Arjol se agrandó y no fue a la reunión convocada por el gobernador

Arjol se agrandó y no fue a la reunión convocada por el gobernador

Ganar las elecciones es solo el comienzo de un largo camino para cualquier político electo para una función publica. Y no hay nada peor que comerse el “personaje”. El ahora diputado nacional Martín Arjol, no fue a la reunión a la cual estaba invitado para hablar de los intereses de Misiones en el Congreso nacional.

La pobreza, la crisis económica, el desmanejo de la pandemia y la inflación sin freno fueron causantes de un crecimiento electoral de la oposición en todo el país, reflejado en el triunfo de Juntos por el Cambio. La gente aplazó la gestión de Alberto Fernández en casi todas las provincias. Por algo el gobernador Herrera Ahuad venía realizando numerosos reclamos a la Nación, que tuvieron escasa respuesta. La gente lo interpretó y castigó al Frente de Todos en Misiones hundiéndolo en el tercer puesto después de haber ganado las elecciones de 2019 hace solo dos años.

Sería más que obvio entender que si la gestión hubiera sido mejor, sin escándalos como las fiestas en Olivos o los vacunatorios vip, corrigiendo la pobreza y conteniendo la inflación, Juntos por el Cambio no hubiera obtenido el beneficio del voto bronca.

Grave error político sería pensar que los misioneros quieren un cambio en la gestión provincial y por eso votaron por el frente opositor. Nadie puede ser tan miope políticamente. En junio, cuando se votó la gestión provincial, el Frente Renovador obtuvo un cómodo triunfo. Lo mismo en Wanda, donde el pueblo tuvo que elegir su intendente y apoyó la continuidad de un dirigente renovador. A la hora de elegir los poderes ejecutivos o los dirigentes locales, la decisión del pueblo siempre es que la renovación siga gobernando.

El que pretende traspolar una elección de diputado nacional para salir a decir que deben realizarse cambios en la gestión provincial está totalmente desorientado. Los misioneros eligieron en junio al Frente Renovador para que tenga mayoría en las legislaturas y el pasado domingo eligieron que el Frente de Todos tenga mayoría en el Congreso de la Nación, son cosas muy diferentes.

Incluso, cuando se consulta sobre la gestión de los principales funcionarios ejecutivos del misionerismo, como Oscar Herrera, Carlos Arce, Lalo Stelatto, los niveles de aprobación son altísimos en la evaluación de gestión. Queda claro que el 14 de noviembre los ciudadanos no votaron la gestión, sino que decidieron castigar al gobierno nacional. El soberano siempre decide bien, no se equivoca.  En la renovación lo saben muy bien y por eso aceptaron el resultado con total normalidad.

Ahora resta esperar, como dijo Carlos Rovira, que el resultado se traduzca en soluciones y beneficios para la gente. Que no sea solo una oleada de voto bronca que le cayó como un regalo del cielo a algunos dirigentes que todavía, en muchos años en la función pública, siguen siendo desconocidos para la mayoría de los misioneros.

Arjol y Klipauka obtuvieron un premio muy grande de parte de la gente. Pero ahora será el momento de que devuelvan ese premio con hechos. La gente estará atenta a que empiecen a traer soluciones para la Provincia y no se vayan solamente a levantar la mano a pedido de Macri o Larreta o el bloque opositor del Congreso. Que cumplan con su palabra de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

No se trata solo de ocupar cargos. Ahora empieza la hora de respuestas. El misionero va a exigirles. La primera intervención política de la semana ya dejó mucho que desear, por no haber concurrido al dialogo convocado por le gobernador para trazar una agenda de trabajo conjunta. La Renovación mostró humildad y se mostró dispuesta a trabajar en conjunto con Arjol, eso quedó plasmado en la convocatoria hecha el lunes por el gobernador. Pero Arjol no concurrió, tal vez porque no quiere trabajar con la renovación o siente que una foto con Herrera no le sirve en este momento que está “de ganador”.

Pero no se debe confiar. Los tiempos políticos son vertiginosos. Ya le pasó en 2017 cuando ganó las elecciones de concejal en Posadas y muchos en su entorno decían que sería el próximo intendente. Dos años después, en 2019, fue arrasado por los votos de Lalo Stelatto. Ese recuerdo sirve para volver sobre una máxima ya mencionada antes: cuando se trata de cargos municipales o provinciales, el misionero confía en la renovación para que siga gobernando. En cambio, cuando son cargos nacionales, se apoyó al espacio más opositor al Frente de Todos.

Comentá la nota