La curiosa historia de cómo Pepsi salvó a Coca-Cola de que se desvelara su fórmula secreta

La curiosa historia de cómo Pepsi salvó a Coca-Cola de que se desvelara su fórmula secreta

Una empleada de Coca-Cola intentó vender a Pepsi su famosa receta, iniciando una historia digna del mejor culebrón de espías.

Hace unas semanas algunos se sorprendían con una curiosa petición de Burger King a sus clientes: que pidiesen comida de McDonald’s, su principal competidor. No solo de ellos; también de otras cadenas de comida rápida com Subway, KFC, Domino’s Pizza… La crisis sanitaria que estamos viviendo ha llevado a las grandes marcas a hacer algo que nunca pensarían que tendrían que hacer: apoyarse los unos a los otros. Y es que los profesionales tienen principios: podéis ser enemigos acérrimos, pero la competición ha de ser limpia. En eso mismo pensaron en otra gran marca de bebidas, P epsi, que a pesar de competir ferozmente con Coca-Cola en el mercado de las bebidas refrescantes, supo anteponer sus principios como profesional y salvar a Coca-Cola de una trama que pretendía desvelar su secreto mejor guardado: su fórmula.

Sucedió en julio de 2006; como si de un thriller de espías se tratara, agentes del FBI irrumpían en una casa en Atlanta (Georgia) y arrestaban a Joya Williams, una trabajadora de Coca-Cola, que junto a dos cómplices, Ibrahim Dimson y Edmund Duhaney, había intentado vender información clasificada y la fórmula secreta de la famosa bebida a Pepsi, principal competidor de la marca, por 1.5 millones de dólares. Sin embargo, ninguno de ellos contaba con un pequeño detalle: Pepsi no solo no iba a caer en la trampa, sino que serían ellos mismos quienes contactaran con Coca-Cola y las autoridades para hacerles saber de la trama criminal.

La fórmula de la Coca-Cola está considerada como uno de los secretos mejor guardados del mundo. Sin embargo, todo el mundo comete errores, que llevaron a esta empleada a intentar lucrarse con ello. Williams era la suministradora de información de dentro de la empresa y Dimson actuaba como negociador con Pepsi. El trío comenzó a mandar información a la empresa a través de una carta ‘oficial’, remitida por un supuesto alto cargo de Coca-Cola (Dimson), contándoles que Coca-Cola tenía un proyecto secreto, y que ellos mismos les facilitarían toda la información relacionada con esa misteriosa bebida que Coca-Cola iba a lanzar en los meses siguientes, basándose en su famosa fórmula.

Pero no contaron con un detalle que cambiaría sus destinos para siempre: Pepsi iba a jugar limpio, y tras dar el aviso a Coca-Cola y estos a las autoridades federales, se activó una operación encubierta por parte del FBI para poder desvelar la trama en mayo de ese mismo año. Así, un agente encubierto del FBI que se hacía pasar por trabajador de Pepsi contactó con Dimson para obtener más información y una muestra del supuesto producto secreto, que el supuesto trabajador iba a ofrecer a cambio de un primer pago de 30.000 dólares, más otro de 45.000 tras analizar la preciada muestra. No solo eso, ambos quedaron en pagar 1.5 millones de dólares por el resto de la información. Los delincuentes cometieron otro error: abrir una cuenta conjunta para recibir la transferencia. Con todas estas pruebas, los tres delincuentes fueron detenidos poco después, en el momento en el que se iba a realizar el lucrativo intercambio acordado en el aeropuerto de Atlanta. Tras el intercambio, los tres volvieron a casa, donde fueron detenidos.

Coca-Cola agradeció la honestidad y la cooperación de Pepsi en toda la trama, y pidió a sus empleados que fuesen responsables protegiendo los secretos de la marca. Es más, según informó en su momento The New York Times , fue a raíz de este caso que desde Coca-Cola se hizo una reestructuración y se aplicaron sanciones más duras para el quebrantamiento de las políticas internas de protección de información.

Joya Williams fue condenada a ocho años de cárcel, acusada de conspirar para robar secretos de fabricación a Coca-Cola y tratar de venderlos a Pepsi. Ibrahim Dimson y Edmund Duhaney, por su parte, acusaron a Williams en el juicio de ser la cabecilla de toda la trama. Dimson fue condenado a cinco años en prisión, más una multa de 40.000 dólares. Duhaney, por su parte, fue condenado a dos años.

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