizonte estrategias del gobierno nacional de Milei que tiendan a fomentar el consumo o incrementar el poder adquisitivo de la gente por los próximos dos años”. La economía pymeica parece en modo supervivencia.
Y ese discurso lo conocen bien los industriales: “Tampoco creemos que el financiamiento se vuelva más económico, con tasas de descuento de cheques que rondan los 15‑20 por ciento mensual”. La solución, para estas pequeñas fábricas, está en reinventarse, buscar nichos, pensar fuera del molde.
Rodrigo lo dice con orgullo: “El Peronacho no solo nos activó la empresa y sostuvo todos los puestos de trabajo de nuestra empresa, sino que dinamizó muchos otros comercios”. Es decir, la pyme no solo salvó su fábrica, también impulsó la actividad de otros actores del comercio local.
El mensaje va más allá de la venta: “En este tiempo de crisis creo que debe ser que hay oportunidades de negocios en los nichos menos pensados del mercado, y que la necesidad y la presión tienen que sacar lo mejor de uno, para no darse por vencido ni aun vencido”.
Sí, el nombre del producto puede generar risas, miradas divididas, debate y hasta descalificaciones como la realizada en redes por el vocero presidencial Manuel Adorni. Pero en un momento donde la visibilidad vale, donde cada peso cuenta y donde sostener el empleo es una batalla, los Peronachos están haciendo su jugada. Aún queda mucho por demostrar, pero la pyme de Morón ya dio un golpe, reinventarse en medio de la tormenta. Y, por supuesto, mantener viva la fábrica.
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