Hernán Pérez Orsi: "Cuando uno entra a Greenpeace ya sabe a dónde va"

Hernán Pérez Orsi: "Cuando uno entra a Greenpeace ya sabe a dónde va"
Desde su casa de Mar del Plata, el activista de Greenpeace dialogó con INFOnews sobre los días en prisión en Rusia, su visión sobre la situación del país y las aspiraciones para el futuro. "Yo hago política desde Greenpeace", afirmó.

Hernán Pérez Orsi pasó casi la mitad de la vida de su hija lejos de ella. Tal vez por eso, en una de las audiencias en Rusia, rompió en llanto mientras sostenía su foto. Julia, de un año y tres meses, hoy corretea por la casa y Hernán se distrae mirándola. Pasaron casi seis meses desde que partió a Noruega a bordo del Arctic Sunrise, el buque de Greenpeace que la guardia de frontera rusa abordó para llevarse detenidos a él, a Camila Speziale y a otros 28 activistas que intentaban frenar la explotación de petróleo en una plataforma de Gazprom en el océano Ártico. Con otro semblante y Julia a su lado, Hernán recibió a INFOnews en su casa de Mar del Plata.

INFOnews: ¿Cómo te recibieron en tu ciudad después de lo que pasó?

Herán Pérez Orsi: Me saluda mucha gente, pasa que en el barrio me conocen todos. Todos la sufrieron, nos conocen de toda la vida y la pasaron mal. Estuvieron pendientes de la situación y atentos a lo que necesitara mi familia. Se portaron muy bien, todos los marplatenses.

IN: ¿Tomaste dimensión de lo que había pasado acá?

H: Una dimensión total no. Sí uno tiene noción, pero no la real dimensión de todo lo que pasó. Porque todo este tiempo que estuve allá en Rusia traté de evitar contaminarme con mucha información; estaba más concentrado en el tema que estaba viviendo y en contacto con amigos, con la familia, con gente conocida.

IN: ¿Y cuando volviste viste algo de todo lo que se publicó en los medios?

H: Estaba más con información del día que haciendo una restrospectiva de todo lo que se había publicado acá. Mucha gente me contó cómo había sido la cobertura, y realmente sentimos que fue muy grande, muy importante. Por suerte se dio así.

IN: Te incorporaste a Greenpeace en 2011, ¿te llamaron o te acercaste vos?

H: Yo había presentado el currículum muchos años antes y siempre o estaba yo bajo contrato cuando me llamaban y no podía ir o cuando estaba libre no me necesitaban. Recién se dio en ese momento.

IN: ¿Antes qué hacías?

H: De todo. Fui pescador muchos años, trabajé en transporte de contenedores, en transporte frigorífico, en carga general. Hice de todo en la rama marítima.

IN: ¿Te incorporaste solo como profesional o algo más?

H: Cuando uno se incorpora a Greenpeace ya sabe a dónde va. Y llaman a gente que realmente se ajuste al perfil que ellos están buscando. Sería incongruente que fueras a trabajar ahí sin tener una inquietud medioambiental. Mi intención era trabajar ahí para combinar mi profesión y mis inquietudes.

Pérez Orsi sostiene una foto de su hija, Julia, durante una audiencia en Rusia.Pérez Orsi sostiene una foto de su hija, Julia, durante una audiencia en Rusia.

IN: Cuando abordaron el barco, al principio les dijeron que era un trámite administrativo, ¿en qué momento tomaste real noción de lo que estaba pasando?

H: Les dijeron a los cónsules que iba a llevar unas horas nada más, pero les mintieron en la cara. El día 24 a la noche nos acusan de piratería y nos dan 48 horas de detención hasta que el caso lo vea un juez. En ese momento pensé que iba a terminar pronto porque la acusación era ridícula. Si uno empieza a leer el expediente, arrancan diciendo que simulábamos ser activistas ecológicos (muestra el papel). En Rusia todavía tienen en la cabeza la novela de los espionajes y todo eso. El 26 tenemos la audiencia y nos dan los dos meses de preventiva. Ahí fue un balde de agua fría. Después, a los 20 y pico de días, tuve la apelación y también pensé que eso iba a llegar a un tribunal mayor e iba a desestimarlo. Y también otro cachetazo. Ahí perdí la confianza que tenía en la Justicia como órgano independiente.

