Impulsado por la cobertura antiinflacionaria, el consumo volvió a crecer

Impulsado por la cobertura antiinflacionaria, el consumo volvió a crecer

En septiembre se observó un incremento de 0,8% real en las ventas de los supermercados. Pese a que se esperaba una contracción en el gasto de los hogares, los indicadores vienen mostrando su resiliencia, generada por la expectativa de una mayor caída salarial

 

Por Mariano Cuparo Ortiz

Las ventas de supermercados crecieron 0,8% anual durante septiembre. De algún modo paradójico porque la actividad mostró señales de cierto freno en mismo mes, el consumo volvió a reflejar un buen desempeño y prolongó las lecturas que destacan su resiliencia de cara a la inestabilidad cambiaria e inflacionaria, con caídas del salario real en los últimos meses. Eso tuvo cierto correlato con una actividad económica que, aunque perdió dinamismo, terminará el 2022 con un crecimiento algo superior al que se esperaba.

En agosto el consumo de los hogares en los supermercados había registrado una contracción de 0,2%. La recaudación tributaria vía IVA ya había dado señales de que el gasto de las familias no estaba cayendo, pese a la baja del salario: hubo un aumento de 11,9% en términos reales en esa fuente de ingresos clave para AFIP, durante octubre, lo que daba muestras de un alto nivel de consumo durante septiembre. Ahora, los datos del Indec pertenecientes a la Encuesta de Supermercados mostraron algo similar, con la mejora de 0,8%, también en términos reales.

Entre los analistas hay coincidencia: la propia incertidumbre por lo cambiario, sumada al pico inflacionario, que va generando mes a mes una contracción del salario, generaron una cobertura de los ingresos vía gasto cortoplacista. Esa dinámica, además, sostienen los economistas, tendrá partas cortas.

Desde Econviews destacaron otro indicador similar para graficar la misma dinámica: "La masa salarial de los trabajadores informales cayó más de 6% en el tercer trimestre con respecto al segundo. Las que vienen zafando, y cuyos números generan falsa sensación de sostenimiento del consumo general, son las ventas de los restaurantes en CABA: entre julio y septiembre se mantuvieron estables, pero bien por arriba de los niveles pre-pandemia. Y como ya hemos mencionado, ello se explica más por el sesgo pro-consumo de los sectores medios/medios-altos, que ante el escaso poder de ahorro y la alta inflación demandan servicios y bienes durables de relativamente bajo costo".

Coincidieron desde LCG y remarcaron que este fenómeno está detrás de una actividad económica que en 2022 terminará creciendo más de lo esperado, con un PBI en alza de más de 5%, frente al 4% que proyectó el Presupuesto: “A la luz de estos nuevos datos, esperamos que la economía crezca en torno a 5,5% promedio en el año, consistente con un crecimiento del 2% medido diciembre vs diciembre. Esto se debe en parte al arrastre estadístico que dejó el 2021 (3,2%), sumado a un escenario altamente inflacionario y un tipo de cambio paralelo encarecido que estimula la demanda a raíz de una progresiva pérdida del poder adquisitivo. En otras palabras, ante la incertidumbre económica, inflación en ascenso y un costo mayor del ahorro, el consumo se anticipa y así la demanda traccionaría la actividad. No obstante, si bien esta dinámica puede ser exitosa en el corto plazo, no es sostenible en el largo a medida que la capacidad instalada se deteriora”.

Ese impacto positivo en la actividad económica explica la resiliencia de un PBI que debía caer, en los cálculos de los analistas, durante el tercer trimestre del año, pero que creció 1,7% respecto al segundo trimestre. En el sector fabril perciben el mismo fenómeno aunque advierten, también, por su cortoplacismo. El presidente de la UIA remarcó al respecto: “Hay niveles de consumo mayor a los previsibles, por el efecto cobertura debido a la alta inflación. Lo más probable es que eso muestre una merma en los próximos meses”.

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