Economía circular: con fecula de maíz, crearon bolsas que se desintegran solas

Economía circular: con fecula de maíz, crearon bolsas que se desintegran solas

Un grupo de emprendedores formó ERRES, una firma que comercializa ecobolsas que pueden compostarse luego de su uso. Se desintegran en cuestión de meses y no producen daños al ambiente.

Si auditamos la cantidad de bolsas que utilizamos a diario, lo multiplicamos por su tiempo de uso y luego lo dividimos por la fracción de terreno que ocupará cuando se deseche, seguramente estaríamos frente a una ecuación sumamente perjudicial para el equilibrio ambiental.

Al equipo de ERRES, preocupados por el destino final que tienen esas bolsas de supermercado, almacenes de barrio, regalerías o envoltorios de artículos electrónicos, se les ocurrió crear una bolsa sustentable hecha con materiales naturales que permitan su fácil degradación mientras el mundo aprende a vivir sin ellas.

“Desde siempre tuve la idea de que la basura es basura porque nadie le encontró un uso y por eso se convierte en basura. Pero en la medida que se lo encontramos, puede convertirse en un capital, un recurso”, asegura Gabriela Real, miembro fundadora de esta firma que distribuye bolsas compostables hechas 100% con fécula de maíz y sin presencia del plástico.

“Empezamos a dibujar ERRES y quedaron las 3 “erres“ que escuchamos muy comúnmente y seguimos hasta encontrar 24; y ahí quedó el nombre vinculado al concepto de economía circular”, comenta Gabriela, quien formó junto a una amiga, su hermano y su cuñada este equipo interdisciplinario que busca concientizar, con una diversidad de productos, acerca del impacto de los plásticos de un solo uso.

“Tenemos conocimientos diversos, muchos vinculados con la motivación y la concientización acerca del cuidado del ambiente. Mi cuñada es la más técnica, estudió biotecnología y desde ese lugar está muy conectada. Mi socia Belén y yo, nos iniciamos en este proyecto por una cuestión de interés y trabajo. Ella estuvo relacionada laboralmente con temas vinculados a contaminación del agua y medioambiente en general y, en particular, con el tema plásticos”.

¿Qué es la economía circular?

En nuestro país, se calcula que se genera un promedio de 45.000 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos, lo que equivale a 1 tonelada de basura cada dos segundos.

Los residuos urbanos tienen el triste destino de convertirse en rellenos sanitarios o basureros a cielo abierto, y en el peor de los casos, terminan en cursos de agua, arroyos, ríos y océanos, desequilibrando la flora y fauna presente.

La economía circular es una propuesta que combina la actividad económica humana con un ciclo virtuoso en dónde los “residuos“ pueden reinsertarse en el sistema de una manera sustentable. De este modo, se protegen y utilizan eficientemente los recursos naturales y el desarrollo económico es posible con un grado de concientización acerca de la finitud del planeta que habitamos.

En este sentido, las biobolsas compostables de ERRES, apuntan a insertar masivamente un producto de bajo impacto ambiental, certificado por normas internacionales, y que pueda estar al alcance de comerciantes y público en general con un valor lo más cercano posible a una bolsa común tipo camiseta o de polietileno.

Las biobolsas están realizadas con bio-polímero a base de fécula de maíz y aceites vegetales, lo que hace posible su degradación en condiciones correctas en el término de 60 a 90 días. Soportan un peso de hasta 2 kgs, pueden permanecer en la heladera o en el freezer por 60 días y son aptas para contener alimentos.

Además, se convierten en tierra fértil en 2 a 3 meses según las condiciones de humedad y compostaje. Su producción se encuentra certificada por el OPDS, por el decreto reglamentario N°1521/2009 y avalada por los estudios del CONICET y el CIDEPINT como resultado de sus rigurosos análisis.

“Los primeros clientes fueron almacenes naturales y tiendas veganas donde no solo el comerciante sino también el cliente ya está concientizado sobre el cuidado del planeta y los animales. A partir de ahí empezaron a aparecer otros rubros donde la persona que toma la decisión es el dueño de una ferretería, una persona que vende piletas y todas las cuestiones alrededor del producto. Estos rubros entregan mucha bolsita con tornillos, o las pollerías, por ejemplo, y no querían usar más bolsas. Este tipo de usuarios tienen más “sabor” que un rubro “concientizado”, aseguran desde ERRES.

La firma optó porque su producto de inicio sean las biobolsas pero tienen planificada una línea hogar con tablas para picar, cuchillas y vasos cuyo diferencial es el material plástico reciclado de bajo impacto porque son objetos durables.

Respecto del costo, confiesan que lograron que salga “sólo 2 veces más”, para hacer más fácil su inserción en el mercado y que no represente un peso para el comerciante que los adquiere. “Cada vez que vas a la verdulería te traès por lo menos 3 o 4 bolsas”, asegura y de allí parte el plan de negocios.

“Hicimos varias campañas de limpieza de bosques en Pinamar, estuvimos en un torneo de kitesurf, esos lugares que son de conexión natural. Ahí estamos donando las bolsas para que estén, se usen se recolecten y la gente las conozca”.

Una de las particularidades de las biobolsas es que al ser de origen vegetal, cuentan con certificaciones avaladas por el Ministerio de Ambiente y sellos de aptitud internacionales como el 7p0446 OK Compost, que no se refiere explícitamente a una norma específica, sino que detalla los requisitos técnicos que debe cumplir un producto para obtener la certificación.

“Hace un par de meses encontré en la calle una bolsa de Casa Tía que estaba intacta. Yo no sé hace cuántos años que no existe ese lugar. El comercio ya desapareció, hay generaciones que ni saben qué es, nunca lo conocieron y sin embargo la bolsa estaba ahí, muy presente”, reflexiona Gabriela, dando la pauta de que adoptar conductas con conciencia ambiental es cada vez más urgente como inevitable.

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