Cambiemos, una interna con final abierto

Cambiemos, una interna con final abierto

En 10 días se sabrá si la imagen de Arroyo se desdibuja o recobra fuerza. Foto 0223. 

 

Quedan 10 días para que los partidos definan sus candidatos y en todas las fuerzas las tensiones aumentan a medida que se acerca el plazo para el cierre de listas. Pero sin dudas el oficialismo en Mar del Plata es el de mayor ebullición.

La mayoría de los actores que componen Cambiemos en la ciudad apuestan a una lista de unidad. O al menos eso pregonan en público, aunque haya algunas actitudes que parecen ir en sentido contrario.

Vilma Baragiola es la única que podría encabezar una lista de unidad. No es por ser una candidata que le caiga simpática a todos, sino simplemente porque existe un consenso en torno a su figura: es la que tiene los votos.

Sus defensores muestran encuestas (viejas, nadie tiene números actualizados) en las que Vilma mide más de 30 puntos. Sus detractores la ubican en los “veintipico”. Es una época en la que se hace difícil creerle a las encuestas, pero lo cierto es que la secretaria de Desarrollo Social es la que mejor mide en Cambiemos, con amplia ventaja sobre sus perseguidores. Ergo, es la única candidata que puede encabezar una lista sin que se genere (tanto) ruido en el resto de los aspirantes.

Si se confirmara una hipótesis poco probable que circula desde hace un tiempo y Baragiola fuera a encabezar la lista de senadores por la Quinta Sección Electoral, en el orden local la cosa se pondría intensa. Más de un se creería con los pergaminos necesarios para encabezar y sin una conducción sólida en Mar del Plata podrían proliferar las listas y los problemas.

Esto no implica que Baragiola ordene a todos detrás de su figura. De hecho, un sector importante del radicalismo no quiere saber nada con conformar una lista de unidad. Especialmente, porque entienden que la gestión de Carlos Arroyo es muy pobre e ir en una lista juntos sería una especie de aval.

Sin embargo, la versión de un acercamiento entre Baragiola y Maximiliano Abad sigue latente. El diputado provincial, de línea directa con los colaboradores más estrechos de la gobernadora María Eugenia Vidal, es una pieza clave en el armado “opositor” dentro de Cambiemos. Sin su apoyo la lista pura del radicalismo perdería un actor clave. De todos modos, ese sector avanza con la posibilidad de armar la tradicional lista 3, que estaría encabezada por Oscar Pagni, impulsado por el exintendente Daniel Katz, e incluiría a Sebastián Puglisi, mientras otros buscan tentar a Gustavo “Tato” Serebrinsky para que asuma un rol más protagónico.

En las últimas horas, el propio intendente Arroyo también hace peligrar la unidad. “Dice que quiere la unidad y está dispuesto a que Vilma encabece. Pero después se sienta y pide cualquier cosa”, cuentan desde Cambiemos.

“Lo lógico es que después de Vilma sea un puesto para cada sector: el arroyismo, el de Aicega, el de Fiorini y el radicalismo díscolo si se sumara, pero Arroyo pide el dos, el tres y el cuatro”, explican. Con esos planteos no hay unidad posible.

El intendente quiere un lugar de privilegio para su yerno Mauricio Loria, subsecretario de Relaciones Institucionales. Es uno de los pocos (poquísimos) de la mesa chica. “Él y Guillermo (Arroyo) son los que tienen incidencia sobre él. Al resto los escucha, pero a ellos les hace caso”, resumen.

Loria, no obstante, no tiene demasiado consenso en buena parte del gabinete. Es ahí que surge otro nombre: el secretario del Concejo Deliberante Juan Tonto. Con una labor silenciosa en el cuerpo legislativo, se convirtió en uno de los principales articuladores entre el oficialismo y distintos sectores de la oposición. Arroyo lo menciona cada vez que desliza nombres para la lista y aunque no es de su círculo más íntimo escaló varias posiciones.

Las pretensiones exageradas del jefe comunal no caen del todo mal en Provincia. Es lo que podría darle a Arroyo una salida de la que consideran será la lista ganadora. “El escenario ideal para la Provincia es una lista encabezada por Vilma, con los sectores de Aicega y Fiorini y Arroyo en una lista aparte”, sostienen.

A todas luces, parece la peor opción para el intendente, pero algunos en el entorno del jefe comunal creen que sería una manera de marcar un límite a las exigencias externas. “Hay muchos que nos critican, pero se financian con los cargos que tiene toda su gente en el Ejecutivo. Y sin esos cargos se les puede complicar”, advierten en el arroyismo.

Como si fuera poco, en los últimos días el delegado del Puerto Luis Ignoto salió a pegar afiches (y tuvo algunos problemas) para ganarse un lugar en alguna lista. Todos creen que tiene escasas chances, pero no olvidan que Gerónimo “Momo” Venegas, su jefe político, tiene llegada directa a Mauricio Macri y un llamado podría cambiar el tablero.

Faltan diez días para el cierre de listas y en Cambiemos nadie puede asegurar si habrá una, dos o tres listas. La unidad es una proclama muy romántica para repetirla, pero difícil ponerla en práctica sin dejar heridos.

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