El hermético régimen comunista indicó haber realizado una exitosa prueba con una bomba de hidrógeno miniaturizada, que tiene un enorme potencial destructivo; fuerte condena de la comunidad internacional
SEÚL.- El imprevisible dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, volvió a activar las alarmas de Occidente al anunciar con orgullo marcial un importante salto dentro de su programa armamentístico con la prueba exitosa de una bomba de hidrógeno miniaturizada, de un potencial destructivo infinitamente superior al de la bomba nuclear convencional.
La prueba atómica, la cuarta que el régimen comunista lleva a cabo en diez años, tuvo lugar a las 10 (hora local) en las instalaciones de Punggye-ri, en una región aislada y montañosa del nordeste del país, a sólo 100 kilómetros de la frontera con China y a 200 de Rusia. "Permitan que el mundo observe al Estado fuerte, autosuficiente y con armas nucleares", destacó Kim en una nota manuscrita que difundió la televisión estatal. También afirmó que, con esta prueba, Corea del Norte se sumaba "a los Estados nucleares avanzados".
El anuncio de Pyongyang fue recibido con un amplio escepticismo en todo el mundo, pero sea lo que sea que haya detonado Corea del Norte en su cuarto ensayo nuclear, el empobrecido y desafiante régimen se expone ahora a enfrentar otra dura ronda de sanciones de la comunidad internacional.
Si bien esta cuarta prueba nuclear se esperaba desde hacía tiempo entre los observadores militares, el anuncio de que se trató de un dispositivo de hidrógeno, mucho más poderoso que uno atómico, fue una sorpresa que redobló la alerta en los gobiernos del mundo. Incluso causó estupor entre sus aliados, China y Rusia, que sumaron voces a una condena unánime que dejó al cerrado régimen de Kim todavía más aislado del mundo, si eso era posible.
Las otras pruebas databan de 2006, 2009 y 2013, desoyendo las advertencias y a pesar de la montaña de sanciones que se apilaban sobre las espaldas del régimen. Reunido de emergencia, el Consejo de Seguridad de la ONU acordó ayer preparar "medidas significativas". El cuerpo, de 15 miembros, "condenó enérgicamente" el ensayo y lo calificó como una "clara amenaza para la paz y la seguridad" (ver página 3).
Estados Unidos repudió el anuncio con el secretario de Estado John Kerry a la cabeza, mientras que China, aliado de Corea del Norte y su vínculo más sólido con el resto del mundo, descartó que supiera de antemano la ejecución de la prueba. Pekín expresó su "resuelta oposición" a la prueba y dijo que presentará una protesta.
Al joven Kim, que mañana cumple 33 años, no parece temblarle el pulso. La explosión remeció la tierra en cientos de kilómetros a la redonda. Tanto Estados Unidos como los países vecinos de Corea del Norte pusieron en marcha sus dispositivos para verificar la autenticidad de la prueba. La nota de Kim que leyó una presentadora norcoreana en televisión y los datos geológicos disponibles se combinaron para confirmar que no se trataba de ningún movimiento natural de placas tectónicas. El servicio geológico norteamericano reportó un sismo de magnitud 5,1 con epicentro a 49 kilómetros de Punggye-ri, una zona donde Corea del Norte realizó las pruebas pasadas.
Pese al nivel de alerta y de condena que generó el anuncio de Kim, la comunidad científica y el gobierno norteamericano se mostraron escépticos ante la prueba, a la espera de confirmar que se haya tratado de una bomba de hidrógeno y no de una bomba atómica.
"Los análisis iniciales no son consistentes con la reivindicación de Corea del Norte", dijo en una conferencia de prensa el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest. Según los especialistas en energía nuclear, la potencia aparentemente liberada por la explosión fue demasiado débil para que la bomba fuera de hidrógeno.
Una bomba de hidrógeno usa la técnica de la fusión nuclear y produce una explosión mucho más potente que la deflagración por fisión generada por uranio o plutonio.
La detección de partículas radiactivas en el aire será lo que aporte más pistas sobre el tipo de dispositivo que fue detonado. Después de la última prueba nuclear pasaron 55 días antes de que fuera detectado el gas radiactivo xenón en una estación de monitoreo en Japón, a 1000 kilómetros de distancia, lo que indicó una explosión atómica. Para comprobar que estalló una bomba de hidrógeno deberá detectarse tritio, un isótopo radiactivo del hidrógeno.
Si se confirma la existencia de tritio o se afianzan otros indicios, el estallido podría marcar un avance en la tecnología al alcance de Kim y sus hombres. Además de la potencia añadida de un arma de hidrógeno, el anuncio de que se trató de un dispositivo miniaturizado, que permitiría adaptarlo a un misil con alcance intercontinental, representa una nueva amenaza para Estados Unidos y sus aliados Japón y Corea del Sur.
Las dos Coreas comparten una frontera caliente desde la guerra que las enfrentó en la década del 50, uno de los conflictos más emblemáticos de la Guerra Fría. Las armas se silenciaron, pero los enemigos jamás firmaron las paces. Desde entonces, las provocaciones militares de Pyongyang a sus primos de Seúl son moneda corriente, al igual que las amenazas a Japón.
La esperanza de Corea del Sur de poner fin a la espiral de provocaciones seguidas de acercamientos se frenaría con el nuevo ensayo. La presidenta Park Geun-hye dejó en claro ayer que el país vecino tendrá que pagar por la prueba atómica.
Agencias AFP, EFE, DPA y Reuters
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