La historia del auto justicialista y la esperanza de la reactivación

La historia del auto justicialista y la esperanza de la reactivación

El Presidente se entusiasmó con el nacimiento y fortalecimiento de las fábricas familiares. "Necesitamos más historias de industriales", les dijo a los dos representantes jóvenes que lo visitaron en Olivos.

 

 

La invitación para que Alberto Fernández conociera a los integrantes de la UIA Joven se gestó hace poco menos de un año, cuando el entonces presidente electo participó de la Conferencia Industrial de la entidad fabril y Tomás Karagozian y un puñado de empresarios sub 40 se lo dijeron casi al pasar. Ya como jefe de Estado, cuando visitó una fábrica textil en el Conurbano oeste, Tomi le recordó el convite, que se iba a concretar hace poco más de un mes, pero la reciente maternidad de Marysol Rodríguez retrasó la charla.

Todos los participantes de la reunión coincidieron en la "buena onda" que hubo en el clima. Y especialmente la distención en el trato, a pesar de que el país atraviesa por un momento de incertidumbre por la crisis sanitaria y la depresión económica mundial, que afectó con fuerza a la Argentina.

Una vez finalizo el zoom con los industriales, Alberto Fernández, Tomi y Marysol salieron del salón en donde se llevó a cabo la reunión virtual y hablaron sobre cómo estaban las cosas. Los jóvenes notaron un especial entusiasmo ante las palabras del Presidente: "Tenemos información muy positiva de la recuperación". Lo vieron esperanzado.

La charla posterior fue corta, pero le llegó al corazón peronista del Presidente. Tomás Karagozian habló de TN&Platex y su herencia en las inversiones industriales, una historia más conocida por el jefe de Estado. La de Marysol Rodríguez, tercera generación de la empresa familiar Sinteplast, fue la más cautivante para Alberto Fernández. Contó el origen de la fábrica líder en pinturas del país, con instalaciones y tecnología únicas en Latinoamérica.

Justicialista fue una serie de automóviles producidos en Argentina entre 1953 y 1955 por la Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME)

"Mi abuelo (Raúl Rodríguez) fue colorista en un taller de chapa y pintura, y tuvo el encargo de pintar uno de los autos justicialistas. Lo hizo con mucho gusto y con el sueño de que se suba el general (Juan Domingo) Perón, pero no sucedió porque el motor que tenía ese auto era alemán, y el presidente sólo se subiría a un auto 100% argentino", relató Marysol.

La anécdota familiar le gustó tanto a Alberto Fernández que no ocultó su agrado, y les pidió a los industriales: "Necesitamos más historias de fábricas argentinas".

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