Festival de sociedades, evasión y conflictividad gremial, el lado B del rey del biodiésel

Festival de sociedades, evasión y conflictividad gremial, el lado B del rey del biodiésel

El empresario multipropósito es dueño del Grupo Bahía Energía. Guerrea con la Justicia, con sus socios y con los gremios. El Plan Emprolijar.

La compulsión a crear sociedades comerciales, la imprudencia para evadir impuestos y el desapego a la legislación laboral y los derechos de los trabajadores constituyen la bruma que rodea, sin dañar su prosperidad, al rey del polirubro bahiense, Juan Carlos Bojanich.

 

Bojanich es el dueño del Grupo Bahía Energía, un imperio comercial y productivo multipropósito sostenido en un exuberante red de sociedades comerciales en las que intercambia puestos de directorios con sus hijos Cecilia, Juan Ignacio y Juan Manuel.

“Los Boja”, como les gusta denominarse -incluso tienen una sociedad con ese nombre- acumulan causas judiciales, sanciones y advertencias de los organismos de control. Con vínculos en todas las representaciones políticas, su poder de lobby se acrecentó en los últimos años. En los medios lo citan como el “El rey del biodiésel”.

El empresario, de origen croata pero nacido en Ramallo, es titular del Bingo Bahía bajo la firma El Chalero. Allí mantuvo siete años de conflicto con el Sindicato de Trabajadores de Juegos de Azar (Aleara): tenía encuadrado al personal de ese establecimiento como trabajadores y trabajadoras del Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo y Afines (SUTEP) para abaratar costos, no categorizar al plantel y negarse a reconocer la suma por refrigerio.

“Las quiere todo para él, no arregla ni el aire acondicionado en la sala de juegos; raro, porque ahí va la gente a apostar. Ya ni siquiera lo tiene que arreglar pensando en los trabajadores”, explicó un exempleado del Bingo Bahía.

La ley del juego de la provincia de Buenos Aires exige un aforo que establece que, por cada máquina conectada, debe haber una persona contratada. Así el Estado cumple con la premisa de generar trabajo mediante “el juego”. Para cumplir con la ley de “aforo”, Bojanich no dudó en presentar en la nómina de personal del Bingo a 106 a efectivos policiales, cuando en realidad solo 30 cumplían funciones. Así se ahorró 70 sueldos durante años.

En 2017, la empresa El Chalero, con la que Bojanich maneja el Bingo Bahía, reconoció una deuda millonaria por Ingresos Brutos que le reclamaba ARBA que venía apelando en la justicia, aunque luego desistió de esa pelea y se adhirió a un plan de regularización de deudas (Ley 14.890). El Plan Emprolijar.

Los Boja están intentando ordenarse. “Hace diez años, decidí profesionalizar la empresa y dejar todo más organizado. Los negocios no deben ser una carga para mis hijos”, dijo Bojanich en una entrevista con la Revista Forbes. El Grupo tiene empleadas a más de 1.500 personas.

El Bingo Bahía es un faro en la capital del básquet. En pleno centro bahiense, muchas veces generó suspicacias incluso por la habilitación de reformas edilicias en el ámbito comunal. El año pasado, Bojanich compró otro local cercano al Bingo y no para.

Interna feroz

Actualmente, el empresario polirrubro atraviesa una tumultuosa etapa de su relación con Jorge Pereyra, su socio en el Grupo Midas, la firma con la que regentean un conjunto de bingos instalados en el oeste del conurbano provincial: Hurlingham, Merlo, Caseros y Ciudadela.

Bojanich tiene un reproche histórico para su socio. Lo acusa de haberlo dejado “pegado” en las causas por evasión fiscal millonaria al impuesto a las Ganancias por las cuales la Justicia federal lo procesó junto a Pereyra y otras personas del Grupo Midas. Todavía están pagando los casi 200 millones evadidos a la AFIP.

Bojanich entró al grupo Midas por la ventana de la necesidad económica de Pereyra en la primera década del siglo y chocaron dos modelos de gestión, ninguno en favor de la planta trabajadora. “Te sentás con Bojanich y te pregunta ´¿quién paga el café?´, cuentan. Pereyra no se queda atrás: su frase es “cuando yo les paagaba en negro, los trabajadores estaban mejor”.

