Lazzari, más pesimista que nunca: "Es el momento ideal para una reforma tributaria en serio, pero sólo van a maquillar al muerto"

Lazzari, más pesimista que nunca:

El experto afirma que la reforma en debate sólo traerá cambios superficiales y no aliviará mucho las arcas fiscales. Critica el criterio de "progresividad"

Gustavo Lazzari está enojado con la presión impositiva argentina. Desde hace años lidera una cruzada para la baja de impuestos, desde su rol de intelectual de tendencia liberal, y gracias al rebote que tiene en las redes sociales, donde tiene 59.000 seguidores.

Pero, sobre todo, Lazzari es empresario, en un pequeño emprendimiento familiar de productos porcinos, por lo que sufre la presión tributaria en carne propia y no solamente en el plano conceptual.

En estos días de cuarentena, mientras lucha por mantener en pie su negocio, argumenta que "el Estado me pagó dos meses de ATP pero me debe cuatro por otros conceptos". Y sostiene que este momento de desplome de la recaudación sería el ideal para una reforma tributaria de fondo.

La siguiente es la charla con iProfesional sobre la moratoria, el blanqueo y por qué es pesimista sobre el resultado de la supuesta "reforma tributaria con mayor progresividad" que prepara el Gobierno.

Gustavo Lazzari, escéptico sobre el blanqueo y la reforma tributaria-Se vienen moratoria, blanqueo y reforma tributaria. ¿Qué expectativa le genera?

 

-En realidad, con lo de la reforma tengo dudas, en lo que respecta a que haya una voluntad real de cambiar la estructura tributaria. Entonces lo que sí va a venir es la moratoria y el blanqueo, porque es la única forma de maquillar al muerto. Es lo único que le puede permitir, en un momento como este, un poco de oxígeno para la recaudación.

Pero el tema de fondo sigue siendo el mismo: tenemos un sistema tributario inviable. Y lo que el Gobierno no quiere entender es que no es que la gente se atrasó por culpa de la cuarentena, se atrasó porque los impuestos actuales son impagables.

-Aun así, la propuesta del blanqueo generó algo de sorpresa, dado que al Gobierno le puede generar un costo político por la comparación con el blanqueo de Macri, y no está claro que pueda ingresar mucho dinero…

 

-Yo no me hago grandes expectativas con el blanqueo, creo que va a ser algo muy módico. Porque la realidad es que no hay incentivos para entrar, salvo que se trate de un blanqueo con nombre y apellido.

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Y no hay incentivos porque acá se traicionó el blanqueo de Macri, no se cumplió la palabra, se violó el secreto fiscal y se quiere cobrar cosas que no correspondían. Entonces uno se pregunta quién querría entrar.

Pero claro, se va a hacer de todas formas porque cuando estás rascando el fondo de la olla agarrás hasta las monedas de 20 centavos, entonces al Gobierno no le va a importar que en términos comparativos entre mucho menos dinero que en otras convocatorias.

-Los defensores del blanqueo plantean que es la oportunidad de impulsar la actividad con ahorro genuino que está fuera del sistema. ¿Usted cree que no habría que aprovecharlo?

 

-Si Argentina hiciera una reforma tributaria correcta, obviamente que hace falta blanqueo y moratoria, incluso diría una condonación. Porque sería un punto de partida y para que esto no sea un cementerio de empresas. La verdad es que una situación crítica como la de hoy es el momento ideal para hacer una gran reforma tributaria que baje la presión al 30 por ciento del PBI.

Pero eso no va a ocurrir. Después de la pandemia van a salir a recaudar como si nada y no se dan cuenta que estamos todos al borde de la quiebra, porque la pyme se descapitalizó en estos meses. Si los pequeños empresarios y los cuentapropistas no pagaron impuestos es porque son inviables.

-Sin embargo, en el Gobierno se debate una reforma tributaria en la que se prometen cambios importantes…

 

-No va a ocurrir. Acá se había generado una expectativa después que Macri ganó la elección legislativa de 2017, cuando parecía que se podía venir una reforma de fuste, que finalmente no se hizo y fue una desilusión.

Y ahora menos se va a hacer. Porque ellos creen que si aumentan el nivel de impuestos recaudan más, y no es así. Es lo que explica la curva de Laffer, ya estamos en el nivel en que cuanto más suben, menos se recauda. Para hacer una reforma en serio, tiene que ser con una baja fuerte de la presión, acá no sirve de nada bajarle un punto al IVA.

