"¡Fuera Dilma!": por tercera vez, una multitud pidió su renuncia

Miles de personas se manifestaron en más de 200 ciudades del país para exigir el juicio político dela presidenta; la corrupción y la mala gestión de la economía fueron los principales reclamos

Por Alberto Armendariz 

SAN PABLO.- La presión en las calles continúa en Brasil. Por tercera vez desde que Dilma Rousseff asumió en enero su segundo mandato, decenas de miles de brasileños vestidos con los colores nacionales verde y amarillo volvieron a tomar las avenidas de las principales ciudades del país para exigir que la presidenta sea sometida a un impeachment en el Congreso por su responsabilidad política en el escándalo de corrupción de Petrobras y por la mala gestión económica que ha llevado a Brasil a caer este año en recesión.

"Hay que seguir marchando hasta que Dilma y el Partido de los Trabajadores (PT) salgan del poder. Con sus mentiras engañaron a gran parte de la población para ganar las elecciones del año pasado y desde entonces no hemos visto más que evidencias de robo en Petrobras que involucran a personas del gobierno y del PT, y una pésima administración de la economía que llevó a aumentar la inflación (9%) y el desempleo (8%), mientras ellos siguen impunes y tratándonos con arrogancia. ¡Basta!", se quejó a LA NACION el comerciante Carlos Scovino, 31, que llevaba puesta una camiseta de la selección de fútbol brasileña en la concentración sobre la avenida Paulista de San Pablo.

Convocadas por los grupos cívicos Movimiento Brasil Libre (MBL), Vem Pra Rua y Revoltados Online, las manifestaciones de ayer se expandieron por unas 250 ciudades. En algunas, como Brasilia, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Salvador y Belém, los actos comenzaron por la mañana, y desde temprano podían verse en las calles carteles, globos y banderas brasileñas con las leyendas "¡Fuera Dilma! ¡Fuera PT!". Una vez más, vendedores ambulantes aprovecharon la movilización popular para ofrecer remeras, sombreros, vinchas, silbatos y hasta panderetas con mensajes contrarios al gobierno. En Brasilia, un gigante muñeco inflable con la cara del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva llevaba un traje a rayas de prisionero y los manifestantes gritaban "gran ladrón" al líder histórico del PT y padrino político de Dilma.

Los organizadores esperaban que esta tercera jornada de protestas fuese al menos comparable con la primera gran manifestación, la del 15 de marzo, de la que participaron unos dos millones de personas; ya la segunda, el 13 de abril, reunió menos de la mitad. Las cifras finales sólo estarían disponibles por la noche, cuando las policías de cada estado dieran sus informes.

"Más allá de los números, lo importante es que la gente sigue en pie de lucha, que no se deja ya convencer por el discurso vacío del gobierno. Las encuestas señalan que Dilma tiene hoy apenas un 8% de popularidad. ¿Cómo va a hacer para continuar tres años y medio más con un rechazo tan grande, sin legitimidad moral por los escándalos de corrupción, frente a una coalición gobernante cada vez más resquebrajada y con los serios problemas económicos que enfrenta el país?", señaló a este diario Renan Santos, 31, coordinador nacional del MBL, entre bocinazos de los últimos autos que pasaban por la avenida Paulista antes de que fuera cerrada al tránsito.

En la madrugada, militantes del PT habían recorrido la emblemática vía de San Pablo para pegar carteles en los que se leía "Abajo el golpe, no al impeachment", en sintonía con la calificación de "golpistas" que el gobierno ha dado a quienes apoyan el inicio de un juicio político en el Congreso. Ya al mediodía, cuando comenzaron a llegar los primeros manifestantes a favor del impeachment, esos carteles estaban rayados o pintados por arriba con pintura verdeamarela.

La fecha de esta tercera ola de protestas no fue aleatoria. Fue elegida para coincidir con la de una masiva marcha en 1992 contra el entonces presidente Fernando Collor de Mello, acusado también de corrupción. Entonces la gente salió toda de negro para marcar su repudio al presidente, que la noche anterior había convocado a sus seguidores a salir a las calles vestidos de verde y amarillo. El 29 de septiembre siguiente, la Cámara de Diputados inició el proceso de impeachment contra el presidente; el 29 de diciembre, ante la inminencia de ser condenado, Collor de Mello renunció a la presidencia.

"Cuanto más esperemos con este gobierno, será más difícil salir del pozo", sentenció la arquitecta Luana Castro en referencia a la contracción del 1,7% en el PBI que se pronostica para este año.

El MBL, que ha realizado encuestas entre los 513 miembros de la Cámara de Diputados para saber su posición respecto de un impeachment a Dilma, señaló que ya hay al menos 250 que se inclinan por esa opción, que debería ser aprobada primero por el presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, del principal aliado al PT, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, pero quien recientemente se ha declarado un abierto opositor. Sin embargo, antes es necesario que haya una base legal concreta.

Esas condiciones podrían darse a través del Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), que analiza las sospechosas maniobras fiscales que el gobierno de Dilma realizó el año pasado para esconder el déficit a través de dinero de los bancos públicos, acción que habría violado la ley de responsabilidad fiscal. Otra opción sería que el Tribunal Superior Electoral (TSE) anulara la fórmula ganadora de las elecciones Dilma Rousseff-Michel Temer si se comprobaran las denuncias de que recibieron dinero ilegal del esquema del petrolão, como han señalado algunos delatores.

En varias ciudades, los manifestantes portaban cartulinas con mensajes en agradecimiento y apoyo al juez federal Sergio Moro, que lleva adelante las investigaciones del multimillonario esquema de corrupción en Petrobras.

"Brasil despertó. El pueblo en la calle va a permitir la superación de la crisis. No este gobierno que no tiene más autoridad ni credibilidad", destacó por su parte en Belo Horizonte el senador Aécio Neves, que en los comicios del año pasado fue derrotado por Dilma por el menor margen en la historiade Brasil.

MADURO PIDE QUE DEJEN DE CONSPIRAR

Durante un discurso a sus seguidores, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, dijo que el "imperialismo" tiene "acosados a los gobiernos progresistas de América latina", y defendió a Dilma Rousseff.

"En Brasil el ex presidente Lula da Silva levantó una gran fuerza y luego postuló a Dilma, y al final de su primer gobierno empezaron a sabotearla. No han parado de conspirar contra Dilma", dijo.

Maduro añadió que el imperialismo "no entiende" que su gobierno y el Dilma quieren "hacer revoluciones pacíficas y democráticas por las buenas"."

El imperialismo es un monstruo, la deshumanización del ser humano", expresó, y agregó: "Como decía el Che Guevara, el capitalismo bestializa al ser humano".

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