Convocaron al Comité de Bioética por el protocolo de la última cama

Convocaron al Comité de Bioética por el protocolo de la última cama

El comité de expertos se reunió este jueves por la mañana. Analizaron el protocolo de la última cama, que se recomendó a nivel nacional, para que, ante un eventual colapso de las terapias en La Pampa, puedan elegir a quién atender como prioridad con mayor respaldo legal. El drama de decidir en una situación límite.

El Consejo Provincial de Bioética se reunió este jueves por la mañana para analizar el protocolo de la última cama  que desde el año pasado el gobierno nacional puso en vigencia para respaldar a los servicios médicos que tendrán que elegir a qué paciente atender o priorizar ante un hipotético colapso de las terapias intensivas ante el crecimiento exponencial de la demanda por la pandemia del coronavirus. La semana próxima se oficializará el protocolo en la provincia, aunque la denominación será diferente.

Una autoridad de Salud confirmó a El Diario que desde hace dos meses trabajan en una resolución ministerial. Las autoridades sanitarias se reunirán la semana próxima con el Comité y lo anunciarán en un comunicado.  Lo denominarán en La Pampa "Protocolo para la adecuación del esfuerzo terapéutico en época de pandemia".

 

Terapias al límite

El ministerio de Salud de la provincia informó que el último miércoles por la tarde el nivel de ocupación de camas de terapia intensiva en La Pampa era del 86%. Tres días antes la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva había realizado un relevamiento a nivel nacional que arrojaba el resultado de un 90% de ocupación en la provincia.

Con ese nivel de saturación del sistema, como lo había advertido el propio gobierno y con más dramatismo el gremio de salud y los propios profesionales, el escenario de tener que decidir entre la vida de un paciente y la de otro es probable a corto plazo, en el marco de una lucha a brazo partido que se libra día a día en las terapias abarrotadas de paciente del Molas en Santa Rosa o el Centeno en Pico.

En junio del año pasado el ministerio de Salud de la Nación convocó al Comité de Bioética para estudiar la situación y en agosto elaboraron un protocolo de última cama, con recomendaciones y parámetros para que los médicos puedan decidir ante la demanda de atención y la escasez de recursos. Ese protocolo ya se activó en los últimos días, por ejemplo, en hospitales de provincia de Buenos Aires.

Ni los funcionarios ni el personal de salud quieren pensar en una situación de colapso del sistema que necesariamente los tendrá como protagonistas. Pero la implicancia de arribar a ese punto hipotético los colocaría en situación de tomar decisiones difíciles de asimilar humanamente sin un marco normativo que debe estar claro ante de que llegue ese momento.

No publicitarlo, por otra parte, los expone a la reacción de los familiares de quienes se verían afectados por estas decisiones, en un momento en el cual difícilmente pueda exigírseles racionalidad en sus acciones. ¿Qué pasaría en un hipotético escenario de ocupación plena de las terapias?

Consultado por El Diario, el subsecretario de Salud de la Pampa, Gustavo Vera, el sábado pasado respondió: “No tenemos protocolo de última cama, si tenemos criterios sobre qué paciente tiene que seguir con un cuidado paliativo y qué paciente tiene que ingresar en un sistema de respirador o de alta complejidad”. “Sabemos qué hay pacientes que ya no tienen lamentablemente expectativa de vida, que se sabe que en un 99% va a terminar su vida. Entonces en esos pacientes se usa la medicina paliativa, se cuida todo lo humano, si usted no ingresa a una terapia a una persona que se sabe que su vida va a terminar, por  lo menos va a suceder de una forma más humana, no en soledad”, completó.

Sin embargo, la decisión de aplicar cuidados paliativos está relacionada con el diagnóstico del paciente, pero no con la falta de recursos para atenderlo en un contexto de pandemia.

 

Decisiones difíciles

La secretaria general del Sindicato de Trabajadores de Salud, Mirta Viola, le dio a El Diario este jueves no le sorprende que la ocupación de camas haya alcanzado el 90% porque lo había advertido hace diez días. “Por más que esté bajando la cantidad de contagios, la curva ascendente de los pacientes ocurre porque son los que se empiezan a complicar diez o quince días después. En ese lapso tenés el máximo de la curva de pacientes más graves. No es raro la saturación que tenemos en este momento”, alertó. “El sistema está muy tensionado y la cantidad de personal es finito. Podés conectar a un paciente a un aparato, pero si no lo podés atender, no te podés hacer responsable”, mencionó.

