Los inversores respaldan al equilibrio fiscal, pero el apoyo total al Presidente muestra señales de desgaste. Con el veto no alcanza.
Por Lorena Hak
Tras el discurso de Javier Milei por el aniversario 171 en la Bolsa de Comercio, inversores valoraron el orden macro y la baja de la inflación, aunque hubo advertencias por el aislamiento y el uso del veto como única herramienta. En el mercado creen que el modelo se sostiene, aunque crece la cautela sobre su viabilidad política hasta las elecciones.
Apoyo al ajuste
Varios asistentes destacaron la consistencia del programa económico y su foco en el equilibrio fiscal. La ausencia de emisión monetaria, la desaceleración de la inflación y la flotación del tipo de cambio fueron los pilares más valorados.
“El orden macro se mantiene. Lo bueno es que no hay emisión. Creo que hay pequeños movimientos, pero no modifican el rumbo que se está tomando”, señaló un inversor con base en la Bolsa de Comercio de Rosario.
El presidente Javier Milei camina junto a Adelmo Gabbi, histórico titular de la Bolsa de Comercio.
Desde el ala joven del mercado, también se resaltó la estabilización de variables: “La tendencia es a la baja en la inflación, el dólar flota. Los números indican que se está estabilizando la economía”, afirmó el presidente de la Bolsa de Comercio Joven, Guido Lanzillotta.
El uso del veto como barrera fiscal también fue respaldado por algunos referentes del mercado. “Por suerte existe el veto, para eso está. Porque el objetivo es el déficit cero. Si se va a gastar sin un financiamiento, no es posible. Es uno de los tres pilares de este gobierno y eso no se puede tocar”, remarcó el inversor Gonzalo Secchi.
Inquietud por la viabilidad política
Pero el respaldo técnico al modelo convive con una creciente inquietud sobre su sostenibilidad institucional. En varios grupos se repitió una misma duda: ¿cuánto más puede durar este esquema sin apoyo legislativo ni capacidad de diálogo político?
“El veto no nos parece bien. No es una buena actitud para un líder político. Tampoco da una buena imagen para los inversores extranjeros. Es como que las cosas van para un lado y él solo se va para otro”, comentó en voz baja uno de los socios históricos de la Bolsa, con más de 50 años en la institución.
Javier Milei saluda a Claudio Zuchovicki en el aniversario de la Bolsa.
En ese sector, el aplauso al mandatario fue interpretado con cierta distancia: “Nosotros aplaudimos porque fue un buen año. Empezaron a subir los activos que venían muy bajos. Pero si las cosas no anduvieran así, no sé si habría tantos aplausos”. Ajeno a esos ruidos internos, Aldelmo Gabbi, presidente histórico de la Bolsa de Comercio, respaldó a Milei en todo momento.
El tono del discurso presidencial, de casi una hora y media, también generó críticas. “Fue más bien aburrido y tedioso. Y eso que somos del palo”, ironizó uno de los socios con décadas de trayectoria. Varios coincidieron en que el mensaje se pareció más a una clase de economía que al discurso de un jefe de Estado, y que no logró transmitir liderazgo político en un momento tenso con el Congreso y los gobernadores.
Sorpresa por el tono moderado
Incluso entre quienes esperaban una defensa más enérgica del programa, llamó la atención la calma del Presidente. “Por lo general responde con una actitud más enérgica, más en un día como hoy. Incluso yo pensé que no iba a venir”, comentó con desconcierto un referente del Mercado Argentino de Valores, aludiendo al clima político adverso que rodeó el acto.
En su mensaje, Milei insistió en que el rumbo no cambiará pese a las presiones institucionales: “Habrá un poco de volatilidad mientras esto dure. Pero sigue todo igual”, dijo. En paralelo, advirtió que si los vetos presidenciales fueran revertidos, judicializaría la situación, lo que podría generar un repunte del gasto y afectar el ritmo de crecimiento.
El modelo, bajo observación
Esa idea fue reforzada por el ministro de Economía, Luis Caputo, quien días atrás sostuvo que “el dólar flota, por lo tanto puede haber volatilidad, pero no cimbronazo porque el modelo es sólido”.
En el mundo bursátil, esa lógica aún encuentra eco. La mayoría coincide en que, por ahora, los fundamentos macroeconómicos siguen en pie y permiten sostener las expectativas. Pero la política empieza a pesar más en las proyecciones de mediano plazo.
“Mientras los números sigan dando, el respaldo sigue. Pero las expectativas también juegan su partido”, resumió un operador financiero. La frase resume el clima general del evento: apoyo condicionado, confianza con cautela y una mirada atenta a lo que pueda pasar antes de octubre.
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