"Meritocracia", el eslogan macrista que amenaza a la educación pública

En medio de la emergencia presupuestaria de las universidades, el fallo de un juez federal pretende allanar el camino para el arancelamiento, mientras la gobernadora Vidal echa mano al término publicitario para justificar los aplazos en las primarias bonaerenses.

En medio de un ajuste presupuestario de hecho, con partidas cuyos modestos incrementos no tuvieron en cuenta el brutal tarifazo –y que el gobierno pretende paliar de modo discrecional, con un guiño a la conducción radical de la UBA, pero aún sin certezas sobre el modo en que se distribuirán entre el resto de las universidades los millones prometidos por el presidente, que suponen un extra de menos de 1% del presupuesto total asignado a la educación superior–, y de una paritaria que parece lejos de resolverse, la multitudinaria marcha en defensa de la universidad pública que el pasado jueves cubrió varias cuadras del centro porteño, y que los grandes medios procuraron ocultar, fue la más grande movilización de docentes, no docentes y estudiantes universitarios desde 2001, cuando el gobierno de la Alianza y su ministro Ricardo López Murphy anunciaron un feroz ajuste para el sector. La amplia convocatoria, inscripta en una seguidilla de paros y jornadas de protesta con clases públicas, pone en su real dimensión la amenaza que pesa sobre el conjunto de la educación pública en la Argentina, y a la que varios funcionarios macristas ya le encontraron eslogan: "Meritocracia".

El subrepticio concepto, que propugna que cada persona tenga lo que se merece –sin profundizar en cuestiones más arduas de concretar, como la igualdad de oportunidades– se coló en la discusión cotidiana a partir del polémico aviso de una automotriz, pero pronto se instaló peligrosamente en otro ámbito, el de la educación.

La gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal fue la primera en echar mano al nuevo viejo credo neoliberal, asegurando que "la meritocracia es un valor, el esfuerzo es un valor, que deben ser aprendidos", para justificar una reforma educativa en su distrito que implica el regreso de los aplazos al sistema de calificaciones de las escuelas primarias. Esas calificaciones habían sido archivadas en 2014 a fin de no estigmatizar a alumnos en situación vulnerable y proteger su continuidad escolar, evitando la deserción.

La semana pasada, las huestes "meritocráticas" avanzaron otro casillero, esta vez en la universidad.

El juez federal Pablo Cayssials hizo lugar a un amparo solicitado por las autoridades de la Universidad de La Matanza –cuyo rector, Daniel Martínez, no oculta su intención de disputar la intendencia al FPV– contra la reforma de la Ley de Educación Superior que aprobó el Congreso a fines del año pasado, estableciendo el ingreso libre e irrestricto a la enseñanza superior de grado, definida como un bien público y un derecho humano, y su gratuidad, para todas las personas que hayan terminado la secundaria. El magistrado consideró que la Ley 27.204, votada por todas las fuerzas políticas del Senado pero a la que se opuso el PRO en Diputados, es inconstitucional, pues avanza sobre la autonomía universitaria.

La UNLaM reclama su derecho a definir las condiciones de ingreso para los estudiantes y rechaza la prohibición de arancelamiento. Cayssials ya había frenado –cautelar mediante– la adecuación de oficio del Grupo Clarín a la Ley de Medios. Y si bien un amparo similar, presentado por la Universidad Nacional de Río Negro –cuyo rector es Juan Carlos Del Bello, ex secretario de Políticas Universitarias del gobierno de Carlos Menem– fue rechazado por la justicia, el Ministerio de Educación decidió no apelar el fallo de la UNLaM: está evaluándolo.

Una socióloga movilizada en defensa propia

La cautelar interpuesta por la UNLaM pone en jaque al ingreso libre e irrestricto a la educación superior.

"Soy de Caballito, hice la primaria en la escuela de enfrente de la casa de mi abuela. Entré al Nacional Buenos Aires sin poner ni un peso en institutos. En 2004 hice el CBC y en 2005 entré a Sociología en la UBA, donde ahora estoy haciendo el doctorado y donde anteayer se votó mi designación para el seminario Sociedad y Religión, donde encontré mi vocación cuando era alumna de grado, y al que voy los lunes a dar clase, feliz. Todo lo que soy (poquito, mucho, lo que sea) se moldeó en los claustros de la universidad pública. La defensa de la universidad, en mi caso, es defensa propia. Si hubiera nacido en un país con un sistema universitario arancelado sería otra persona". (Sol Prieto, socióloga, una de las miles de personas que marchó el jueves pasado)

"Sin que nadie les regale nada"

"Imaginate vivir en una meritocracia, un mundo donde cada persona tiene lo que se merece", decía el primer comercial del Cruze II, el nuevo modelo de la filial local de General Motors, que ya no está al aire y que generó un aluvión de críticas y ácidos "contra-spots" en las redes sociales. La publicidad rinde culto al individualismo, pone en escena a un puñado de favorecidos por el mercado –nacidos de un repollo– "sin que nadie les regale nada". El discurso PRO se apropió del término casi de inmediato, y el presidente Macri asistió a la presentación del auto.

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