Cuatro cadenas de supermercados venden el 70%

Las tres cadenas de supermercados y el mayorista venden el 70 por ciento de los alimentos y otros artículos a los pampeanos y tienen un margen del 35 por ciento. La Anónima concentra el 48 por ciento del total de ventas.

En La Pampa un reducido núcleo de tres cadenas de supermercados, La Anónima, Carrefour y Changomas-Walmart con doce sedes y una mayorista, Diarco, concentran el mercado de venta al público. Tienen las superficies comerciales más grandes, la facturación más alta y el mayor margen de rentabilidad.

Entre las cuatro empresas tienen el 20 por ciento del total de bocas de expendio de alimentos, frente a supermercados y autoservicios de capitales locales, pero venden el 70 por ciento de los alimentos y otros artículos a los pampeanos. Sólo La Anónima representa el 48 por ciento del total de las ventas del sector, es decir 1.008 millones de pesos sobre una facturación anual del conjunto de 2.100 millones de pesos. En tanto, la multinacional francesa Carrefour le sigue con el 25 por ciento, 525 millones de pesos en ventas; la estadounidense Walmart con Changomas tiene el 20 por ciento del mercado y 420 millones de pesos en ventas; y Diarco el 7 por ciento, con 147 millones de pesos.

Oligopolio.

El sector supermercadista radicado en nuestra provincia viene cobrando un papel destacado como actor económico desde principios de los años 90 cuando el gobierno provincial y las municipalidades autorizaron el ingreso de las grandes cadenas. Si bien es un sector de muy dinámico crecimiento, ha impactado directamente en todas las formas de comercialización, en la demanda de empleo y en la oligopolización de los precios, tema hoy muy cuestionado por las desmedidas alzas en los productos de primera necesidad que se dieron desde mediados de enero con la devaluación del peso.

Como negocio enfocado al mercado interno, el sector se encuentra altamente asociado con la marcha de la economía pampeana -básicamente con el empleo público y privado- y en el contexto del crecimiento económico de los últimos años, desde el punto de vista del mejoramiento del ingreso disponible de los más de 320 mil habitantes de la región que consumen un promedio de 5,7 millones de pesos diarios en alimentos, bebidas y productos de higiene familiar.

Crece más de lo previsto.

En La Pampa hay pocas industrias, una gran planta administrativa del Estado, pocos comercios y demasiados servicios. Pero el supermercadismo foráneo se queda con buena parte de los fondos circulantes. El sector mantiene un crecimiento sostenido en las ventas y una proyección de expansión amplia a futuro, por lo que de no ponérsele un límite a la proliferación de grandes superficies, seguirá aspirando millones y millones de pesos que se van hacia otras provincias y al exterior.

El lugar clave que tiene en la economía pampeana al concentrar las ventas de productos básicos para sus habitantes, hace que su desempeño sea una cuestión estratégica para analizar e intervenir desde el ámbito provincial, no solo con la aparición de los "precios cuidados", que siempre deben ser auditados. Los supermercados radicados en el territorio pampeano han venido desplegando estrategias de expansión que han incluido tanto la multiplicación de pequeñas bocas de expendio -como los denominados "Proxi"- como también la diversificación de las formas de gestionar la compra de mercaderías para maximizar la rentabilidad empresaria, que hoy tiene un promedio de entre el 32 y el 35 por ciento, al menos en La Pampa, un margen de ganancia que causa escozor cuando se lo compara con otros de la economía regional y de quienes producen las materias primas. Lo concreto es que las tres cadenas y la mayorista intervienen en forma sustantiva en la formación de precios en la provincia, afectando en tiempos de inflación, la capacidad de compra y el ingreso disponible de los trabajadores. Ni el cierre dominical ha afectado sus márgenes de rentabilidad ni su nivel de ventas altamente atomizadas, como así tampoco la aparición de un nuevo actor en el mercado como son los supermercados chinos -solamente en General Pico hay doce-.

Ganan mucho, dejan poco.

Por otro lado, las empresas supermercadistas tienden a maximizar las estrategias que le aportan un mejor posicionamiento en el mercado: impulsan marcas propias, con mejores condiciones de compra e inclusive avanzando al espacio del mayoreo -en general para las pequeñas localidades que rodean a las dos grandes ciudades- para garantizarse mejores precios relativos y con ellos altas ganancias asociadas.

Esto se observó con el dinamismo que mostró la economía pampeana hasta 2011, en el que sus grandes ganadores fueron los supermercados y bancos. Gracias a la expansión del consumo interno, mejoras salariales y a la inflación, los márgenes de rentabilidad han sido cada vez más altos. Por éstos, aunque haya un alza desmedida de precios que sigue minando la capacidad adquisitiva de la población, el consumo de alimentos y bebidas -principalmente impulsado por los sectores de menores recursos- sigue siendo alto a pesar de los vaivenes de la macroeconomía. En este contexto, la expansión del sector parece seguir creciendo a expensas de los vendedores de comestibles locales con una política de doble carácter. Por un lado, centrado en la apertura dinámica de locales de pequeña y media superficie comercial y en ámbitos poblacionales estratégicos. Por otro lado, impulsando marcas propias y vendiendo al mayoreo a comercios de localidades cercanas para garantizarse mejores precios relativos que los mayoristas pampeanos y ganancias asociadas más elevadas aún.

Según los gerentes de los supermercados pampeanos, solo son controlados por el gremio mercantil en lo que hace a las condiciones de trabajo, pero desde los organismos públicos nacionales y provinciales son muy pocos los operativos, al menos hasta mediados de marzo con algún tipo de intervención en cumplimiento de los denominados "precios cuidados".

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