IN: ¿Cómo fueron los días en la cárcel?

H: Primero estuve dos días en una cárcel militar, en la base naval de Múrmansk. Y después de que nos dan dos meses fui a una cárcel soviética, con esa arquitectura particular, las puertas todas en falsa escuadra, más electrodos que chapa, los barrotes hechos con hierros de construcción. Todo muy hecho a lo bestia. La verdad que la población carcelaria nos recibió muy bien a todos.

IN: ¿Compartías celda?

H: Estaba con dos muchachos rusos al principio, que estaban acusados de pertenecer a la mafia. Ni bien entré me dieron un plato de comida y me preguntaron si tenía ojotas. Yo estaba con lo puesto, les dije que no y me consiguieron un par con un sistema que tenían de cordeles entre celda y celda para pasar mensajes, cigarrillos, etcétera.

IN: ¿Cómo te comunicabas con ellos?

H: Con tiempo (risas). Haciendo dibujitos, alguna palabra en inglés que yo sabía.

IN: ¿Llegaste a aprender algo de ruso?

H: Algo, sí. (Habla en ruso con aceptable pronunciación). Aprendí las palabras que eran necesarias para la vida diaria, para comunicarme con los guardias.

El llanto de Hernán con la foto de su hija en la mano.El llanto de Hernán con la foto de su hija en la mano.

Dentro de la cárcel, a pesar de la amargura, vivió algunas situaciones hilarantes. Hernán es, entre otras cosas, muy hincha de Boca. A tal punto que la peña marplatense "Roberto Mouzo" le regaló una camiseta firmada que muestra con orgullo junto a un saco de Capitán de Primera Clase de la Armada soviética que compró en un mercado de pulgas de San Petesburgo. Un día, mientras estaba en la cárcel, le llegó una nota con una única información: le habían ganado 1 a 0 a River. Un mes después, entró a la sala de entrevistas donde lo esperaba el cónsul, Jorge Zobenica, y éste lo recibió a puro gaste. Zobenica, hincha de San Lorenzo, se burlaba del 1 a 0 del Ciclón al Xeneize. "Estoy en la cárcel, en Rusia, lejos de todo, ¡y me tengo que aguantar las gastadas de un Cuervo!", le espetó Hernán. Para entonces, la relación ya era de amistad.

IN: ¿Cómo evaluás el trabajo del equipo diplomático argentino?

H: Fue más allá del deber, en todo momento. Todos los del cuerpo consular laburaron un montón, hasta la telefonista. Todos se portaron muy bien y estamos muy agradecidos por eso.

IN: Cuando en 678 te entrevistaron por Skype desde San Petesburgo te preguntaron por Cristina Kirchner y dijiste que no era momento de hablar de política. Ahora que pasó un tiempo, ¿cuál era tu concepto del gobierno? ¿Cambió después de Rusia?

H: Creo que no sirve de nada lo que yo diga porque soy una persona normal, que tiene su opinión política como todo el mundo. Pero en esta Argentina, que vive tanto en la coyuntura, lo que yo diga puede ser interpretado para un lado o para el otro y puede perjudicar a la campaña, a Greenpeace, así que no tiene sentido.

IN: Le habías pedido al cónsul la posibilidad de reunirte con la Presidenta, ¿tuviste noticias sobre eso?

H: No, no tuve, pero hay tiempo. Me gustaría.

IN: ¿Le vas a plantear algo?

H: Ah, no sé... Por ahí hacemos una mini acción (risas)

IN: Te referiste al asesinato de Mariano Ferreyra y a los casos de represión a miembros de la comunidad qom pero dijiste que la represión no es una política de Estado...

