El ex jefe comunal de breve paso por el massismo en el año 2014, fue uno de los dirigentes víctima de sus propias indefiniciones, porque luego de su primer salto recaló nuevamente en el Frente para la Victoria a pesar de lo cual perdió la interna, como le pasó a otros intendentes que habían coqueteado con el Frente Renovador para luego volver al FPV.

Pero ahora, Insaurralde pretende sacarlo del ostracismo y, ya como operador del Grupo Esmeralda, colocarlo en alguna de las empresas del Grupo Bapro, para garantizarle un manejo de caja que le permita reagrupar a la tropa propia en su distrito y sumar al armado seccional de ese espacio.

Por supuesto que Bolinaga no estaba en los planes originales del acuerdo con la gobernadora y forma parte de una jugada oportunista del ex diputado nacional, a sabiendas de que el peronismo es de vital importancia para que el oficialismo alcance los números necesarios para aprobar la pauta de endeudamiento.

Además de la designación del ex intendente, la negociación incluye una réplica de las transferencias directas a los municipios que operó este año, el acuerdo del Senado para ubicar a Guido Lorenzino como Defensor del Pueblo de la Provincia y la rediscusión de las autoridades de la Cámara baja que podría determinar un aumento de los recursos para el peronismo.

De prosperar el acuerdo, el jefe comunal de Lomas de Zamora estaría dispuesto a “cortarse solo” y quebrar el principio de acuerdo con los demás bloques del peronismo, que según algunos se prepara para exigir la vicepresidencia de Diputados.

En el entorno de Florencio Randazzo, desde hace meses que miran con desconfianza al hombre Lomas por su tendencia a no alinearse con el resto de los dirigentes y algunos se animan a decir que el principal riesgo para una reunificación del peronismo bajo inspiración del ex ministro es justamente la actitud de Insaurralde.