La pelea societaria Pereyra-Bojanich se da en un contexto de reconversión del negocio de los bingos, que primero fueron muy golpeados por la pandemia y, luego, por la proliferación de otras modalidades de juego, donde la gente puede apostar desde su casa con un teléfono celular.

El Croata viene golpeado en el rubro juego desde 2021, cuando quedó afuera de la licitación que realizó la provincia de Buenos Aires para autorizar las apuestas online. La comisión técnica evaluadora dejó a la propuesta de Bojanich -en sociedad con las firmas Sisal Entertainment y Areltown (la inscripta número 13 justo en la lotería)- quedó entre las cuatro peores calificadas de las 14 que se presentaron.

Mucha energía

El juego es una pestaña más de la pantalla de negocios de Los Boja. Solo en la página web del Grupo Bahía Energía figuran, en el rubro Energía, diez empresas: Biobahía, Biobin, Bio Ramallo, Bio Corba y Refinar Bio, Biobal, Colalao Del Valle, DPLubrificani (radicada en Italia), Difer Oil y Green Glicol.

Son las plantas de biocombustible de Bojanich, por las que se ganó el mote de "Rey del biodiésel". Abastece el 25% del cupo obligatorio de biocombustible que establece la ley nacional para que las petroleras -YPF, Raízen y Axion Energy- mezclen con sus combustibles.

La más famosa es Bio Ramallo, donde en 2019 echó a 30 trabajadores por un conflicto de encuadramiento sindical. Allí también recibió denuncias y procedimientos sancionatorios del Organismo Provincial de Desarrollo Sostenible por irregularidades en la construcción de los efluentes líquidos de las plantas que derraman en el arroyo Ramallo.

En la página web figura la empresa Ecosur Bahía. En los medios de comunicación, la firma aparece representada por Diego Moguiliansky, que, según un relevamiento del Diario.Ar, en 2021 estuvo entre las diez compañías con los contratos de obras más grandes con el Estado nacional.

Ecosur Bahía, la constructora del grupo de Bojanich, fue denunciada en 2017 por la Comisión Ejecutiva CTA Bahía Blanca-Dorrego por la precarización laboral a la que sometía a trabajadores que contataba para una obra tercerizada para la bonaerense ABSA durante el gobierno provincial de María Eugenia Vidal.

En 2015, Ecosur Bahía fue mencionada en un informe de la Auditoria General de la Nación sobre las contrataciones del ENHOSA. La AGN marcó como una irregularidad que ese organismo y la firma de Los Boja compartían la contratación de un ingeniero que tenía que auditar la obra por la que la empresa bahiense había sido contratada. De ambos lados del mostrador.

Otras dos empresas del Grupo Bahía son Molinos Cerri y Harinas Bajo Hondo. Esta última firma quedó involucrado en la multa que dictó en 2022 la Secretaría de Comercio interior y la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, donde acusó a las firmas que integran la Federación Argentina de Industrias Molineras de cartelizar el precio de la harina y manejar, de ese modo, el precio de los panificados.

La Comisión Nacional de Defensa de la Competencia observó que la empresa y las cámaras involucradas “idearon, diseñaron, implementaron y monitorearon un acuerdo para la fijación de precios con el objeto de limitar la competencia entre las empresas molineras de trigo y harina”.

En la unidad Agro, Bahía Energía tiene 11.500 hectáreas destinadas a la producción de cereales y hortalizas y 9.000 cabezas de ganado; empresas como Punta Ribo, El Sostén, La Vial y Binmaq.

No figuran en la web del Grupo Bahía Energía otras sociedades cuyos directorios están integrados por algunos de los Bojanich, como Los Boja, Los Jota, Santa Fe Bioenergy, Transporte Janich, Green consulting Group y Econature.

En el rubro alimentos tiene la génesis de su negocio, la panadería con la que comenzó su sendero -hoy autopista- de empresario. La nueva Sirena es una cadena de panaderías de Bahía Blanca.

Comentá la nota