A diferencia de su posición frente a la Unión Europea, Canadá y México, el presidente de Estados Unidos avalaría una lista de 100 productos exportables con arancel cero
Román Lejtman
Donald Trump privilegia su sintonía personal e ideológica con Javier Milei y ya habría definido cerrar un acuerdo comercial con Argentina que implicaría un arancel cero para una lista tentativa de 100 productos nacionales que se exportan a Estados Unidos.
Un equipo de técnicos de la Secretaría de Comercio, el Departamento de Estado y la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) están en permanente diálogo con funcionarios del Ministerio de Economía y la Cancillería para ajustar un comunicado conjunto que anunciará el acuerdo bilateral.
Se trata de un trabajo complejo que excede el uso de la semiótica y la sintaxis en español e inglés: Trump está en plena pulseada con 170 países, y no quiere dar detalles de las condiciones del acuerdo con Argentina para evitar que esa información oficial le juegue en contra durante las negociaciones.
De hecho, todos los funcionarios de Argentina y Estados Unidos firmaron un Non-Disclosure Agreement (NDA), que los obliga a mantener reserva absoluta sobre las negociaciones arancelarias que están protagonizando desde 90 días.
La cautela del líder republicano no alcanza sólo a la Argentina. Estados Unidos cerró acuerdos arancelarios con China, Reino Unido y Vietnam, y en los tres casos se sabe muy poco de lo convenido.
En estos casos puntuales, Trump hizo un anuncio oficial en su red social -Truth-, pero hasta hora mantuvo bajo secreto de estado qué acordó específicamente con China, Reino Unido y Vietnam.
Este último tiempo, el presidente estadounidense lanzó una guerra comercial para proteger a la industria de los Estados Unidos, acotar la inmigración indocumentada que llegaba desde México y reducir el tráfico ilegal de Fentanilo.
En este contexto, Trump impuso un arancel mínimo del 10 por ciento para ciertas importaciones que llegan a Estados Unidos, y distintos porcentajes arancelarios para productos específicos o países que enfrentaron la decisión política del líder republicano.
La arremetida de Trump contra el comercio global abrió infinitas negociaciones con cerca 170 países que intentan preservar sus volúmenes exportables a los Estados Unidos.
Trump anunció que el plazo máximo de negociación concluía el 9 de julio, pero la mayoría de las conversaciones están abiertas.
Entonces, el presidente de los Estados Unidos aseguró que enviaría cerca de 100 cartas a distintos países para anunciar cómo quedaría la relación bilateral arancelaria.
Sin embargo, ese anunció oficial quedó relativizado por declaraciones públicas del secretario del Tesoro, Scott Bessent, que corrió el plazo hasta el primero de agosto.
Bessent señaló ayer que Trump “enviará cartas a algunos de nuestros socios comerciales, diciendo que si no avanzan, entonces el 1 de agosto, volverán a su nivel arancelario del 2 de abril”.
Es decir: Estados Unidos enviará una carta a un determinado país, y su gobierno podrá elegir si acepta los términos fijados por Trump o se sienta a negociar. Si acepta, hay ‘deal’; y si no, tiene plazo hasta el 1 de agosto para evitar los fuertes aranceles que impondrá la administración republicana.
Argentina estaría evitando este laberinto de declaraciones públicas, marchas y contramarchas, y cartas oficiales que llegarían desde Washington.
Trump decide casi en soledad su agenda arancelaria, y en el caso de Argentina, habría optado por privilegiar y profundizar su alianza estratégica con Milei.
Con este leverage político, el canciller Gerardo Werthein mantuvo dos reuniones claves con el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, que se mostró flexible y predispuesto a diseñar una propuesta bilateral que satisfaga los intereses de Trump y de Milei.
En Washington aseguraron a Infobae que hay línea abierta entre Werthein y el secretario de Comercio, y que la relación fluida entre ambos funcionarios puso a la Argentina por afuera de la guerra comercial que libra Trump contra el planeta.
Al final del camino, a la espera de la decisión política de Trump, Argentina habría cerrado un lista de 100 productos que tendrían arancel cero frente al 10 por ciento global que anunció el presidente de los Estados Unidos en la Casa Blanca.
De esta manera, sin contar los aranceles del 50 por ciento para el acero y el aluminio, Argentina tendría arancel cero para el 70 o el 80 por ciento de los productos exportables a Estados Unidos.
Donald Trump en la planta Mon Valley Works-Irvin, de U.S. Steel Corporation, (Pensilvania, Estados Unidos)
La capacidad de diálogo de Werthein se profundizó por la relación estratégica que tiene Milei con Trump. Pero esta sintonía ideológica y personal no habría servido para abrir un espacio de negociación destinado a atenuar los aranceles del 50 por ciento que se aplicarán a las exportaciones de acero y aluminio.
Trump considera al aluminio y al acero insumos vinculados a la seguridad nacional, y la Cancillería no tuvo mucho espacio para solicitar una baja de aranceles en estos dos productos.
“Aunque los aranceles previamente impuestos al acero y al aluminio han contribuido a un importante apoyo a los precios en el mercado estadounidense, aún no han permitido que estas industrias desarrollen y mantengan una tasa de utilización de la capacidad de producción necesaria”, sostuvo la orden ejecutiva de Trump que aumentaba los aranceles del 25 al 50 por ciento.
Y concluyó: el incremento al 50 por ciento “proporcionará un mayor apoyo a estas industrias y reducirá o eliminará la amenaza para la seguridad nacional que suponen las importaciones de artículos de acero y aluminio y sus derivados”.
La Argentina es el sexto proveedor de aluminio de Estados Unidos. En 2024, el país exportó cerca de US$630 millones entre acero y aluminio.
Con esta limitación geopolítica impuesta por Trump, anoche explicaban en DC que el probable acuerdo entre Estados Unidos y Argentina no aplacaría los aranceles impuestos al acero y al aluminio nacional.
Si nada cambia en la Casa Blanca, el comunicado conjunto de Argentina y Estados Unidos que se redacta con exhaustiva prosa entre Washington y Buenos Aires, se daría a conocer en las próximas 72 horas.
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