Diarco construirá un centro comercial en Luján y estudió comprar una cadena de retail

Diarco construirá un centro comercial en Luján y estudió comprar una cadena de retail

Roberto Goldfarb conduce el grupo Diarco que emplea a 3000 personas y factura 60.000 millones al año. Su autoservicio mayorista tiene 102 sucursales en 18 provincias. Además se dedica al agro y al Real Estate, además compró Potigian, Sed Metal y La Gioconda. Apuesta a vender la carne kosher más económica de Argentina.   

Pocos empresarios redoblan la apuesta cuando el negocio se complica. Roberto Goldfarb, dueño del grupo Diarco, está acostumbrado a no darse por vencido. Tiene 73 años y este mes cumple 60 de trabajo incansable. Su grupo factura $60.000 millones al año y le da trabajo a 3.000 empleados. Posee la mayor cadena mayorista del país con 102 locales Diarco. No tiene descanso, su cabeza está llena de proyectos, por eso repite “no me voy a jubilar nunca, quiero seguir haciendo travesuras”. Hace dos años, casi compra una cadena de retail, ahora construirá un centro comercial y sueña con abrir otro.

Comenzó a trabajar a los 13 años revistiendo muebles con su padre, vivía en una casa chorizo de la calle Warnes. Decidió irse y abrir una mueblería, al año se fundió. No se dio por vencido, pidió plata prestada se compró un rastrojero y se fue a vender accesorios para autos por todo el país. A quince días de casarse con su amada Zully a quién conoce desde niña, le robaron todo y hasta tuvo que pedir plata prestada, a su amigo Mario, para comprarse unos zapatos para el civil. En marzo del año que viene cumple 50 años de casado, tiene tres hijos que viven Miami y 15 nietos. Pasa 20 días en Buenos Ares y 40 en Miami, mientras la pandemia se lo permite.

Goldfarb tiene una memoria prodigiosa. Recuerda la dirección exacta y el día que abrió su primer local en la calle Rivadavia en 1980, sin darse cuenta que a pocos pasos estaba El Hogar Obrero. “Tuve que aprender a enfrentarme a gigantes para sobrevivir”, agregó. En 1981, abrió su primer Diarco en Devoto y desde ahí no paró. Mientras Diarco festeja la apertura de los 100 locales, el confiesa risueño que ya son 102.

“Cuando empecé, ni por casualidad, soñé con abrir más de 100 locales. No doy franquicias, estoy conmovido con el número. En los 60 años que tengo de trabajo, nunca fue un buen momento para hacer un negocio y yo viví haciendo negocios. En la cuarentena casi no paramos de abrir locales, abrimos 20 locales en 2020 y en 2021, ya abrimos 10 y esperamos cerrar el año con más de 20 aperturas. Para afrontar la baja en la demanda, apuramos el ritmo de las aperturas”, dice Roberto Goldfarb, el empresario que tiene su sede central en el Mercado Central.

Su negocio central es la venta mayorista, es apenas una de sus seis unidades de negocios. Diarco está en 18 de las 24 provincias con diferentes formatos, mayoristas, medianos y Diarco Barrio. “Somos la empresa mayorista más federal de Argentina, la idea es seguir creciendo. Tengo tantos proyectos en  Argentina que no me tiene loco salir del país, por ahora. Hace casi dos años, estábamos por comprar una cadena de retail, le teníamos el ojo puesto. A lo mejor llegamos a algo así”, recalca. Nunca dice no, siempre dice “por ahora”.

En noviembre de 2016, le compró a Cartellone la histórica marca La Gioconda de frutas envasadas, mermeladas y dulces de membrillo y batata. Es la segunda mayor empresas de conservas del país, trabajan 450 personas. Sólo dos meses después, en enero de 2017 compró Potigian, la mayor distribuidora de golosinas y cigarrillos Philips Morris de Argentina. “Cuando arrancó la cuarentena, como soy bastante pragmático, los puse a todos los vendedores a distribuir productos de almacén y limpieza. Estamos reconvirtiendo la empresa, tenemos 11 locales propios de la cadena que funcionan como maxiquioscos y a la vez venden golosinas en paquetes cerrados para abastecer a los quioscos más pequeños”, contó el dueño de Potigian.