El alivio tributario es lo que va a hacer que la base imponible se agrande, y ahí es cuando se puede recaudar más. El Gobierno tiene que hacer como las empresas, que cuando están en crisis salen a vender más barato, no más caro. Si los servicios estatales se "vendieran" más barato con una baja de impuestos, ahí empezaría la reactivación. Pero eso implica cosas que nadie quiere hacer.

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-Por ejemplo eliminar el impuesto a los Ingresos Brutos, que es muy distorsivo, y cambiarlo por un impuesto a la última venta. Y ahí la gente empieza a pagar, porque hoy se evade el impuesto a las Ganancias por Ingresos Brutos.

Además, una gran baja del IVA. Y tendrían que eliminar la coparticipación, poner un techo fiscal monitoreado por la corte, que no pase del 30 por ciento. Pensar la cosa desde el contribuyente y no desde el Estado. Hoy Argentina tiene 165 impuestos, más los que van a crear, son más  impuestos que años de vigencia de la constitución.

No puede ser además que haya 100 mecanismos de retención forzada, por la cual te sacan plata y te obligan a sacársela a otros.

Según los datos del Banco Mundial, acá se pagan impuestos por 106% de utilidades. Significa que si un empleado cobra 30.000 pesos tiene que generar facturación de 66.000, por las cargas sociales más Ganancias y otros.

En definitiva, hoy la presión impositiva sobre el PBI está en un 35 por ciento, pero eso es un promedio, entonces cuando uno considera lo que paga de verdad el sector de la economía en blanco, la presión sube al 65 por ciento. Es insostenible.

Para el entrevistado, no hay forma de que una pequeña empresa pueda hacer frente a los impuestos hoy vigentes-Justamente uno de los puntos en los que hace énfasis es en que la reforma tenga un criterio de progresividad, de manera de que las pymes y los sectores de bajos ingresos tengan un alivio efectivo y que se cargue más sobre los sectores de mayores márgenes. ¿No concuerda con ese objetivo?

 

-La verdad es que me parece una tontería, porque cada vez que dijeron que una reforma era para los altos terminó siendo para los bajos. Hay que ver lo que pasó con Ganancias, que empezó como un impuesto para los terratenientes y millonarios y ahora lo pagan los trabajadores asalariados, y si un cartonero estuviera registrado, también le tocaría pagar Ganancias por su nivel de ingresos.

Esto de la progresividad es mentira, porque siempre al final ven que el número no cierra, y entonces la progresividad baja. Se empezó cobrándole a Bill Gates y se termina con el que vende un mouse en el Once.

Además, el gran argumento es que la forma de lograr esa progresividad es mediante mayores alícuotas para Bienes Personales, que es un impuesto difícil de recaudar.

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-Es que yo aceptaría el argumento de la progresividad si Argentina tuviera un gasto público del 20 por ciento. Porque entonces sí se puede cobrarle sólo a los ricos, pero con un gasto al 50 tenés que cobrarles a todos porque no alcanza.

Lo que hay que entender es que la economía es un sistema vasos comunicantes. No es que me cobrás a mí y el pobre no se entera. Eso es no saber economía: cuando el rico gana menos  contrata a menos gente.

Si Alberto Fernández quiere recaudar más, lo que tiene que hacer es bajar impuestos, no subirlos. Si no, seguimos en la situación de hoy en la que un cartonero paga 45 impuestos sobre alimentos.

La realidad es que la única forma de aumentar la tributación es mediante la formalización de la economía, y la baja de impuestos contribuye a eso, porque nadie sentiría el incentivo de evadir un IVA que fuera la mitad de los que es hoy.

Con el sistema vigente, ningún proyecto de inversión aguanta los impuestos.

-¿Acepta al menos que con una reforma como la que se está conversando se podría mejorar el plano fiscal y reducir el déficit?

 

-No veo chances para eso. Sí, claro que los próximos meses van a ser mejor que mayo y junio, pero si lo que están pensando es que una reforma baje el rojo fiscal en un monto importante, que se olviden. Una reforma superficial no va a hacer que bajen ni un punto el déficit.

Y las empresas en teoría beneficiadas podrían sentir un alivio pasajero pero no un incentivo a crear empleo.

Y lo irónico es que este sería el momento ideal para una reforma tributaria que cambie en serio la estructura. No se puede recaudar, entonces que haya borrón y cuenta nueva, de forma que el contribuyente esté realmente en condiciones de pagar.

 

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