En el Gobierno insisten en que no cambiarán el rumbo tras la masiva protesta

Capitanich y los ministros Randazzo y Tomada criticaron a Moyano y Barrionuevo.
Para el Gobierno, el masivo paro del jueves contra la inflación y el ajuste salarial del kirchnerismo no cambia las cosas ni modificará las políticas oficiales. Ayer, a un día de la medida de fuerza, los principales funcionarios insistieron en la estrategia de descalificar la protesta y minimizarla, dándole status de “un paro de transporte”. Así se pronunció el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que incluso fue más allá al sostener que era “muy difícil evaluar el impacto” porque “a veces se confunde el paro con un lock out patronal”. En la misma línea, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, habló de “una fuerte impresión (sic) de paro” producto de los piquetes de los partidos de izquierda. Frente al reclamo del sindicalismo opositor de revisar políticas, Tomada aseguró que el paro “no modifica ni un ápice la dirección” del Gobierno.

Capitanich habló en su habitual conferencia de prensa matinal, en la que mostró su enojo con las críticas que le dedicaron Hugo Moyano y Luis Barrionuevo. “Ninguno de los dirigentes que me critican tiene la autoridad moral que yo tengo”, dijo, y esgrimió el argumento de que él fue reelecto en 2011 como gobernador del Chaco con el 67% de los votos. “Cuando cualquiera de los dirigentes sindicales que hablan obtenga ese número de votos va a tener la autoridad moral para criticar, mientras tanto tiene que tener respeto, que ellos no logran a través de su sistema de elecciones”, replicó. También cuestionó que los sindicalistas que impulsaron la huelga “fueron aliados y se beneficiaron con este Gobierno”.

Desde Mendoza, adonde viajó para participar de la presentación del Metrobici (un servicio de bicicletas anexo al del Metrotranvía), el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, se sumó a las críticas, al considerar que la huelga fue “un paro de la mala política” organizado por quienes son “parte del pasado”. Randazzo volvió a polemizar por los sueldos de los trabajadores del transporte público, como lo viene haciendo con los maquinistas de trenes (que dice que ganan $22 mil): “Un chofer de micro cobra $17 mil promedio y transportan a miles de argentinos que cobran menos del salario mínimo vital y móvil”, disparó.

Para Hugo Yasky, titular de la CTA kirchnerista, la huelga “no cambió nada”, ya que “fue simplemente una demostración de fuerza de un sector”.

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