Desde la semana pasada El Diario intentó consultar a la responsable del Consejo Provincial de Bioética, Claudia Elorza, sobre la adhesión al protocolo de la última cama. Sin embargo, no respondió hasta ahora. Ese comité está integrado por profesionales, científicos y especialistas de diferentes áreas, y sus resoluciones no tiene fuerte de ley, son recomendaciones. El año pasado aprobaron y aconsejaron la aplicación de la ivermectina y el suero equino para el tratamiento de pacientes covid.

El Consejo se reunió este jueves por la mañana para tratar el tema, según confirmaron fuentes oficiales a El Diario. No se tomó una decisión aun. "Se sigue trabajando sobre el tema", le dijo a El Diario una fuente oficial. El comité lo integran el farmacéutico Alejandro Ferrer, la sicóloga Claudia Juncos, la educadora Mónica Bellaqua, Irina Campis, Valeria Ortíz, Marcos Mayer, Ivana Cagijal, la geóloga Silvia Aimar, entre otros.

Si bien las decisiones sobre los pacientes las toma cada servicio o institución, y los parámetros éticos están fijados incluso internacionalmente, el contexto excepcional de la pandemia provocó que, al menos desde el gobierno nacional, se genere un protocolo específico para respaldar y aliviar la pesada responsabilidad que tienen los médicos ante un eventual colapso de las terapias.

Una médica del Hospital Lucio Molas le dijo a El Diario que el dilema de la última cama genera tensiones éticas y los equipos médicos deberán decidir una responsabilidad compleja. Además, el contexto no es el ideal, cansados, sobrecargados y con meses sin descanso, están más expuestos que nunca a cometer errores. “No hay tanta resistencia a no conectar a un respirador a una persona cuando tiene pocas expectativa de vida. Pero se complica cuando es un paciente que si las tiene o que tenemos que hacerlo esperar con riesgo de vida. Y si hay más resistencia a desconectar a alguien para dejarle lugar a otro paciente que necesita con más chances de éxito ese respirador”, explicó.

 

Los criterios para elegir

El gobierno nacional creó por decreto el 26 de junio del año pasado el Comité de Ética y Derechos Humanos en Pandemia Covid-19, que funciona en el ámbito del ministerio de Salud de la Nación. En agosto elaboró una serie de recomendaciones para la asignación de recursos limitados en cuidados críticos por situación de pandemia”, con consejos sobre qué criterios seguir para definir a quién ingresar a cuidados intensivos en el hipotético caso de que se sature el sistema. El protocolo de La Pampa será similar.

El protocolo sugiere que, ante la necesidad de tener que elegir a qué pacientes ingresar a la UTI, los profesionales deberán seguir el criterio de “maximización de los beneficios”. Esto significa que los profesionales de la salud deberán “asignar los recursos escasos a quienes tengan mayor posibilidad clínica de beneficiarse por recibirlos”.

En caso de que haya varias personas con iguales probabilidades de beneficiarse de los cuidados intensivos, el Comité sugiere que “la elección aleatoria (al azar) sería el proceso más justo”. En ese sentido, recomiendan definir por el orden de llegada: “El criterio ‘primer llegado, primer ingresado’ debería ser el aplicado”.

El documento también sostiene que las prioridades no deben definirse por criterios relacionados con la edad de los pacientes, así como tampoco por “ningún otro criterio no médico”. Y dispone que quienes no sean admitidos en una unidad de cuidados intensivos por falta de recursos “recibirán la atención médica disponible en el nivel subsiguiente de complejidad”, puesto que “todos los usuarios del sistema deben tener acceso a cuidados paliativos”.

Respecto a la toma de decisiones, el protocolo establece que “las únicas personas que podrán tomar la decisión del acceso a los cuidados críticos serán las que integran el equipo de salud”, pero sugiere consultar “a uno o dos profesionales médicos que no estén a cargo de la atención del paciente”.

Luisa Pfeiffer, doctora en Filosofía e integrante del Comité de Ética, dijo a Chequeado que los protocolos “se han propuesto para aliviar al médico, con equipos de triage y comités de ética para respaldar su decisión. Los profesionales pueden necesitar alguna ayuda para estar seguros de lo que hacen”. Además, opinó que “se busca darle un respaldo al médico, sobre todo porque se lo enfrenta a una opción que es terrible: a quién darle un tratamiento y a quién no”.

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