(Interrumpe) Me consta que la represión no es una política de Estado.

IN: Pero la minería en algunas provincias sí.

H: Y sí, me hace ruido, muchísimo ruido. Que la ley de glaciares haya sido promulgada sin reglamentación, que el inventario esté en veremos, hay muchas cosas que me hacen ruido.

IN: En relación con la campaña y después de todo lo que viviste, ¿en algún momento te planteaste dejar la organización? ¿Te ofrecieron participar en otro lado?

H: Yo estoy muy borrado de todo, estoy de vacaciones ahora. Yo creo que no puedo dejar de participar porque es algo en lo que yo estoy involucrado, mi familia está involucrada. Y no solo por mi trabajo, por un interés personal. Acá en Mar del Plata soy voluntario porque estamos abogando por la creación de la reserva provincial del puerto, que es algo muy importante para la ciudad. Y no voy a dejar de trabajar por eso.

IN: ¿Crees que lo que pasó puede ayudar?

H: Creo que sí. El día que yo volví, en la tapa del diario La Capital estaba Scioli reunido con todas las partes interesadas en la creación de la reserva y prometiendo que iba a hacer todo lo posible. Ojalá que lo que pasamos haya servido.

IN: Más allá de que las acciones de Greenpeace son en sí políticas, ¿pensaste alguna vez en meterte un poco más en política? ¿Te lo ofrecieron?

H: Yo hago política. Pero para hacer política de esa otra forma hay que transar y eso no me cabe. No podría poner cara sonriente ante un hijo de puta, o votar algo con lo que no estoy de acuerdo. Si dentro de 20 años la política es diferente, por ahí sí, pero no he dado lugar a que me ofrezcan nada. He tratado de mantener poco contacto, incluso con los medios. Doy notas solo para agradecer por lo bien que se portaron y para que la gente se entere de que estamos bien, que no hay secuelas.

Camila y Hernán en San Petesburgo, después de ser liberados.

Camila y Hernán en San Petesburgo, después de ser liberados.

Hernán lee mucho y de todo. Para muestra basta un botón: en el televisor está puesto CN23 y en la mesa hay un ejemplar de Clarín. En la biblioteca, desde libros de José Pablo Feinmann hasta El mal, de Miguel Bonasso, que en su momento le prestó a Camila Speziale. De ahí baja y muestra El arte de viajar, de Manuel Mujica Láinez, lo único que llegó a "manotear" antes de bajar del Arctic Sunrise. Adentro, el libro está plagado de anotaciones, palabras en ruso y su pronunciación en castellano, nombres, números y dibujos que fue haciendo en la cárcel.

IN: ¿Te seguís hablando con los demás, además de Camila?

H: Sí, claro, sobre todo por Facebook. Organizamos para reunirnos ahora a fin de mes todos en Amsterdam y hacer un análisis de la campaña. Judicialmente está todo terminado pero falta que devuelvan el barco, que sigue retenido sin motivo, nadie dice por qué. Ahí está mi computadora, mi teléfono, mi cámara de fotos, mi billetera, mis documentos. Pensamos que tienen miedo de devolver el barco y que Greenpeace vaya a hacer una acción antes de los Juegos Olímpicos de invierno (NdR: se disputarán entre el 7 y el 23 de febrero de 2014 en la ciudad de Sochi).

IN: Después de lo que pasó, ¿te replanteaste algo sobre el lugar en el que vivís?

H: Laburo en el mar hace muchos años, viajo siempre y conozco casi todo el mundo. Y a Argentina siempre la valoré, no necesité pasar dos meses en una cárcel en Rusia para eso. Eso ya lo sabía de antes. Cuando uno está trabajando afuera y vive el día a día tiene otras sensaciones, otro feeling con la realidad. Yo soy un agradecido de vivir acá y estoy muy contento de lo que tenemos. Sería necio negarlo.

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