A principios de este año, Diarco compró Sed Metal, la empresa de accesorios de limpieza para cocinas y baños, sus productos estrellas son las esponjitas de bronce y de lana de acero, entre otros productos. “Es una pyme de 41 años que tiene 50 operarios y terceriza la producción de repasadores y franelas. Tenemos mucho para hacer”, contó Roberto Goldfarb.

Es impulsivo y lo cuenta sin problemas. “Soy un comprador compulsivo de propiedades desde hace muchos años, comencé a buscar localizaciones para Diarco, luego seguí con galpones, tierras y terrenos con los planos aprobados para construir. Así nació ZR Group que administra todo, es la empresa menos conocida y la más rica del grupo. Alquila a La Gioconda, Sed Metal, tenemos un centro comercial en Pilar donde la sucursal de Diarco”.

Diarco construye un centro comercial

Cada nuevo negocio le da más vitalidad, lo entusiasma. Roberto Goldfarb contó a BAE Negocios sus nuevas ideas: “En Luján tenemos un hermoso proyecto sobre 8 hectáreas en Jauregui, habrá una sucursal Diarco con un centro comercial. El proyecto está listo, estoy esperando los permisos de obra de la municipalidad. Hay petroleras interesadas en poner una estación de servicio, nos falta que el municipio nos permita arrancar con la obra. Mi sueño es que sea algo muy importante. En San Martín de los Andes tengo tierra hace siete años y me gustaría hacer lo mismo, necesito la autorización del municipio. En Río Grande, tengo 10.000 metros cuadrados que hoy son galpones en alquiler, me gustaría algún día, hacer lo mismo”-

La empresa Zulagro concentra sus inversiones agropecuarias. “No es una inversión muy importante, respecto de las otra empresas. Tenemos plantaciones de soja, maíz y ganadería, un feedlot para 5.000 cabezas en Santiago del Estero. Vendemos carnes envasadas y hace ocho meses vendemos carne Kosher, se armó un lío bárbaro. Es un mercado que determinados grupos de gente lo tuvieron cautivo, esquilmando a la población, cuando tiene el mismo precio que la carne común. La supervisión de un rabino cuesta un 15% más, y lo venden al doble. Mi objetivo es comunitario, quiero hacer bajar el precio de la carne kosher en el mercado. Tenemos la carne más barata, al que sea le competimos sin problemas. Nadie gana plata con la carne, es un vehículo atractivo para atraer gente. Competimos contra monstruos”, dijo Goldfarb redoblando su apuesta por la carne kosher.

Apuesta a la carne kosher

Hasta hace cuatro años, pensaba sólo en la comercialización, entré a la industrialización con La Gioconda y me gustó, ahora sumé Sed Metal. Probablemente anexe una empresa de distribución comercial. Además tengo las líneas de marcas propias: Coinco alimentos; Okey alimentos y limpieza; electrodomésticos marca KansaiRural, la marca de pate y picadillo que compré en un remate judicial; tenemos muchos productos. Si la gente se diera cuenta que nosotros cuidamos más la calidad de los productos de marca propia que cualquier otra, consumirían sólo marcas propias y ahorrarían mucho”.

Atravesó toda clase de crisis y siempre las surfeó  desde el mundo de los negocios: “Siempre pateo para adelante o te vas al demonio o salís. Cuando cae el consumo, apuro el ritmo de las aperturas y compenso. Me gusta jugar, hacer travesuras, es mi manera de motivarme en la vida. Todos los días tengo un proyecto nuevo, me busco desafíos. Dejé de trabajar por la plata hace muchos años, gracias a Dios. Me divierte, no estoy ni ansioso, ni nervioso, voy y vengo, me divierto. Yo no quiero jubilarme, no quiero ser viejo. Los judíos cuando queremos desearle salud a alguien le deseamos que viva hasta los 120 años, como Moises. Voy a vivir hasta los 120 años”, le confiesa Goldfarb en secreto a Bae Negocios.

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