Con su provincia al borde de la quiebra por la embestida de Cristina Kirchner, el gobernador de Santa Cruz ordenó una reunión de todo su gabinete para saber quiénes están de su lado y quiénes están con el Gobierno nacional.
Según informa la agencia OPI Santa Cruz, Peralta exigió la presencia de unas 1200 personas para resuelvan si lo apoyan en la embestida del Gobierno nacional o están de lado de Cristina Kirchner.
El gobernador busca sacarse de encima las presiones internas que hoy le están socavando su gestión y sincerar aspectos del panorama político que son inocultables.
Durante esta mañana se pasó un listado para que cada uno acredite su presencia en el Cepard, donde se han exacerbado las expectativas, sobre qué dirá el gobernador Peralta y qué les pedirá, realmente.
Hoy la Casa Rosada volvió a asestarle un duro golpe al gobernador de Santa Cruz. En medio de la presión para asfixiarlo económicamente, y luego de haberle congelado el pedido de endeudamiento en la Legislatura, Cristina Kirchner autorizó a la provincia vecina de Chubut a emitir letras por 250 millones de pesos.
Desesperado, el gobernador pretende cerrar acuerdo de gobernabilidad con lo sectores que dependen directamente de él, es decir: los gremios estatales, los intendentes, los diputados y su gabinete provincial.
Peralta sostuvo en las últimas horas “estamos tratando de ver cómo recuperamos nuestro presupuesto para poder volcarlo, después, al funcionamiento del Estado, por un lado, y devolverle a los trabajadores la previsibilidad de poder cobrar en tiempo y forma, sobre todo a los municipales, por el otro”. Indudablemente el gobierno pretende enviar un mensaje único a la gente: “no nos proveen más fondos, debemos arreglarnos con lo que nos queda y es poco”. Todos escuchan y entienden, la incógnita es cómo reaccionarán cuando no puedan cobrar los sueldos y se resienta definitivamente la cadena de pago en la provincia.
A los diputados y a los intendentes “los ha perdido virtualmente”, en manos del gobierno nacional que los presiona para que no cedan ante el gobernador y a su vez presionen para que, acorralado, éste deba tomar una decisión drástica: renunciar o pactar. Solo allí, aparecerá la plata que necesita Santa Cruz, según OPI.
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