La Asociación Mendocina de Expendedores de Naftas (AMENA), realizó un análisis estadístico en donde muestran con datos oficiales la marcha de la rentabilidad de las Estaciones de Servicio que operan bajo el modelo de consignación de combustibles.

El estudio afirma que durante el año 2016, comenzó a deterioro de la rentabilidad a causa del proceso de inflación y ajuste de salarios por encima del nivel de precios de las naftas y el gasoil y la evolución de las ventas.

Agrega que en 2017, se registró una fuerte depreciación del margen de utilidad, impactado por la suba de tarifas eléctricas y una evolución de las ventas del sector muy por debajo del incremento de los sueldos y costos.

Esta situación, precisa el documento, originó una necesaria restructuración de personal y gastos de cada una de las expendedoras para poder adecuarse a su evolución. “Aquellas que no pudieron implementar estas modificaciones y mejorar la eficiencia de sus procesos, terminaron cerrando sus puertas”, destaca el informe.

El relevamiento agrega que en el primer semestre del 2018, la actividad comenzó con pérdidas fuertes, por efecto de los aumentos operativos que no se pudieron trasladar al surtidor. Sin embargo, en el segundo semestre hubo una reversión por el reacomodamiento del valor del litro de los combustibles y menor caída de las cantidades comercializadas, haciendo que las variaciones de la facturación del sector tenga un desempeño superior al resto de los rubros.

En dicho análisis, si bien se observa que a finales del año 2018 se dio una pequeña recomposición de la rentabilidad, advierte que el mantenimiento de esta situación dependerá de cómo se desarrollen las paritarias del año 2019. “Es uno de los rubros con mayor preponderancia dentro de la estructura de costos de los operadores”, precisa la evaluación.

Vale destacar que entre los valores analizados por los asesores de AMENA, se tuvieron en cuenta entre otros, los ingresos por venta, los gastos operativos y los impuestos.