Las dos caras de una misma Argentina: caen las compras en supermercados y se disparan en esparcimiento

Las dos caras de una misma Argentina: caen las compras en supermercados y se disparan en esparcimiento

En abril se registró una fuerte recuperación en los rubros de esparcimiento y compras de artículos de electrónica e informática, por encima del 50% real interanual. La venta en supermercados, en cambio, se desplomó 30% para la misma comparación. 

Por

CRISTIAN CARRILLO

El Gobierno, junto a su coro desafinado de aduladores, abrieron, sin quererlo, otro frente de discusión al encarar una absurda cruzada por el precio de las empanadas que compra o no el actor Ricardo Darín. El cruce desnuda un problema que se torna estructural en la Argentina y que recrudeció con las políticas de la actual administración: una economía cada vez más fragmentadaEl tímido empuje –del que se jactan los libertarios—que recibe el consumo es de sectores de niveles de ingresos medios y altos. Por un lado, están los que aprovechan el dólar barato y la apertura comercial para viajar el exterior y aprovisionarse de productos importados.

En el último año puede verse entonces una fuerte recuperación en los rubros de esparcimiento y compras de artículos de electrónica e informática, por encima del 50 por ciento real. En los extremos más bajos de la pirámide de ingresos, se mantiene un consumo rezagado, casi de subsistencia con indicadores que dan cuenta de niveles que perforaron todo piso para ubicarse en el subsuelo. En el mismo cotejo se destacan así desplomes de hasta 30 por ciento (descontado la inflación) en el consumo de supermercados y en combustibles. En muchos casos, la caída no responde a tema precios sino a ingresos.

 

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE 

El discurso oficial intenta convencer que la mera baja de inflación iba a reactivar el consumo, sin necesidad de una política de ingresos que permita recuperar el deterior del poder adquisitivo de los hogares. El comportamiento desigual de los precios desbalanceó los presupuestos familiares. El mayor peso de los servicios en la canasta de consumo de las familias les resta recursos para mantener umbrales mínimos de consumo, tal como detalla en su nota el periodista Fernando Alonso, mientras otro sector de la población con capacidad de mantener excedentes financieros se beneficia del atraso cambiario y el aluvión de importados. 

Las 'clases' de consumo

En abril, en términos interanuales, el consumo registró la suba más relevante desde principios del segundo trimestre de 2021. La mejora se sustenta en una baja base de comparación –abril del 2024 arrojó el nivel más bajo de toda la serie histórica—. “En el período 'se evidenciaron significativas subas del consumo en materia de rubros. Especialmente en esparcimiento, electro e indumentaria. Estos datos exultantes, de todos modos, también resultaron afectados por la (bajísima) base de comparación. En el otro extremo, acompañando a compras digitales, se situó el gasto de las familias en supermercados y alimentos”, señala un informe del Banco Provincia.

La entidad bancaria lanzó la cuenta con un índice del gasto de consumo aprovechando su enorme base de datos de clientes con tarjetas de crédito y débito y la billetera Cuenta DNI. Los datos, debido a descuentos que ofrece la entidad, son incluso mejores a los relevados por entidades como la Cámara de la Mediana Empresa (CAME) o la consultora especializada Scentia.

MÁS INFO

JubilacionesMientras no discuten el bono a jubilados, la mínima ya es más baja que en 2001Por CRISTIAN CARRILLO

Sin embargo, hay dos clases de consumo y, por lo tanto, dos realidades económicas. Por un lado, se destacan los consumos que, pese a ser más caros, se mantiene en alza. El rubro que encabeza la tabla de mejoras interanuales es Esparcimiento, con un aumento del consumo del 58 por ciento, pese que (según INDEC) el costo interanual superó el promedio, con un 70,9 por ciento. Dentro de este segmento se registraron subas en Recreación y cultura (47,8 por ciento) y Restaurantes y hoteles (70,9 por ciento). Le siguió en abril el rubro de Electro e informática y de Indumentaria (ambos con 51 por ciento). Esta mejora responde al aprovechamiento del ingreso de importaciones de esos segmentos, que ampliaron la oferta, aunque no haya derivado en una baja sectorial de sus precios; salvo en Indumentaria, donde los precios subieron menos que la inflación promedio, con un alza interanual de 36,9 por ciento.

 

 

En el caso del consumo masivo, la caída en las cadenas comerciales parece no encontrar piso. Las compras en supermercados se contrajeron en términos interanuales (descontada la inflación) un 32 por ciento, pese a que la suba de precios en el Alimentos y bebidas no alcohólicas (41,4 por ciento) y Bebidas alcohólicas (43,7 por ciento) estuvieron por debajo del promedio interanual. Según las encuestas realizadas en el sector, los grandes supermercados, pese a las promociones, resultaron las más expuestas debido a la fragilidad del consumo. “En contraposición, se percibieron mejoras en el comercio de cercanía, impulsadas por una demanda de bienes centradas estrictamente en la satisfacción de necesidades prioritarias (no lujo) y del momento”, detalla el informe de la entidad financiera bonaerense.

También se registró un desplome importante en el consumo interanual de combustibles (-24 por ciento), que se explica enteramente por su precio, que aumentó 87,1 por ciento respecto de igual mes del año pasado.

 

 

“A diferencia de marzo, el consumo en valores constantes creció levemente (1,1 por ciento interanual). Esta modesta recuperación interanual estuvo en línea con el frágil desempeño de las ventas, en un contexto en el que, por el lado de la demanda, continuaron relevándose episodios de mermas del poder adquisitivo, reflejados, por ejemplo, en la pérdida de poder de compra sufrida por el salario mínimo vital y móvil”, señala el documento.

Un informe publicado por el centro CIFRA-CTA, el poder de compra del salario mínimo de abril se ubicó por debajo de los valores de algunos años de la década del noventa. Con respecto a períodos más recientes, su nivel está aún más atrasado. Comparando con los meses de noviembre de 2015 y 2019, actualmente se encuentra 57 y 43 por ciento por debajo, respectivamente. Por otro lado, según el informe de CIFRA-CTA, para compensar esa baja se requeriría un salario mínimo del orden de 700.000 pesos (en abril regía un monto levemente superior a 300.000 pesos).

Comentá la nota